Capítulo X

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Luego de cenar, no volvimos a hablar del tema ''La bestia'' . Pero el insistió en que me iba a ayudar. A lo cual ni negué ni asentí. Solo quería malditamente que llegara el día de irme de la ciudad y ya. 

En fin, fuimos a mi habitación y luego de que el observara y tocara todo lo que se encontraba a su alcance, decidimos ver una película que mágicamente se encontraba entre mi colección de películas pero que yo ''Nunca había visto'' y apostamos un chocolate a quien le acertaba al final. Obviamente era mentira y yo ya la había visto así que gane.

El chocolate hace que me transforme en una maniática y pueda mentir por cualquier causa, es decir. Es chocolate. No es como si dijera ''Oye, no, no apostemos sobre esta película porque ya la he visto'' Simplemente acepte saboreandome. 

—Y no has pensado, en ya sabes ¿Denunciarlo? —preguntó provocando en mi un suspiro casi involuntario, para luego continuar diciendo —Sería lo correcto

Es lo primero que An dijo, luego de consolarme por horas cuando tuve el valor de contárselo hace ya unos cuantos años. Por supuesto que lo había pensado. Pero lamentablemente era un hombre de negocios muy conocido y yo simplemente no sería suficiente para ir contra el. 

—Si... Claro que sí —dije sincera —Solo espero estar lo suficientemente lejos luego de que lo haga y para eso tengo que aguantar un tiempo mas hasta terminar mi carrera y poder largarme lejos con An —el frunció el ceño y unió su mirada con la mía —¿Qué? ¿Por qué me observas como si tuviera un moco y no te animaras a decirme?

— ¿Qué rayos? No...—el rió y yo sonreí, su risa era algo lindo de escuchar. Espera ¿Que? Ignoraré esa última estupidez que pensé —Es solo que tu... ¿Te irás de aquí? —preguntó mientras yo al escuchar su pregunta, me senté a su lado en mi cama y miré el suelo fijamente, no había pensado que al irme de aquel lugar que tantos malos recuerdos me daba, lo extrañaría, es decir,  justo en ese momento, a unos cuantos meses de irme comenzábamos a llevarnos... Bien. Y yo me iría.

Sin importar nada, me iría de allí. De esa maldita ciudad en la que tantos momentos malos pasé. Tenía muy pocos buenos recuerdos. A la única persona que realmente extrañaría sería a Ana, pero como ya habíamos planeado prácticamente desde niñas irnos a vivir juntas en algún momento de nuestras vidas, y como ese era el momento indicado, eso no era un problema por el cual debía preocuparme.

—Si, es lo que he esperado toda mi vida desde que mamá murió —dije para luego observar su rostro el cual no demostraba emoción alguna. Incluso parecía algo enfadado —Bueno, An sabe todo lo que sucede en mi casa y decidimos que cuando ella termine su carrera nos iremos de aquí. Puedo terminar mi carrera en cualquier otra ciudad —dije para volver a mirar el suelo un poco triste.

—No es justo —dijo dando un suve golpe de puños en su rodilla, por un momento me pareció ver tristeza en sus ojos, pero no. No podía ser —Es decir, no tienes porque alejarte. El... Tu padre es quien debería estar en la cárcel tu... Tu no tienes que irte, no deberías hacerlo.

—De hecho si lo haré, no tengo nada que perder aquí. Ana es mi única amiga en el mundo —reí tristemente —No es como si alguien fuera a extrañarme de todos modos.

El no dijo nada por unos minutos, solo tomó mi mano y giró mi rostro hasta estar enfrentados. De repente sus ojos chocaron contra los míos y dios... Eran muy hermosos. Eran de un azul que no lograría comparar con nada ni en mil años. Eran... Únicos. Podría realmente mirarlo por horas y no me cansaría. No exageraba ni un poco.

—No tienes porque hacerlo Vic, yo...—acarició mi mejilla y sentí como me ruborizaba lentamente—Joder, yo si te extrañaría princesa, si que lo haria. Incluso podría ayudarte, no tienes que irte.

El me conocía muy poco. A pesar de que nos conocíamos desde hace muchos años, el no era para nada una persona cercana porque hacía poco habíamos vuelto a entablar una relación normal. 

Mas alla de que le había contado mi historia, y que de repente se interesara por ayudarme, era el típico chico que podía tener a quien quisiera solo con un simple chasquido de dedos. Yo... Yo estaba rota y no estaba dispuesta a sufrir por el. Iba a irme. 

No iba a quedarme allí porque de un día para el otro el decidiera dejar de bromear y portarse bien con una chica. No. Yo no cumpliría el rol de la muchacha que cambia al chico mujeriego. No lo haría.

Me iría a hacer una vida feliz. Me iría a vivir libre, sin mas maltratos. Sin mas insultos. Si mas llantos hasta quedarme dormida. 

—No, no me extrañaras —reí sin gracia y corrí mi mejilla de su mano haciendo que su rostro pasa de sinceridad a confusión —Tu... De repente crees que... No importa, no lo harás. Nadie lo hará.

—¿Por qué crees eso? Si tu te fueras si te extrañaría. Entiende eso, preciosa. Lo malditamente haría joder —dijo mientras chocaba su frente contra la mía y posicionaba sus manos en mis mejillas, mientras su mirada se fijaba en la mía. Por un momento pensé que iba a besarme. ¿Pero que mierda estoy diciendo?

Te mueres por que lo haga, Vic. No te hagas. 

Oh mierda, tu cállate. 

Luego de lo que parecieron horas el habló pero sin quitar sus ojos de los mios.

—Tengo que irme, pero prométeme que me avisaras si algo sucede con tu padre, si vuelve a tocarte juro que lo mataré. No dejare que te haga daño, Vic, lo prometo.

—Está bien...—dije algo abrumada por su cercanía —Te acompañare a la puerta —el asintió, soltándome y parándose de la cama. Gemí internamente por el cosquilleo que su tacto dejo en mi rostro.

Al cabo de unos segundos salimos de mi habitación y bajamos las escaleras. Al llegar a la puerta de salida me abrazó y besó mi mejilla de una manera tan lenta que creí que moriría en ese maldito momento.

—Adiós preciosa, ya sabes cualquier cosa me llamas —dijo sonriendo tiernamente y agitando su mano a modo de saludo lo cual, me hizo reír —Nos vemos pronto. 

Cierré la puerta y me quedé parada procesando todo lo que había pasado y sorprendentemente estaba sonriendo. No podía dejar que se metiera bajo mi piel pero era tan... Lindo. Si. Yo, Victoria, la chica que sufre en silencio, se sientía ¿Bien? Eso era... Raro.

No entiendía como alguien podía estar tan interesado en salvarme.


[CORREGIDO]




VictoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora