Capítulo IV

4.8K 282 13
                                    

¿Por que se supone que las personas que nos dan la vida tienen que amarnos profundamente?

¿Por que creemos que nuestros padres se asemejan a la protección? 

¿Por que en algún momento los idealizamos y creemos que queremos ser como ellos cuando grandes? 

Me pasó.

Amé a mi padre como a nadie en el mundo. El solía ser mi héroe, solía ser su pequeña princesa cuentos, asi me llamaba. 

Y es que cuando era una niña, hasta mis 11 años recuerdo que el también me amaba. Luego todo fue distinto, todo cambio. Yo simplemente no podía aceptarlo, no lo entendía para nada. 

El me había dado la vida, se suponía que el tenía que cuidarme de todos mis males, no hacerme daño. Y sin embargo eso es lo único que el sabía hacer de un tiempo a esta parte. Lastimarme día a día. Hacerme sentir una jodida mierda porque tendría que haber sido yo, y no ella. Perdón mamá. Lamento mucho no haber sido yo. Pero sabes que no fue mi culpa. No lo fue.

Él me mataba día a día y poco a poco con cada golpe, o con cada palabra. 

A veces sus palabras dolían mucho mas que sus golpes. 

A veces los golpes eran insoportables y prefería que me insultara hasta el hartazgo. 

Por cada ocasión en la que ejercía la violencia conmigo, se iba llevando un poco mas de las pocas esperanzas que me quedan. 

Temía no ser lo suficientemente fuerte para poder soportarlo y que jamás llegara el momento en que pudiera irme de ese puto infierno.

Admito que a veces tenía  ganas de irme de este mundo, de partir como lo hizo ella. Fue tan injusto que me haya dejado sola en esta vida. Debí haber sido yo. Sabía que la maldita bestia no tenía razón pero el escucharlo repetir esa jodida frase a diario, me confundía. 

Ya estaba cansada de vivir en este infierno, física y psicológicamente, me sentía agotaba. Pero debía ser valiente y soportarlo. No podía dejar que el gane esta guerra. 

Era tan triste pero sabía que el, así lo veía, como una estúpida guerra entre mi cuerpo y mi padre, y digo mi cuerpo porque mi mente ya sabía de memoria todo lo que el tenía para decirme y ya no esperaba otra cosa de el. Pero mi cuerpo demostraba a diario que ya no quiería mas golpes.

Cada gesto de dolor que le demostraba inconscientemente cuando el me golpeaba, debería ser suficiente para que el dejara de hacerlo pero eso solo lo incitaba a seguir haciéndolo. 

Pensaba en todo eso, mientras lloraba y limpiaba los cortes que yo misma había realizado con la puta navaja. Se que esta mal, incluso lo sabía en ese momento. Solo sentía que si dejaba que el dolor emocional esté solo, iba a morir de tristeza.

¿Se preguntaran que fue lo que sucedió? Pues, resulta que cuando llegue de la universidad mi padre me golpeo como nunca. Solo porque al estúpido de Jacob se le ocurrió traerme a casa, el nos vio y el caos volvió.

 De más esta decir que no lo culpaba para nada, no era algo subnormal que un muchacho llevara a una chica a su casa. Pero solo que yo no era una persona normal con una vida normal, si no que tenía una vida llena de mierda y mas mierda. 

Flashback

—Hola rubia caliente—me mira con su sonrisa de sexo y ruedo los ojos, exasperada. Dos veces en un día es demasiado de Jacob para mí.

—¿Que rayos Jacob? ¿Que quieres aquí? Lis ya se fue, me ha saludado en el almuerzo.

—No vine por Lis, tranquila rubia. Vine por ti —de acuerdo, listo. Este tipo estaba mal de la cabeza 

—Jacob ya vete —el frunce el ceño y niega —Quiero ir a casa, tengo que buscar a An e irme a casa a cambiarme y luego a trabajar. 

—¿Sabes que siempre que quiera puedo aparecerme en tu trabajo verdad?—alza una ceja y sonríe

—Oh no, no lo harás ahora apártate, tengo que irme—me mira pensativo y finalmente habla

—Dile a Ana que te llevare a casa —¿QUE? ESPEREN ¿QUE?

—¿Qué? ¡¿Por qué? Definitivamente eso no pasará. 

—¿Por que quiero?—pregunta en plan ''Soy Jacob, y todo lo que digo se hace''

—No no quieres. Yo quiero ir caminando—respondo muy decidida a irme.

—Ay ya cállate y vayámonos, quiero ser... Agradable —creo que ambos nos sorprendimos con eso. Un chico como Jacob, nunca querría ser amable con una chica como yo.

—¿No dejarás de insistir cierto?—pregunté poniendo mala cara.

—Nop. Definitivamente no —dijo con una sonrisa en su rostro. 

—Esta bien, pero prométeme algo —dije con esperanza de que me dejara en paz y el me miró interrogante—Dejarás de molestarme —el rió sonoramente haciendo que lo mirara con mala cara.

Estúpido, loco.

Fin de Flashback

Finalmente me encontraba en el baño de mi cuarto terminando de limpiarme las heridas físicas.
Mis heridas emocionales estaban cada vez peor. Sientía, pero sin sentido. Es como si viviera por el simple hecho de hacerlo. Por inercia.

Cada día que pasaba, irme de esta casa se veía como algo malditamente inaccesible. Gemí cuando el algodón con alcohol tocó mi piel herida.

Claramente no iría a mi empleo. Llamaría a Andrew, mi jefe, para decirle que me disculpe ya que no era una opción ir a la cafetería en la que trabajaba con esa cara. 

Tenía por seguro que no iría ni a mi empleo ni a la universidad por un par de días. El golpe que mi padre me proporcionó había sido tan fuerte que caí al suelo y me rompí el labio.

Mi mejilla tenía un corte que dolía como la mierda y no dejaba de sangrar, la limpié hasta que dejó de sangrar y coloqué una pequeña venda con un poco de pomada para aliviar el dolor.

La bestia se había ido y probablemente tardara días en volver, solía irse, embriagarse en cualquier bar de la ciudad y llevarse prostitutas a algún motel barato para que nadie lo reconociera. Santo dios, como lo odiaba. Arruinaba mi maldita vida. Solo quería tener una vida normal ¿A caso es algo muy difícil de pedir? 

No pedía dinero, no pedía un coche, nopedía ropa nueva, ni siquiera pedía un maldito libro con lo mucho que los amo, solo pedía ser una persona normal, con problemas normales como llegar tarde a su empleo, o ir mal en la universidad. 

Pero no. Solo tenía una maldita vida de mierda con un maldito padre que me odiaba sin ningún motivo aparente.

Yo solo podía acostarme en la cama a llorar, llorar hasta quedarme dormida. La tristeza me consumía poco a poco.


[CORREGIDO] 








VictoriaWhere stories live. Discover now