Capítulo XXVI

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Ni siquiera podía llorar. Estaba shockeada. Creo que era suficiente información para un rato.

No puedo creer como todo se derrumbó en cuestión de horas. Me encontraba caminando. Ya había dejado de llover y estaba amaneciendo. No tenía idea de cuánto tiempo había caminado. Prácticamente ya casi me estaba arrastrando por el suelo de lo mucho que me dolía todo.

Cuando me di cuenta de que el lugar a donde me estaba dirigiendo era mi casa no pude retroceder. Puede que muriera. Puede que la bestia tomara esa maldita arma y me matara. Pero me daba igual.

Ya no tenía ningún sentido. Lo único que me mantenía en eje, feliz, lo único que me hacia sonreír era Jacob. Y me había engañado. Sabía que no debía enamorarme.

Dolía. Dolía tanto que si intentara explicarlo con palabras me quedaría corta. Era un dolor visceral. Un nudo en la garganta y una opresión en el pecho que hacía que me costase respirar.

Nunca sentí ese dolor. Porque si, cuando mi madre murió sentí un dolor inexplicable, pero Jacob no había muerto, el me había decepcionado, me había lastimado y eso es mucho peor que una pérdida.

Estaba desbastada.

Alcé mi vista y vi que había llegado a casa. Comencé a caminar hacia la puerta esperando lo peor. Realmente creí que eran mis últimos minutos con vida. Y pensaba en Ana, mi única persona favorita en el mundo. Derrame unas lágrimas por ella. Si verdaderamente moría hoy, ella no me lo perdonaría.

Suspiré y abrí la puerta. Todo era silencio. La bestia yacía en el suelo semi muerto. Esperen ¿Qué? Mierda.

¿Lo maté? Oh por dios ¡Lo mate! No puede ser. 

Es decir eso era prácticamente imposible. Cuando yo huí de esta casa él estaba consciente. No entendía nada.

Me quede observándolo y analizando la situación. Bien, llamaría a una ambulancia. Lo odiaba, realmente deseaba que muera. Pero no cargaría con esa culpa. Definitivamente no era como el.

Suspiré y fui en busca del teléfono.

Llamé.

-Emergencias.

-Ho...Hola soy Victoria. Victoria Collins. Yo...

-Tranquila. Dinos que sucede y podremos ayudarte

-Peleé con mi padre. Pero yo... Yo me fui y cuando volví estaba prácticamente inconsciente envíen a alguien.

-Bien, Victoria. Hemos localizado tu dirección así que quédate tranquila que en unos minutos estaremos allí.

Esperé fuera de la casa porque no podía con la situación. Realmente creí que en cualquier momento mi cabeza iba a explotar. 

Cuando llegaron lo cargaron en una camilla y se lo llevaron al hospital. Al parecer había sufrido una descompensación, pero no había sido mi culpa.

Uno de los médicos me curo ya que me había visto los golpes y se asesoró de que no tuviera ninguna fractura. Me dejó unos calmantes y unas pomadas que agradecí realmente de corazón.

Un oficial de policía se acercó y me tomo declaraciones. Le conté todo lo que había sucedido desde el instante en que mi padre me empezó a golpear hasta el episodio de hoy y me dijo que iba a tomar cartas en el asunto. Que no iba a dejar que siga libre. De todas formas, yo le dije que me iba a largar de la ciudad.

Cuando todos se fueron, me di una larga ducha y creo que lloré por horas. Cuando salí me puse mi pijama y miré mi celular.

24 Mensajes de Jacob.

8 Llamadas perdidas de Jacob.

No las contestaría. Ni leería sus mensajes. No volvería a confiar en nadie nunca más.

Instantáneamente quité la tarjeta SIM a mi móvil y la quebré a la mitad. 

Nunca más.

Cuando creí que ya había llorado lo suficiente por culpa de dos personas que no valían la pena, luego de volver a limpiar mis heridas, me recosté como pude en la cama y estaba tan cansada, física y mentalmente que no tarde ni dos minutos en quedarme dormida.

Me desperté con el insistente ruido del timbre. Me paré de un salto de la cama y el dolor físico y los recuerdos de la noche anterior no tardaron en llegar.

Me sentía muerta en vida. Como si ya no tuviera ganas ni motivos para luchar.

Intenté gritar ''Ya va'' pero mi garganta dolió y mi voz salió ronca casi como un gruñido. Así que baje las escaleras y me dirigí a la puerta.

Del otro lado de la puerta me encontré con una asustada e impaciente An. Debí haberla llamado antes pero solo pensaba en dormir. Estaba tan cansada física y emocionalmente que lo olvidé por completo.

-¡Dios santo Vic!-Exclamó y me abrazó. De lo mas profundo de mi interior salió un quejido ya que su abrazo era demasiado... Asfixiante para la situación en que me encontraba.-Oh, perdón, lo siento.-Dijo al borde de las lagrimas.-Ni te imaginas lo mucho que me asuste. Jacob me llamó y me lo contó todo. Vine hoy por la mañana y la vecina me contó que se llevaron a tu padre en una ambulancia ¿Qué ha pasado?

Intente hacer caso omiso a mis ganas de llorar cuando escuche el nombre de Jacob pero era imposible. Las lagrimas empezaron a salir mientras guiaba a An a la sala donde nos sentamos y comencé a contarle lo sucedido.

-Yo... Imagino que Jacob.-Dije su nombre con una mezcla de tristeza y asco.-Te habrá contado que me engañó.

-Me... Explicó las cosas desde su punto de vista, lo cual es algo distinto, pero no vine aquí a juzgar tu manera de verlo.-Suspiró y continuó.-Eres mi amiga, mi hermanita y estoy de tu lado pase lo que pase.-Cuando termino de hablar un par de lágrimas rodaron por sus mejillas.

-El vio a Jacob. Cuando entre a la casa me empezó a golpear-Recordarlo se sentía como volver a vivirlo y era realmente horrible.-Cuando vi que sacó un arma lo aparté como pude y salí corriendo. No quería morir, An.Por primera vez en mucho tiempo, no quería hacerlo-Ella solo me abrazaba mientras escuchaba mi relato.-Sentía que por primera vez, mi vida estaba pareciéndose a la de una chica normal. Pero cuando vi que Jacob no me atendía el teléfono y me dirigí a su casa yo... Mi mundo se derrumbó. Me sentí una gran mierda.

-Oye, mírame-Dijo mientras secaba mis lagrimas.-Tu no eres una mierda, Vic. Tu eres la persona mas valiente que existe en todo el maldito mundo.

El teléfono de la casa sonó interrumpiendo a mi amiga y me paré a atenderlo.

-Hola. Buenas tardes, habla la doctora Johnson. Es Victoria ¿Verdad?

-Uhm, si. ¿Qué sucede?-Pregunté con mi voz algo agitada.

-Su padre quiere hablar con usted. Y tenemos que informarle sobre su parte médico. ¿Cree que pueda venir a hablar con nosotros?

-Yo... De acuerdo iré en una hora.

An me observaba intentando descifrar a que se refería la llamada. Yo me encontraba algo aturdida. Pero definitivamente iría. Terminaría con todo esto de una maldita vez.

-¿Qué sucede, Vic?-Pregunto An algo alarmada.

-¿Me acompañarías al hospital? Yo... Quiero acabar con todo esto pero no quiero ir sola.-Pregunte algo apenada.

-Vamos a terminar con esto de una maldita vez.-Respondió intentando animarme. Yo solo asentí.

Allá vamos...





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