Capítulo 22.

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Chanyeol.



Una fuerte sacudida en mi espalda, la parte más alta de las muletas clavándose en mis costillas, y de pronto, todo se quedó negro.

Mis ojos volaban de un lado a otro con desesperación, intentando ponerme en pie, pero sólo obteniendo como respuesta un dolor punzante en la pierna. Miré hacia arriba. Las personas pasaban tan cerca a mi lado que me ahogaban, empujándome sin verme, y a penas de vez en cuando un rayo de la escasa luz que filtraban las nubes se dejaba ver sobre sus cabezas.

Entonces, un grito ahogado.

– ¡Chanyeol! –Volví a tratar de levantarme, buscando desesperadamente el origen de la voz que trataba de hablar en susurros.– ¡CHANYEOL! –Su voz subió de intensidad cuando la castaña cabeza de Luhan se asomó ante mí, despeinada y con el agobio grabado en los ojos.– Oh, cielo santo.– Se inclinó sobre mí, y con dificultad, se las apañó para levantarme.– ¿Te han pisado? –Negué con la cabeza.– ¿Y las muletas? –Seguía susurrando. Volví a negar, y rodeó mi cintura con su brazo, sin pensárselo dos veces.

La gente a nuestro alrededor caminaba con sigilo, casi todo sonido aún cubierto por la lluvia fuera, aunque la puerta de cristal blindado se hubiera cerrado hacía ya varios segundos, silenciando en gran medida a la naturaleza. Pasos sigilosos sonaban mudos bajo nuestros pies, mientras que, inevitablemente, nos íbamos quedando más y más rezagados. De vez en cuando echaba un ojo al estado de Luhan, el que no parecía aguantar demasiado bien mi peso, y cuya respiración llevaba ya varios minutos desbocada.

– Luhan. –Murmuré.– Luhan, déjame. –Hizo un gesto para que guardara silencio. Acerqué un poco más mi cabeza hacia él, bajando más aún mi tono.– Sólo os ralentizaré. Déjame con ellos. Deja que me lleven de vuelta con él. –Me observó con los ojos muy abiertos, no obstante poco a poco fue frunciendo el ceño mientras caminaba, a veces echando un vistazo para comprobar que seguían con el grupo, pero pronto volviendo a mirarme con la ira grabada en los ojos.

– ¿Te has golpeado la cabeza, Chanyeol? –Susurró demasiado fuerte, marcando tras él un silencio absoluto, en el que todo el mundo quedó expectante por algo de lo que no nos habíamos dado cuenta.

Entonces, un suave "click", y por el pasillo blanco retumbó alguna clase de alarma estridente. Noté cómo Luhan se tensaba junto a mí, y mi propio corazón se desbocó.

Yixing había cumplido.

De todas las esquinas comenzaron a salir decenas de androides de guerra, con sus semblantes duros y clonados y sus exoesqueletos de acero, rodeando por completo al grupo. Noté cómo la mano del chino me apretaba la cintura.

Hasta ahora todo el mundo se mantenía tenso, mirando a su alrededor con ojos aterrorizados, pero no teníamos ni idea de la reacción que iba a dar al final. Nadie tenía ni idea. Me quedé absorto en una de aquellas máquinas, cuando sus ojos comenzaron a iluminarse en un tono rojo intenso amenazador. Entonces, fue como si el tiempo se acelerase.

Fui capaz, por milésimas de segundo, de darme cuenta de que el viejo padre de KyungSoo huía respaldado por el "0H-94" escaleras arriba, por el único hueco al que sólo los humanos tenían acceso.

Al ver aquello, apresuré a Luhan para subir, pero aquellas máquinas habían comenzado a disparar sin reparo alguno, y ahora no había hueco por el que nadie pudiese ni atreverse a pasar por las escaleras; las personas se aplastaban unas a otras con tal de dar con la salida, sin ningún tipo de orden. Sin embargo, con el sudor entremezclado con el agua de lluvia recorriéndole todo el cuerpo, el chino fue capaz de colarnos a los dos por ella antes de que la fila de androides llegara hasta nosotros, y pudiera llegar siquiera a apuntarnos.

「ERROR: 391」Where stories live. Discover now