¿Si no es ángel? TERMINADA

Final - Epílogo

¿Quien gano la guerra?

Eso ya no se podía preguntar ahora, todos se habían ido menos los que lograron crear vínculos en la tierra, uno de ellos fue Alex, que al casarse conmigo no se fue, se quedo en la tierra. Todos los demonios sufrieron la perdida de su futuro rey, hasta algunos que no eran demonios sufrieron por ello... 

Los ángeles habían ganado la guerra, eso era lo que parecía pero en realidad no, ninguno la había ganado, quedaron como en un "empate", por primera vez, los demonios pudieron igualar a los ángeles. 

Lo malo de todo esto fue que el mundo se entero, miles de grabaciones sobre hombres y mujeres volando con alas fue revelada cuando se enfrentaron los ángeles y los demonios, los gobiernos comenzaron a perseguir a los principales sospechosos, no los perseguían, los cazaban mejor dicho.

El tiempo pasaba muy lentamente, los ángeles que se habían quedado en la tierra sufrían mucho, tenían que adaptarse a ella pero les costaba demasiado. Alex se despertaba sudando y no pudiendo respirar, su cuerpo necesitaba mucha mas energía que el mio o el de otro mortal, le dolía el cuerpo cuando usaba sus poderes pero yo intentaba calmarlo para que su energía pudiera volver. 

 

Dos años desde la muerte de Nylo

Moví mis manos acomodándolas intentando que las esposas no me dolieran tanto, estaba encerrada en una sala que estaba aislada del exterior, la policía me encerró para conseguir información sobre los ángeles y los demonios.

La puerta se abrió y un hombre de edad mayor entre por ella con una carpeta y un café.

Baje mi mirada cuando el se sentó frente a mi y apoyo la carpeta sobre la mesa.

-Hola, Marina.- Dijo sin mirarme.

Abrió la carpeta y saco una hoja, coloco la hoja en el medio de la mesa y me la dio a mi.

Levante mi mirada mirando la hoja, esta era una imagen que una cámara de seguridad había sacado; estábamos Alex y yo caminando de la mano.

-Si?- Dije mirándolo a los ojos.

El me miro y sonrió con arrogancia.

-Este chico ha volado sobre la ciudad con dos alas en su espalda, le parece extraño?- Dijo tomando de su café.

Negué lentamente mientras acomodaba nuevamente mis manos.

-¿Le ajustan?- Dijo mirando las esposas.

Asentí mirándolo.

-Que pena, podría ayudarla si me ayuda a mi.- Dijo sin mirarme.

El vaso de café del hombro comenzó a temblar hasta que cayo dejándolo empapado en café caliente.

-Que pena...- Dije mirándolo.

El se levanto y se sacudió para después arrojar el vaso a la basura.

-Conoce a un tal "Nylo"?- Dijo sentándose de nuevo.

Apreté mis puños y lo mire fijamente.

-Si, lo conozco.

El me quedo mirando sin expresar nada.

-Puede decirme que era el?

Yo negué y apoye mi cabeza sobre la mesa.

-La vamos a encerrar, nadie sabrá de usted y no la soltaremos hasta que de digne a decir algo.- Dijo rápidamente.

-No creo que puedan hacer eso...- Dije levantando mi cabeza y sonriendole.