27. Oscura promesa

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Ethan prácticamente se lanzó a los brazos del profesor y lo besó con una sonrisa tan grande que hasta las mejillas le dolieron. Por fin, después de tanto tiempo, sus deseos se habían vuelto realidad. Inclusive se rió mientras tomaba el rostro del profesor con la mano libre.

Magnus. Magnus. Magnus.

Byron lo abrazó por la cintura y lo atrajo hacia él mientras lo besaba, prácticamente encerrando a Ethan entre su cuerpo y la puerta. Cuando finalmente ambos se quedaron sin aire, el mayor lo miró sorprendido.

—¿Cómo lo averiguaste? —preguntó mientras examinaba al chico con la mirada, sus ojos iban de un lado a otro desde la frente del casi-rubio hasta sus labios.

Ethan se asustó un poco por la pregunta, alzó el libro que traía en la mano algo apenado y se lo mostró al profesor.

—¡Fue... fue un accidente, lo juro! Me habían pedido que te lo entregara pero... pero pasaron los días y no pude verte ni una vez... y cuando estaba de salida el paquete cayó... y... y yo... bueno... —trató de explicar atropelladamente.

Pero no fue necesario, Byron simplemente lo calló al volverlo a besar de una forma que hizo arder el rostro de Ethan.

—¿Quién te lo entregó?

—L-la señora Seller... —murmuró bajando un poco el rostro.

—¿Ella te dijo mi nombre? —dijo alzando una ceja.

—¿¡Ella lo sabe!?

Aunque no debería de extrañarle, debía recordar que Byron había estudiado aquí. Simplemente eran sus celos al imaginar que alguien más podía saber su nombre. A él le había costado bastante descubrirlo.

El profesor no dijo nada, se agachó para tomar las llaves que había dejado caer y no le dirigió la mirada a Ethan mientras abría la puerta.

—¿E-estás...? ¿Estás enojado? —quiso saber angustiado, no le gustaba ese rostro tan serio.

Pero ni siquiera se dignó a responderle, abrió la puerta de golpe y empujó a Ethan hacia dentro. La cerró tan abruptamente como antes y, sumidos en la absoluta oscuridad, volvió a tomar al chico por la cintura. Se escucharon un maletín y las llaves volviendo a caer al suelo, pero nada de eso les importó.

Ethan sintió su espalda volver a chocar contra una superficie dura, probablemente la pared. Los labios de Byron impidieron que profiriera queja alguna, simplemente se deslizó en su boca como si fuese el completo dueño de ella. El casi-rubio quedó azorado por el movimiento tan repentino, hasta hace unos segundos creyó que estaba molesto. Pero lo besaba tan dulce, demandante y apasionado que solo podía dejarse llevar por él y por el extraño cosquilleo que sentía en toda su piel.

En ese momento recordó cuánto había añorado esos besos en los últimos días.

Y como si lo hubiese escuchado, Byron mordió su labio inferior al colocar su rodilla entre las piernas de Ethan. Ya sea por mantenerlo de pie o simplemente acorralarlo, el roce en esa zona hizo que el chico temblara y soltara el libro, provocando un ruido seco que los sacó del trance a ambos.

—Ethan, ¿cómo lo supiste? —dijo el profesor con más calma, sin separarse un solo centímetro.

—L-leí la dedicatoria... perdón —se disculpó antes, siendo consciente de que sus mejillas ardían desde hacia un buen rato, por lo que agradecía que las luces estuviesen apagadas—. Es... es solo que... decía que eras la combinación de los dos, no fue tan difícil. Solo... solo era juntar Marcus y Megan para formar...

—Magnus —completó él mientras reía.

Esa risa le hizo cosquillas en los oídos, era muy grave y le encantaba.

M. Byron [The Teacher] - ¡Disponible en físico!Where stories live. Discover now