Capítulo 8

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-Marina, tenemos que ir a ver a alguien. 

Francesca me ayudo a levantarme, pude notar algo diferente en ella, las venas de sus manos estaban mucho mas oscuras.

-Que tienes en las manos?

Ella miró sus manos e hizo una mueca.

-Nylo... Él es una plaga, mi cuerpo no puede resistir su veneno, su maldad. Soy pura y no puedo ni estar cerca de el.

-Por que no me ocurre a mi?

-Todavía no eres ángel, ni demonio...solo una humana con todos nuestros poderes pero tienes que descubrirlos.

-Poderes?

-Tu hiciste explotar los vidrios, además ninguno de nosotros puede ejercer nuestra voluntad en ti, eso no significa que no podamos hacerte daño.

No dije nada, esto parecía ser una alucinación. Tal vez me había emborrachado o algo, y si me secuestraron y me drogaron? 

-No, esta es la realidad Marina. -Dijo mirándome con una sonrisa.

-Que ahora pueden leer los pensamientos?

-Lo dijiste en voz alta, no en tus pensamientos.

Tengo que controlarme con eso.

-Un amigo nos espera en un restaurante lejos de aquí.

-Amigo?

-El te responderá todas tus preguntas.

Es un alivio que alguien se disponga a responder mis preguntas.

Salimos de mi casa, y miré hacia atrás. No estaban las ventanas, no podía dejar la casa así; mamá me mataría.

-No puedo dejar la casa sola y en este estado. -Dije mirando a Francesca.

-Déjamelo a mi.

Levantó sus brazos y los iris de sus ojos brillaron en un blanco luminoso, los miles de pedazos de vidrio volvieron a construirse muy rápido dejándolas perfectamente construidas.

-Como hiciste...

-Ya podrás preguntárselo.

Asentí, me sentía inútil a su lado.

Caminamos unos dos kilómetros y una motocicleta azul apareció a un lado de los arboles. Francesca se subió a ella y me hizo una señal con la cabeza y yo subí.

No preguntes. Ya tendrás tiempo para eso.

Llegamos a un restaurante, había escuchado de el; allí iban los mejores hombres del país a cenar, tenia mucha clase, una tenue luz roja hacia resaltar las mesas y las sillas.

Francesca entró primero y yo después de ella, ella miro a su alrededor y se detuvo en un hombre mayor, estaba vestido cómodamente, unos pantalones sueltos salían de los bordes de la silla y una camiseta solo con algunos botones sujetándola, su cabello era castaño y sus ojos eran...grises, un gris profundo.

El hombre colocó el menú frente a el ocultándose.

Francesca se sentó y yo me senté a su lado quedando frente al hombre.

-Solo responde. -Dijo Francesca mirándome.

-Francesca, como te ha ido?- Dijo el hombro sin mirarla.

-Bien, todo va yendo por el buen camino.

-Eso es bueno.

Tenía la extraña sensación de estar cómoda y tranquila en ese lugar.

¿Si no es ángel? TERMINADAWhere stories live. Discover now