Epílogo

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Como un último acto de amor. Su padre lo llevó del brazo hasta cruzar las puertas del valle. Dylan mantenía la cabeza agachada, avergonzado de sus acciones. Su cuerpo descansaba junto al de sus hermanos y ahora le tocaba a su alma reunirse con su sangre.

El dios sonrió de lado, algo que no había hecho en mucho tiempo.

—Lo siento por todo, hijo mío —susurró con pesar, sin mirar al más descarriado de su descendencia—. Si hubiera sido lo suficientemente astuto, quizás, podría haber evitado todo el dolor con el que tu alma carga.

—No fue su culpa, padre —respondió, soltando su brazo, alejándose del dios para así cruzar las puertas abiertas.

—Siempre serás mi favorito, Dylan.

—Es algo que hubiera apreciado escuchar aún más estando en vida, pero gracias, padre. Por tu misericordia.

Sin un último vistazo al hombre que le había creado, Dylan dio un paso a través de las puertas y por fin conoció lo que era la verdadera paz. 

Hijos del marWhere stories live. Discover now