Toda la verdad

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Alicia quiso reírse, estallar en carcajadas. Pero algo muy adentro de su cerebro le impidió actuar de esa manera. No podía creer las palabras que esa nueva voz había pronunciado. La voz de Tom se había difuminado, no quedaba más de ella, la nueva voz era grave, con cadencia suave y seductora. Parecía venir de lo más profundo de la garganta del individuo. Sintió un dolor en el dorso de la mano derecha, y hasta entonces se dio cuenta de que se había estado enterrando las uñas los últimos 20 minutos. Estaba temblando, no había que hacer más esfuerzo que sentir sus labios. No quería ver, pasara lo que pasara no quería ver a quien se aproximaba lentamente a su espalda. No vería. Así muriera en el intento.

─No-no eres re-real... Tú no existes. Jamás has existido...─ la voz de Alicia fue un susurro que el viento fuera en la calle se encargó de evaporar. Lo quiso repetir como un mantra en su cabeza, para asegurarse de que se convirtiera en verdad, y que abriría los ojos, tumbada en la cama para darse cuenta de que todo aquello era una pesadilla. Pero abrió de nuevo los ojos y seguía ahí parada frente a la puerta del departamento. Sin más realidad que esa.

─ ¿No soy real? ¡No soy real!─ la voz sonaba burlona, estaba por convertirse en carcajadas, podía sentirlo. Pero no se movió no quería verlo. ─Dices que no soy real... Bueno...─ de pronto escuchó que las pisadas se escucharon más y más cerca, hasta que una presencia, estuvo a escasos centímetros de su espalda. Podía sentir el calor que aquel emitía, sentir el aliento calmado de sus respiraciones sobre su nuca. Pero se negó a voltear.

─ ¡NO EXISTES!

─Quiero que te gires y entonces verás qué tan real soy...─ Alicia ya no podía con la duda enterrada en su mente. Cerrando los ojos de nuevo, se giró sobre sus talones, sintió que la luz de la habitación era cubierta por una sombra, la sombra era inmensa, recaía sobre ella completamente. ─ ¡Abre los ojos de una vez!─ Alicia obedeció de sopetón y se encontró con un pecho, el traje de guerra o sabrá Dios de qué, tenía una rueda de oro que precisamente reflejaba su mirada asustada y fuera de sí, subió la cabeza para encontrarse con un hombre que fácil medía dos metros. La chica se fue de espaldas hasta chocar con la madera de la puerta. El pelo negro como la inmensidad del universo, las facciones definidas casi parecían talladas a cincel. Los ojos verdes esmeralda, las cejas negras pobladas unidas por la exasperación, labios rosados y carnosos. Una quijada cuadrada y firme, la piel blanca y fría. Loki Laufeyson.

─Lo-Loki... Por Dios...─ Alicia evitó soltarse a llorar, se llevó las manos acunadas sobre la boca y los ojos como platos.

─Tu Dios, querrás decir...─ replicó él con una expresión más relajada. Una sonrisa cínica en los labios.

─No puedes ser...─ susurró la chica. ─No puedes ser real...─ Loki negó lentamente con pesadez, tomó una de las temblorosas manos de la chica y la pasó lentamente por la piel de su mejilla, cuello y hombros. Alicia jadeó y quiso desaparecer.

─ ¿Me sientes? Soy más real de lo que te puedes imaginar.─ Alicia quitó su mano y él sonrió aun más pronunciadamente. La chica quiso correr a un lado pero él le cerró el paso poniendo su brazo extendido con la palma recargada en la pared. La chica se sentía acorralada, cerró los ojos de nuevo y soltó una patada al frente, por el gemido supo que había dado en el lugar correcto, se giró y abrió la puerta y salió pegando una carrera por el corredor fuera del departamento. ─ ¡Vuelve aquí, ahora mismo!─ Alicia ignoró completamente el grito del Dios y se dirigió al ascensor, con horror descubrió que tardaría años en llegar y corrió escaleras abajo. Un grito hizo que tanto sus pies como su corazón se detuvieran. ─ ¡Un paso más y tu amado Tom se muere antes de que termine de deletrear mi propio nombre! ─Alicia se detuvo jadeando, miró al enrojecido rostro del Dios y sus ojos se llenaron de lágrimas <<Tom>> pensó y se quedó quieta.

Este cuerpo es un errorWhere stories live. Discover now