18. Miénteme

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—Ethan, si sigues mirando hacia la nada no terminaremos —dijo Simon por enésima vez esa tarde.

—S-sí... perdón Simon —respondió regresando la mirada al test que debían completar antes de que la clase de economía terminase.

Bueno, no era su culpa estar así, era de Byron.

—No sé qué estás pensando, pero por todos los dioses que puedan existir, prometo que lo resolverás cuando no te estés jugando con el cuello de los dos —masculló, pasándole un par de hojas con la información que había recopilado.

Ethan apretó los labios, no había comenzado nada de lo que le correspondía hacer y el trabajo por parejas hacía que su culpabilidad aumentase, no quería arrastrar a Simon a deber economía solo porque él estaba en las nubes.

Comenzó a responder las preguntas tratando de concentrarse, pero solo una parte de su mente estaba en el presente, la otra seguía preguntándose si estaría bien arrepentirse y salir corriendo hacia la biblioteca para acorralar a Byron y preguntarle qué era lo que quería decirle.

De haber sabido que se encontraría en este estado, seguramente no se hubiese negado a verlo esta noche, pero se veía tan cansado... que a Ethan le estrujaba el alma verlo así.

Terminó el test en tiempo récord cuando comenzó a desesperarse y suspiró de alivio al escuchar el horrible timbre para el almuerzo, pero Simon no lo dejó tan tranquilo.

—Ethan Collins, después de ver que puedes terminar el test como si estuvieses poseído, ¿me vas a decir por qué estabas enviándole miraditas a Plutón? ¿Por qué estabas tan distraído? —lo abordó el de cabello castaño mientras se cruzaba de brazos— El único distraído de los dos soy yo, y las cosas no funcionan bien cuando quieres cambiar de lugar.

El casi-rubio se rió a duras penas, pero resopló para demostrar la certeza de Simon.

—Verás... ¿te ha ocurrido que alguien quiere decirte algo importante y te quedas pensando el resto del día lo que es? —trató de explicarle, moviendo las manos en el aire exageradamente al estar tan confundido.

—Eso creo... pero me molesta mucho que sucedan esas cosas, así que trato de enterarme lo antes posible.

—¿Y si... fuiste tú el que decidió no enterarse?

—Entonces estaría perdido tratando de descifrar los secretos del universo en economía.

Ethan hizo una mueca, pero Simon trató de animarlo con un codazo amistoso.

—Mira Ethan, no necesitas decirme de qué hablas, pero creo que, si ese alguien tiene que decirte algo importante, deberías dejar que lo haga por sí mismo. Si quería decírtelo y se lo impediste, luego no vengas a quejarte porque se arrepintió de hacerlo.

Ethan tragó saliva.

—Pero dijo que no era importante... —masculló más para sí mismo que para su amigo, y éste negó de inmediato con la cabeza.

—Siempre es importante Ethan, todo lo que se oculte es importante. Nadie esconde calcetines bajo la almohada sin razón, ¡los calcetines tienen dinero!

—No empieces con tus metáforas extrañas... —advirtió el de ojos verdes—. Pero creo que lo entendí... gracias Simon.

—No es nada —respondió dándole una palmada en el hombro mientras ambos se dirigían juntos por el pasillo hacia la cafetería—. ¿Y bien? ¿Hoy vamos a ver al "señor demasiado ocupado con cosas más importantes que almorzar con nosotros"?

Ethan sonrió por el larguísimo mote con el que se había referido a Sebastian, pero tuvo que encogerse de hombros al recordar lo que había sucedido esa misma mañana.

M. Byron [The Teacher] - ¡Disponible en físico!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora