El demonio radio encontró un libro misterioso en un callejón y al leer unas palabras grabadas en este fue teletransportado a un mundo donde todos eran ponis. Mientras él esté en este mundo aprenderá el significado de la amistad y compartirá a grande...
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Alastor despertó lentamente, aún adormecido, y se encontró en una cama desconocida. Pero, al mirar a su alrededor, se dio cuenta de que estaba en su habitación del Hazbin Hotel, el lugar que había llamado hogar durante tanto tiempo.
Se levantó, confundido, y miró su reflejo en el espejo. Y entonces lo vio: su cuerpo había vuelto a su forma demoníaca.
Alastor: ¿Qué? ¿Cómo es posible?.
Se acercó a la ventana y miró afuera, viendo la ciudad oscura y que se extendía más allá del hotel.
Se sintió confundido y desorientado, sin saber qué había pasado o por qué había vuelto a ser un demonio.
Pero, al mirar a su alrededor, vio que todo estaba igual que antes.
Su habitación estaba llena de objetos y recuerdos de su pasado, y la puerta estaba cerrada, como si nada hubiera cambiado.
Alastor respiró tranquilamente y comenzó a caminar hacia la puerta de su habitación. Al bajar las escaleras, el bullicio del lobby del Hazbin Hotel se hizo más intenso.
Vio a Ángel Dust sentado en un sofá, con la pequeña Niffty en su regazo, completamente absorto en su teléfono.
Siguió bajando las escaleras y su mirada se dirigió hacia Vaggie y Charlie, que estaban abrazadas y hablando en voz baja.
Finalmente, llegó al bar de Husk, donde el propio Husk estaba sirviendo bebidas con su característico estilo.
Cherry Boom estaba sentada en un taburete, hablando con Lucifer, quien le enseñaba un pato de juguete con un sombrero idéntico al suyo.
Alastor se sentó al lado de Lucifer, quien lo miró con una ceja levantada, sorprendido por su presencia.
Lucifer: ¿Desde cuándo eres tan fuerte?.
Preguntó Lucifer, con una simpleza que escondía su verdadera curiosidad. Alastor tomó un whisky del bar y se encogió de hombros, sin darle mucha importancia a la pregunta.
Alastor: No lo sé.
Respondió, con una voz baja y tranquila, sin mirar a Lucifer directamente.
Alastor se sumergió en sus pensamientos mientras tomaba su whisky, preguntándose si todo lo que había vivido en Equestria había sido solo un sueño.
La duda lo corroía por dentro, y su mente se llenó de recuerdos de sus amigos y aventuras en ese mundo mágico. De repente, se teletransportó a su habitación, impulsado por la necesidad de encontrar respuestas.
Empezó a buscar febrilmente el libro que lo había llevado a Equestria en primer lugar, pero su búsqueda fue interrumpida por una voz suave y preocupada que provenía de la puerta.
Charlie: Alastor, ¿estás bien?.
Preguntó la princesa del infierno, su voz dulce y melodiosa rompiendo el silencio de la habitación.
