21 parte 1

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-Hola Cinthia.
-Qué manera de cagarnos el día la maestra, ¿No?
Asentí con una mueca, sin mirar a nadie.
-Por cierto, estos son Mindie y Tod.
De lo tan enfadada que estaba no me di cuenta de que habían dos chicos más en nuestra pequeña hilera. Miré a la chica de cabellos rojizos que traía una sonrisa agradable, sobre todo porque sobre sus mejillas se formaban dos adorables hoyuelos. Y sus pestañas eran larguísimas. El chico era de una estatura moderada y traía rizos negros que caían por todo su rostro redondo. Le sonreí a ambos con un dije de discordia.
-Hola. Mi nombre es Chloe...
-Lo sabemos. ¿Novia del rey del hielo, no es así? -yo abrí mucho mis ojos.
-¿¡Qué?! -dije riéndome-. Ya fuera así.
-¿No lo es? -preguntaron ambos al unisono.
-¡No! ¿Quién comentó eso?
-Todos comentan eso amiga.
Sonreí por el hecho de que me haya llamado «Amiga» Sin siquiera conocerlos.
-No hagás caso. Son sólo gillipolleces.
Gillipolleces que quería que fuesen verdad. Suspiré con tristeza al darme cuenta de que eso no sería posible, nunca. Ni en mis sueños.
Toda la mañana nos la pasamos entrenando y haciendo algunas actividades, como nadar en canoa. El que ganaba, era apremiado con un sobresaliente en clase de Excursión, supongo que ganaban la mitad de una beca.
Algunos simplemente no lo tomaron enserio, como otros sí. Y me di cuenta de que uno de ellos había sido Suga y Benjamín, ambos iban a una igualdad hasta tomar la bandera. Me di cuenta de que Suga era muy competitivo, porque al ver que iba a ganar Benjamín, le golpeó las costillas con la rema haciendo que se retorciera sobre su canoa de madera. Y los maestros le regañaron, y le regañaron, y le regañaron por su agresividad. Él solo se encogió de hombros e hizo oídos sordos, como si no le interesara en lo absoluto que le había dejado un moratón en las costillas. Me dije, «¿Cómo podría estar enamorada de alguien tan salvaje como él?» Pero entonces me respondía que me gustaba cada día más, con sus agresiones y sus maneras de golpear a la vida (y a personas) con prepotencia. Me encantaba todo de él, ya fuera lo peor del mundo. Y eso fue desastroso, porque entonces descubrí que quería besarlo, y al descubrir que quería besarlo, me di cuenta de que tenía una pequeña obsesión con él.
Por la tarde, cuando terminamos las actividades. Los maestros nos dieron permiso para meternos al lago a disfrutar, y todos entusiasmados le hicimos caso. Porque realmente queríamos quitar la resaca de un modo u otro, o despejarse de el insomnio.
Cuando yo iba a darme la media vuelta para adentrarme a la carpa. Alguien me lo impidió cubriéndome la boca con la mano y arrastrándome a algún lugar. Comencé a gritar pero la mano de quién lo hacía me estaba amordazando. Pataleé un poco asustada, y cuando me dieron media vuelta para empujarme sobre un árbol supe que era Suga. Con una sonrisa maquiavélica.
-¡Estás enfermo! ¿Cómo se te ocurre hacer eso? -le empujé sobre el pecho enfadadísima. No sólo por el hecho de que me haya pegado un susto, si no porque aún no olvidaba sobre lo de esta mañana. Cuando me dispuse a marcharme él me tomó de la cintura para levantarme como a un bebé-. ¿¡Qué haces imbécil?! ¡Suéltame! -exclamé zarandeándolo. Pero él simplemente sonrió-. ¡Bájame ahora mismo o verás las consecuencias! -Advertí ya enfadándome. No sentía ganas de reír con él. Y mucho menos quise hacerlo cuando me lanzó a un lago. Salí a la superficie, roja y exclamando maldiciones.
-¡¿Cómo pudiste hacerlo imbécil del infierno?! ¡¡Cómo no puedes utilizar el cerebro!! Me tienes aburrida, aburridísima de toda tu mierda. ¡No puedes venir y empujarme como si fuese un puerco necesitando un baño tarado! ¡Hijo de la gran...
Me silencié cuando fui consciente de lo que iba a decir cuando vi su rostro rojo de rabia.
-Madre santa. -terminé mirando hacia otro lado avergonzada. Pero eso no quitó el hecho de que estaba enfadada-. Te odio tanto.
Suga me asesinó con la mirada.
-¡Al menos ayúdame a ponerme de píe! -cuando él me tendió la mano, lo atraje hacia mí para que se cayera al lago junto a mí y le sostuve la cabeza debajo del agua para que no pudiese salir. Y lo seguí haciendo hasta los treinta segundos cuando sentí que estaba liberada de rabia.
-¿¡Qué coño te sucede loca?! -salió rojo de la rabia, y costándole respirar.
-¿Te gusta a ti nomas o no? -me crucé de brazos alejándome. Él me tomó del cabello para que volviera a su lado-. ¡Aich...! -me quejé sobándome la nuca fulminándolo con la mirada.
-¡No me des la espalda!
-Te la doy. Pues te odio.
-Es irónico, ya que justo ayer me confesaste que me querías. -susurró con una sonrisa burlesca. Le miré sorprendida, y sonrojada. Se carcajeó inocente-. No me mires de ese modo, admite que me quieres Chloe Gilbert.
Me tomó de la cintura atrayéndome hacia él. Yo estuve sorprendida cuando le miré a los ojos, no podía creer que estuviera haciéndome esto.
-Admítelo. -sin darme cuenta estaba rozando nuestros labios con una sonrisa-. Anda, hazlo... sólo dilo. Sobria. -obligó mirándome directamente a los ojos. No sé que ocurrió que todo dentro de mí explotó en fuegos artificiales, mi corazón comenzó a volar por el exterior con liberación y sentí de pronto algo único.
Pero una rabia tremenda me llenó el cuerpo, él se estaba burlando de mí. Y yo no caería tan fácilmente. Lo empujé haciendo que se cayera adentro del mar y tomé provecho para salir del lago y mirar mis zapatos que estaban mojados. Como si le hubiese puesto mantequilla.
-Te quiero mis pelotas. Ya no más Suga, no más. Estoy aburrida de que me veas siempre como si fuese alguien dócil de pisotear a su manera, ¿¡Cuál es tu jodido problema conmigo!? Sabes que me gustas y siempre sacas provecho de ello, ¿Por qué? ¿Porque manifiestas tu rabia contra mí?
Si no estuvieses, y me contaran acerca de una chica tan arrastrada que todos se reían de ella juro que me carcajearía con ellos. Pero ahora no me causa ninguna gracia, ¿Y sabes por qué? Porque esa chica se trata de mí.
No quise mirarlo a los ojos porque los míos estaban titubeando, querían parir lágrimas cayendo como cascadas. Pero no me avergonzaría más.
-Chloe... -susurró con una voz ronca, como si lo que le acabase de decir le hubiera echo daño.
-Sólo necesito que me digas que hay de mal en mí. Sólo dímelo. -le miré a los ojos. Que manteníamos una lejanía prudente, pero nuestros ojos se conectaron como dos imanes adheridos. Salió del lago chorreando y yo pensé que se acercaría hacia mí. Pero fue todo lo contrario, porque se alejó de mí. Y no evite sentirme tan dolida.
- Suga.. -susurré dándome media vuelta para encararlo. Se volteó de una manera prepotente. Ardía en furia.
-¡Es que no hay nada de mal en ti! ¡Y es por eso que no quiero que estés a mi lado! Porque eres muy buena Chloe. Muy buena como para alguien como yo. No sabes a lo que te arriesgas a quererme. Y te recomiendo que no lo hagas. Porque entonces saldrás lastimada.
Eso fue lo único que me dijo antes de marcharse a pasos furiosos. Y yo me quedé allí, estática y sollozando en silencio.

Dark Sides | Min Yoongi [EDITANDO]Where stories live. Discover now