Capítulo 4.

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Luhan.

Cuando recuperé el conocimiento, no veía nada. Probablemente, o estaba en una habitación totalmente cerrada y sin ventanas, estaba ciego, o había muerto a manos de aquel grupo de frías, inertes y calculadoras máquinas.

Pero sentía un gran peso sobre mí, y no creía que esa fuera la sensación que uno tiene al morir.

Puse las palmas de mis manos sobre la parte de aquella cosa que descansaba sobre mi pecho, y... se trataba de otro pecho. Tenía un hombre encima mío. Un hombre que además, acababa de respirar contra mi cuello, y me había hecho encogerme como un gusano.

-¿Se... Sehun? -De un momento a otro, mis latidos se habían disparado. De veras deseaba que aquella persona fuera él, y no cualquier degenerado del que debiera huir nada más se apartara de ahí, para encontrarme con que no tengo salida. Ya había tenido que tratar con mucha gente así, afectados por la guerra y reprimidos, y Sehun, sin duda, sería mil veces mejor que cualquiera de ellos.

El cuerpo se revolvió, y pude volver a sentir su aliento chocando contra mi piel, esta vez de manera más pesada.

-¿Luhan? -En mi vida hubiera pensado que me alegraría tanto de escuchar mi propio nombre, con aquella voz en específico.

-Oh, dios... Menos mal que eres tú... -Me agarré con fuerza a la tela de su camiseta, y apreté ligeramente los ojos, suspirando.- ¿Sabes dónde estamos? -Sentí cómo el chico se incorporaba para comprobar su entorno, y luego se apartaba de encima mío, obligándome a soltar su camiseta.

-No tengo ni idea, mi... mis ojos deben de haberse... -Su voz se cortó repentinamente, y tardó unos segundos en volver a hablar, como si nada hubiera pasado.- Nublado, por... acabar de despertar, y eso.

Suspiré y me incorporé sobre el suelo, al haber quedado libre del peso de Sehun. Entonces, una serie de ruidos, comenzaron a escucharse al otro lado de lo que debía ser, la pared. Una luz blanca iluminó cada rincón de la sala repentinamente después, haciéndome cerrar los ojos por el cambio brusco de iluminación.

-Bienvenidos a la U.S.C.A.R. La Unidad Secreta Contra el Ataque Robótico.- Aquello fué lo único que se escuchó, retumbando por las paredes de la estancia. Se suponía que aquello debía aliviarle, porque, demonios, principalmente, eran humanos, pero repentinamente, las palmas de sus manos comenzaron a sudar, y tragué en seco. Una unidad secreta, implicaba la palabra secreto, y los secretos, implicaban problemas, cosa que conocía de sobra. Además de que estaban encerrados entre cuatro paredes, en lo que debía de ser una celda. Eso tampoco era buena señal.

-Eh... Dadme un momento.- El silencio tan solo duró unos segundos, antes de que las voces comenzaran a sonar en segundo plano.- Oye... No me has dicho qué es lo que tenía que decir ahora... -En ese momento, la voz cambió a una menos nasal, y más indignada.

-Venga ya, Tao, ¿No puedes hacer ni esto?

-Perdona... Pero es que no sé qué esperabas, poniéndome a hablar sin darme instrucciones ni nada...

-Joder, por lo menos... -Se hizo el silencio bruscamente, durante unos segundos.- ¡Por lo menos no te dejes el micrófono encendido, pedazo de inútil!

-¡¡Aay!! ¡Eso sobraba!

-Ish... Solo mantente en silencio ahora.- El segundo hombre se aclaró la voz, mientras que Sehun y yo nos mirábamos, esperando que el otro entendiera algo, y pudiera explicarlo, o simplemente aguantando las ganas de reír. La voz volvió a dirigirse a ellos.- Disculpad por eso, por favor. -Suspiró.- Os estaréis preguntando lo que estáis haciendo ahí encerrados, si supuestamente somo humanos aliados. Realmente, la razón es sencilla: No sabemos si vosotros lo sois. Necesitamos cerciorarnos de vuestra humanidad antes de tomar la decisión de lo que hacer con vosotros, o lo que contaros. Y para ello, necesito vuestra colaboración.

「ERROR: 391」Where stories live. Discover now