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-¿A dónde nos dirigimos? -pregunté con el ceño fruncido cuando vi que atravesábamos más allá de la ciudad. Suga me miró por el rabillo de su ojo sin perder la vista de la carretera vacía que se nos enfrentaba. Se encogió de un hombro y me guiñó un ojo, mi pecho bombeó con demasiada fuerza.
-Sorpresa.
-Amo las sorpresas.
-Entonces amarás esta.
Me revolvía en mi asiento como un mísero gusano. Las ansias me estaban comiendo por dentro, tenía que admitir. Me crucé de brazos mirando hacia al frente, no me quedaba otra que esperar.
Me sorprendí cuando sentí la mano suave de Suga sobre mi rodilla, le miré con una ceja arqueada. Y mantenía una sonrisa de lado y con dos destellos de perversión en sus ojos. Subió su mano hacia el muslo rozando las yemas de sus dedos levantando el vestido de paso. Mi piel inevitablemente se puso de gallina y gemí por lo bajo. Su dedo índice corrió el borde de las bragas para meter dos dedos dentro de mi feminidad.
- Suga... -susurré-. Concéntrate en el camino.
-Lo estoy haciendo. -replicó masajeándome el eje. Me arqueé sobre el asiento hundiendo su mano más dentro de mí, pero luego lo detuve.
-No. -susurré apartando su mano. Estaba muy acalorada, me eché aire con mis propias manos y escuché su risa-. ¿Consideras esto como algo divertido Min Yoon Gi?
-Por supuesto. -rió-. Me encanta ver tu cara de extasiada.
Se llevó un dedo a la boca para lamerlo.
-¡ Yoongi! -chillé asqueada.
-¿Qué? Es tu mismo sabor Chloe, es como un manjar.
-No seas tarado. -los colores se estaban adueñando de mi rostro. Aparté mi vista, y él se rió guturalmente, con una voz ronca y profunda. Haciendo que me estremeciera. Vi por el rabillo de ojo que disfrutaba mi bochorno.
Puse mi mano encima de su ereccion, y enseguida dejó de reírse. Me advirtió una mirada de «No lo hagas». Sonreí de lado, una sonrisa seductora. Me acerqué a él lamiéndole el lóbulo de la oreja, escuché su gemido sutil. Me reí esparciéndole besos por el cuello, la oreja, y la mejilla.
-Si sigues así Chloe terminaremos muertos. -me sorprendí de la afliges en su voz. Estaba logrando mi propósito.
-¿No te gustó seducirme a mí? -ataqué bajándole la cremallera de los vaqueros. Sentí como su erección aumentaba más de la cuenta, y en un toque, estuvo fuera de sus pantalones. Lo liberé de sus pantalones para acariciarlo de arriba hacia abajo.
-Chloe... detente, por favor.
Me monté encima de sus piernas tomando su erección sobre mis manos y pasarla sobre la tela de mis bragas. Estiró una mano para activar la conducción voluntaria y comenzó a quitarme la chaqueta, y bajó los tirantes del vestido para dejarlo a la altura de mi cintura. Me quitó el sujetador y me mordió un pezón, gemí pasándole mis manos por el cabello y me restregué sobre él.
-Juro que llegaré al orgasmo ahora. -gimió, yo le besé en los labios con salvajismo-. Espera... -dijo-. Detendré el coche. -su píe se movió hacia arriba y el auto paró. Lo estacionó sobre una curva de la carretera y volvió a lamer mis pezones, mientras que yo no paraba de masajear su masculinidad. Cuando estuvo por arrancarme las bragas, se escuchó la sirena policial seguidamente por un claxon. Enseguida me bajé de sus piernas para ponerme el vestido-. Demonios. -susurró. Mi corazón latió desbocado, y no supe cómo reaccionar. Pasé a los asientos traseros para acostarme y hacerme la dormida. Escondí mi rostro en los asientos, y escuché como el policía se hincaba para asomar su cabeza sobre el vidrio de la ventana.
-¿Qué quiere? -el tono serial de Suga se escuchó.
-Joven Min. -la voz era estricta. Pero sin embargo, no era de mi padre-. ¿Y esa muchacha, quién es? ¿Y qué hace acostada allí?
-Cosas personales. Tranquilo, no la acabo de secuestrar ni algo por el estilo. ¿Cuál es el motivo para bajarse de tu carruaje? -la voz era burlona.
-No me tutees. Soy mayor que tú, hombre. ¿Qué esa no es la hija del sheriff?
Abrí mis ojos enseguida. Y alcé mi cabeza para mirarle como si acabara de despertarme.
-¿Sucede algo? -pregunté tallándome un ojo. No me quise sentar porque se me marcarían los pezones, estaba muy segura de ello-. Buenos días, señor...
-Colvaith.
-Sí, a nadie le importa. -dijo Suga -. Si no le importa, tenemos camino que tomar. Adiós. -subió la ventana casi atrapándole las narices con el vidrio, y encendió marcha. Vi por el espejo retrovisor que se mantenía en jarras con una mano alzada para mirarnos alejar. Suspiré pasándome hacia al frente.
-Le dirá a papá, estoy segura... Demonios, estoy en muchos problemas.
-Tranquila, nadie puede hacerte nada. Estás conmigo. No permitiré que te alcen la voz.
- Suga... no puedes impedirle eso a mi padre. Eso es, mi padre. -dije obvia.
-Sólo confía en mí... Y ponte tu corpiño. -le apuntó, no evité sonrojarme. Y nos carcajeamos muy fuerte.
-Infiernos, ¿Te imaginas nos hubiera descubierto en plena acción? Le hubiera contado a papá que su inocente y querida hija estaba follando en medio de la carretera.
Se rió muy fuerte, al igual que yo. Me hinqué para buscar mi corpiño y me lo puse-. No más sexo público.
-Vale. No prometo nada, las hormonas son traicioneras.
Coloqué la radio, y sonó «RED»
-¡Jesús! ¡Amo esa canción! -grité tatareándola. Abrí mi ventana para sacar la cabeza, me hizo acordar tanto a Jimin. Con la diferencia que no estuvimos a punto de tener sexo.
-Me gusta que seas diferente. -susurró luego de unos segundos. Le miré consternada, y a la vez sorprendida. Sonreí gateando hacia él y darle un beso en los labios.
-Y a mí me gusta que tú lo seas.
-Chloe...
-¿Dime? -le miré.
-Patrón.
-¿Qué?
-Pertrón.
-¿¡Qué?! -dije riéndome por el hecho de que no le entendía absolutamente nada de lo que hablaba.
-¡Perdón! -gritó mirando hacia al frente. Yo me quede muy sorprendida, ¿Él pidiendo perdón? Sí, realmente Min YoonGi era una caja de sorpresas.
-¿Perdón... por qué? -susurré desorbitada.
-Por cómo te traté en el hospital, y también por cómo te traté la semana pasada. Pero debes comprender que me pongo muy furioso cuando se entrometen en mis cosas, ¿Vale?
-Vale. Sé que no tengo que meterme más en tus cosas. No lo haré más. Lo prometo. -juré extendiéndole el dedo meñique-. Pinkpromise.
-Olvídate de que haré esa mierda cursi. -dijo negándose completamente. Le miré indignada.
- Suga... vamos, hazlo. -negó con la cabeza-. ¡Qué lo haga! ¡Qué lo haga! -grité meciendo mi dedo encorvado de arriba hacia abajo. Me miró con el ceño fruncido, y giró los ojos. Pero terminó por enredar su dedo con el mío-. ¡Pinkpromise! -chillé aplaudiendo. Y me carcajeé ante la mirada de idiota de Suga.
-No puedo creer que me bese contigo.
-Y también te acuestas conmigo. -dije arqueando las cejas divertidas. Volvió a girar los ojos y comencé a tatarear la canción hasta que llegamos hacia un bosque fuera de la ciudad. Sabía que era algo parecido así, debido a la lejanía del asunto.
Cuando nos bajamos, me cubrió los ojos con sus manos y me hizo caminar a ojos cerrados. Estiré mi mano para tratar de augurar a dónde me llevaba. Toqué un pedestal con púas. Gruñí y escuché su risa ronca detrás de mi oído.
-Está bien. -me descubrió los ojos y yo miré una pared llena de plantas.
-¿Una pared de pasto? Vaya... -exclamé un poco confundida.
-No seas tonta. Te haré un puntapié y tú saltarás hacia el otro lado. No es mucha altura, lo prometo.
-¿Qué... pero...
-Sin impugnarme. Sólo hazlo.
-Está bien. -apoyé mi píe sobre sus manos-. Pero tápate los ojos porque me verás el trasero.
-No seas tonta. Hazlo.
-Vale, vale. -puse mis manos sobre el comienzo del pedestal.
-Demonios, te dejaré caer ahora mismo, no puedo creer que seas tan deliciosa.
-¡ Suga! ¡Deja de mirarme el trasero! -exclamé desde arriba, y me dejé caer hacia abajo.
Enseguida él estuvo a mi lado poniéndose de píe. Me quedé muy sorprendida de lo que nos rodeaba, una laguna de cascadas caían en un ruido tosco. Se escuchaban las olas del agua apearse sobre el lago. Era un pulcro pasto y pocos árboles. Era como de esos bosques privados.
-No es Edén, pero es muy especial. Quiero enseñarte una cosa. Ven. -me tomó del codo para llevarme cerca del lago. Se inclinó y tomó un poco de agua entre sus manos, y me la lanzó en el rostro. Yo cerré mis ojos enseguida, y los volví a abrir.
-¿Qué demonios fue eso?
-No lo sé. No tenía que mostrarte, y pues, improvisé. -se carcajeó.
-Oh Suga... eres un desgraciado. -lo lancé hacia al suelo haciendo que se cayera. Seguía riéndose, y cuando estuve por voltearme me tomó del tobillo haciendo que me cayera encima de él. Quedamos a unos centímetros-. Me hiciste ilusiones.
-Ya, ya. No te enfades. Es que en realidad no tenía qué mostrarte. Sólo el bosque, lo descubrí cuando recién llegamos a Fort Worth, y me encantó el lugar. -Me tomó el cabello para ponerlo detrás de mis hombros. Se sentó, y me hizo sentarme sobre su regazo. Miramos hacia el horizonte. Nos quedamos en silencio. Me di media vuelta para dejar mis píes a cada lado de sus caderas.
-¿Me quieres?
-Sin presiones. ¿Vale?
Su respuesta me decepcionó, y mucho. Pero sólo asentí con la cabeza.
-Vale.
Nos recostamos en el pasto, yo me puse en su pecho. Miré las nubes, y él me miraba a mí.
-¿Tengo un moco? -repliqué tocándome las narices. Se carcajeó.
-No seas ridícula. Chloe...................... no me decepciones.
-¿A qué te estás refiriendo con eso?
-A que no quiero que te alejes de mí por cosas pequeñas.
-Nunca lo haría. Yo te tendría que decir entonces que no me lastimes. ¿Lo prometerás?
-Lo prometeré.
-Bien... -le besé en los labios tirando de su labio inferior.
La mayor parte del día nos la pasamos besando. Estaba tan increíblemente feliz que no cabía en mi pecho, descubrí que, él era mi felicidad. Quizás sonaba un poco dramático y cursi, pero cuando no estaba a su lado los días se me hacían tan grises, como si en mi alma lloviera y semillas crecieran alrededor de mi pecho con sabor a tristezas, adheriéndose de una manera maligna a mi corazón y las arterias. Pero cuando estaba con él, una sierra cortaba las ramas de las tristezas sembrando nuevas, de felicidad, y amor. Nos marchamos a las seis de la tarde, y a las ocho estuve en casa. Estacioné el auto en el garaje y Suga se despidió de mí con una sonrisa, y luego se devolvió para besarme y me dijo.
-Todo se solucionará.
Asentí con la cabeza creyendo en sus palabras. Me metí dentro de la casa y mamá le daba de comer a Sammy en la boca haciendo ''El avioncito'' y cuando me vio, sonrió.
-¡Chloe! ¿Dónde estuviste metida por un demonio, niña? -se colocó de píe para dirigirse hacia mí y me vio con sus ojos regañadores. Sabía que no estaba enfadada del todo, Sammy corrió hacia mí abrazándome y dándome un beso en la mejilla.
-No la regañes mami. -me defendió y yo lo tomé en brazos.
-Exacto, no lo hagas. -dije con una sonrisa inmutable. Me miró pícara.
-Mhm... ¿Por qué tan feliz?
-No lo estoy. Claro que no. -negué con la cabeza aún sonriendo-. ¿Dónde está papá?
-En la comisaria.
El teléfono sonó haciendo eco en la casa. Mamá se dirigió rápidamente para contestarlo, con una sonrisa auténtica y con un moño loco.
-¿Sí? -su voz era melodiosa y carismática-. Si, soy yo, ¿Por qué? -le sonreí a Sammy jugando con sus manitas. Escuchamos el teléfono caerse en un escandaloso sonido y mamá estaba pálida, con el cuerpo temblando y con lágrimas sobre las mejillas-. No puede ser... ¡Joder no puede ser! -tomó rápidamente su bolso y su chaqueta.
-¿Qué ocurre mamá, qué ocurre? -pregunté yo yendo directamente hacia ella.
-Cuida a Sammy Chloe. Cuídalo. -dijo, y se marchó como alma que lleva el diablo por la puerta. Y ambos nos quedamos petrificados en el salón. ¿Qué mierda acababa de suceder?

Dark Sides | Min Yoongi [EDITANDO]Where stories live. Discover now