CAPITULO 37

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Sus ojos perforaban en los míos y una pequeña sonrisa estiraba las esquinas de su boca. Apreté mi mano detrás de su cabello mientras que su mano acariciaba hacia abajo mi espalda despacio haciéndome estremecer con el deseo.

Justo cuando creí que no podía más con la provocación, él comenzó a aproximar lentamente su rostro más cerca del mío. Mis entrañas brincaban de la alegría con la idea de él besándome, si él me besaba entonces esto significaría que todavía me quería y todo lo que él había hecho por mí desde que nosotros rompimos realmente significó algo.

¿Tenía razón Ginny de que él todavía me quería? Él no podía estar mirándome como una menor; porque su boca estaba ahora peligrosamente cerca de la mía. Cada pulgada de su cuerpo endurecido y tonificado estaba presionado contra mí, y yo apenas podía contenerme de chillar por la excitación.

Cuando sus labios estuvieron a punto de tocar los míos, la puerta del dormitorio se abrió otra vez y los pasos de Ginny comenzaron a llegar en esta dirección.

Bruno gimió cuando se separó de mí. La desilusión me inundó. ¡Demonios, Ginny, márchate! Le miré en un tono suplicante. Él sonrió tristemente cuando retrocedió y deje que sus brazos cayeran de mi cintura. Sentí mi corazón hundirse.

Él sólo seguía haciendo esto todo el tiempo, y eso me mataba. Un minuto él parecería que iba a besarme y en el siguiente él regresaba a ser sólo un profesor otra vez. Era como si él quisiera ilusionarme de nuevo, sólo para entonces poder arruinarlo por diversión o algo así.

Sin embargo yo sabía que él no hacía esto. Quizá era sólo que no podía controlarse, él había sido un mujeriego antes de que nos conociéramos después de todo, así que probablemente no estaba acostumbrado a estar cerca de una chica que quería y no hacer algo sobre ello.

Si él quería a una chica entonces él la tenía. Creo que para él era un poco difícil estar cerca de mí a veces debido a esto. Sólo deseé ser más que sexo para él, que quisiera más que sólo mi cuerpo, porque estaba lastimándome gravemente sin siquiera darse cuenta.
Suspiré y me obligué a no llorar.

-Iré a cepillar mi cabello y por mis cosas, entonces estaré lista para marcharme.- mascullé ya que Ginny entraba en la cocina. Ella pareció un poco avergonzada; como si hubiera interrumpido algo.

Resistí al impulso de fulminarla con la mirada por arruinar mi momento con Bruno por segunda vez en la misma mañana. Primero ella arruinó mi abrazo, y ahora ella había arruinado un beso potencial y una sesión caliente de besuqueos.

Amaba a mi mejor amiga, pero a veces yo podía realmente estrangularla.

-Tienes tu bolso allí. Lo saqué del coche de Eric para ti anoche.- murmuro Bruno, frotándose la nuca y mirando en todas partes menos a mí.

-Gracias, será sólo un par de minutos entonces.- Agarré la mano de Ginny y la jalé en el dormitorio conmigo, no queriendo dejarla sola con Bruno.
Las cosas eran lo suficientemente incómodas como estaban sin agregarle presión alguna o pequeños comentarios sobre nosotros siendo una "linda pareja" o algo así.

Ella me miró con curiosidad cuando agarré mi bolso de la puerta y me quitaba la ropa de fiesta en la cual yo había dormido.

-¿Así que vas a decirme por qué sigues disparándome miradas asesinas?.- ella preguntó, riéndose mientras se sentaba en el borde de la cama.

Suspiré y cerré mis ojos.

-Bruno iba a besarme pero saliste del cuarto.- admití de mala gana.

Ella chilló y prácticamente rebotó en la cama. La callé y me estremecí, esperando que Bruno no escuchara esto y se preguntara que pasaba.

-¡Lo siento, oh Dios, lo siento tanto!.- susurró, poniéndome la cara de cachorro.

A mí no me importa la edad [BM] |Terminada|Where stories live. Discover now