El significado de los sueños

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Pasaron como 20 días de esa actitud de Avellano y no sé por qué, de pronto empezó otra vez a coquetearme. Cuando yo estaba con algún grupo buscaba cualquier pretexto para acercarse; en una de esas yo le di entrada y delante de todo el grupo, como quien no quiere la cosa, me preguntó indirectamente que a qué hora salía de mi clase de baile y le dije la hora. Como ya se imaginarán, a la salida de mi clase me estaba esperando...
—Hola, Fulita...
—Hola, Prudencio...
—¿Te llevo a tu casa?...
—Bueno, llévame.
Me señalo el coche para que me subiera pero yo le dije que a su coche no me subía, que me podía acompañar pero a pie. No le quedó otra y lo tuvo que aceptar. Así estuvo buscándome como mes y medio, todo lo hacíamos a pie, se daba unas cansadas locas...por fin, un día me dijo:
—Fulita, creo que ya es hora de que hablemos claro, quiero decirte una cosa...—entramos a Chiandoni a tomar un helado— ¿Quieres ser mi novia? Estoy profundamente enamorado de ti...

—Antes que nada —le dije yo— quiero saber cuál fue el chisme que te hizo Perabaja aquella mañana...si no me lo dices no vuelvo a salir contigo.
Haciendo de tripas corazon me contó que el maldito de Perabaja le había dicho que estaba enamorado de mí, y que yo salía con él -¿a qué hora?- y que las cosas habían llegado a tal grado que tendría que darle su apellido a lo que venía en camino —maldito viejo, yo apenas había dejado de creer en la cigüeña...— Me quedé petrificada, ¡eso sí no me lo esperaba!, y cuando recobré el alieno le dije:

—¿Y tú lo creíste? —Bajó la cabeza y me dijo:

—No, Ful, no le creí, pero preferí actuar así para que no nos perjudicara en el trabajo...
Me dio una rabia, se me subió la sangre a la cabeza y me desaté diciéndole cosas:
—¡Cómo es posible, Prudencio, que no le hayas roto la cara, si estás enamorado de mí!,  y aunque no lo estuvieras, ¿cómo puedes soportar que alguien sea capaz de levantar un falso así y tú no lo deshagas a golpes?
No se imaginan todo lo que dije, yo estoy acostumbrada a otras reacciones —por ejemplo, mi hermano, ¡qué diferencia!, se lo hubiera comido crudo; eso es lo normal entre nosotros...

Ya que me calmé un poco me dijo que yo no tenía experiencia de la vida, que si no hay enemigo pequeño, que si esto, que si lo otro, y una serie de tarugadas, que ya ni la fregaba...Yo callada, callada, hasta que se me derritió el helado...luego dijo:
—Fulita, quiero casarme contigo, espero el tiempo que tú me digas, porque la huella que has dejado en mi corazón es imborrable (ah, caray)...
Yo ya me había recuperado un poco pero con el coraje que tenía, junté veneno y le dije:
—Lo siento Prudencio, pero no me permiten casarme con un poblano —él es de Puebla—. Se puedo pálido, me dijo un chorro de cosas y luego me llevó a mi casa, pero siguió insistiendo durante mucho tiempo, me hablaba, me mandaba flores, etc, etc.
Un día me dijo que quería visitarme como "pretendiente oficial" y me acuerdo que un sábado, primero se anunció por teléfono, luego me mandó unos claveles padrisimo a y en la tarde llegó a la casa...muy serio, muy circunspecto y toda la cosa. Bajamos a recibirlo en la sala Zutana y yo, mientras la Madre Superiora de desocupaba, para bajar a saludarlo. Prudencio nos había invitado a cenar a los dos. Nos pusimos a platicar todos, él usaba muchas palabras "domingueras" y nos empezó a contar cosas de un trabajo nuevo que tenía aparte del  de siempre: lo acababan de nombrar Gerente General de una *F.D.Q.S.Q.C. —muy importante— y entre otras cosas dijo:
—Pues hice esto, esto y esto y además tuve que despedir algunos empleados por esto y lo de más allá...
—Ay, como eres malo —le dije yo.
—No, Ful, es que tengo que hacerlo por la PROFILAXIS de la empresa...
—¿La qué? ¿Ay, pos' que tienen picados los dientes?
Se me quedó viendo con ojos de "ay qué tonta" y luego luego se la remendé:
—Ah no, si ya me acordé, en la escuela oí algo de eso, "la profilaxis, la sintaxis y la ortografía"...(quedé peor) Ya no dijo nada.
Luego contó que tenía dos coches, acababa de comprar el segundo, le preguntamos que para qué quería dos y nos contestó:
—Es que uno lo uso en la ciudad y el otro en carretera.
Y que le dice Zutana:
—Y cuando sales fuera, ¿te vas en el de la ciudad hasta la caseta, te cambias de coche y el otro lo dejas estacionado en la carretera para recogerlo cuando regresas, o cómo le haces?...(la miró feo, muy feo)
Al rato no sé cómo salió a la conversación algo sobre la lectura y le dijimos que a nosotros nos gustaba mucho leer cómics: La pequeña Lulú, El pato Donald, Lorenzo y Pepita y esos –hasta la fecha–. Entonces él nos dijo que tenía otro tipo de lectura (bueno claro, él era abogado, gerente general y otras cosas)...pero que a veces cuando había tenido un día muy pesado, cuando ya en la noche se sentía muy cansado y no quería pensar mucho, se ponía también a leer cómics y agregó:
—Son muy entretenidos, no te complicas, los leo ya en la cama y duermo con paz y con "Bonomia"...
—Ay Prudencio —le dije—, ¿pero qué no eres soltero?
Se puso seriecisimo y me dijo:
—"No me gustan tus bromitas, Ful, tú eres una muchachita decente y no te quedan" (poing...¡cubetazo de hielo!)
En eso estábamos cuando sonó el timbre de la puerta, luego vino la muchacha y me dijo:
—Fulana, te buscan afuera.
—¿A mí? —dije con cara de turista despistada. Salí a la puerta y resultó ser un SEUDO-PRETENDIENTE-AMIGO-LIGUE y ni modo de pasarlo, ¿verdad?
Ahí cotorrée con él como 15 minutos, por cierto el me dijo:
—No me pasas porque ahí está el otro ¿verdad?

Tuve que decirle que si. Cuando volví a la sala me encontré con que Zutana ya tenía a Prudencio en el Reposet de El Licenciado, en postura casi casi acostado (se veía palidísimo)...por un lado le puso un refresco y del otro un disco, también de mi papá, que se llama "Music for relaxation" (más comprensión ni en su casa) Apenas me vio se sentó bien y me dijo:
—¡Organízate, chulita, se te juntan los planecitos!
Le dije:
—Ay Prudencio, ¿cuales planecitos? Era Martha, la vecina, que me trajo mi misal que olvidé el domingo en su casa...( ¿se lo creería?, quien sabe)...
Para esto ya bajó mi mamá, platicó con él un rato y ya nos dio permiso de ir a cenar.
Fuimos a Sanborns de Lafragua y como de costumbre, lo dejábamos en medio para que no se supiera con cuál de las dos venía. No sé por qué estábamos tan simples ese día, de todo nos reíamos, dimos la orden muertas de risa, el mesero ni nos entendía y Prudencio como en plan de disculpa le dijo:
—Déjalas, están en su cuarto de hora de recreo...
Ya para cuando empezamos a cenar se había puesto de muy buen humor y se me quedaba viendo como muy clavado y así como en demostración de amor, daba un bocado, volteaba, me tomaba de la mano y me la besaba...daba otro bocado, volteaba, me tomaba de la mano y me la besaba...ya como a la quinta vez (yo no podía ni comer) le dijo la maldita de Zutana:
—Oye Prudencio, ¿qué no te trajeron servilleta? (Qué buen puntacho...!) ni modo, me solté la carcajada
Pero él no se daba por vencido, seguía insistiendo y pasaban cosas así vaciadas y si se iba fuera me escribía. En fin, así estuvo hasta un mes antes de...casarse (porque se casó hace tiempo)
Y fíjense qué chistoso, a lo mejor piensan que qué tonta era (y lo digo siendo); una vez cuando ya él quería que le dijera con seguridad si me casaba con él, aunque esperara el tiempo que fuera, pero que se lo asegurara, me sentí como acorralada y estuve piense y piense...no sabía qué hacer...En la noche ya casi para dormirme estaba con eso de qué le digo que sí, le digo que no; no sé como explicarles, pero yo como que necesitaba que algo me ayudara a decidirme por una cosa u otra...Me quedé dormida y, ¿saben qué soñé? Soñé que estaba otra vez en el colegio de interna -en EE.UU.- desperté sobresaltada, cuando vi que estaba en mi casa, respiré tranquila y pensé: esto quiere decir que no debo casarme con Prudencio (ni en kermesse) porque me voy a sentir como si estuviera en el colegio...ya más claro no podía ser...
Yo le seguía dando cuerda, porque no crean que Prudencio era una porquería, era un hombre atractivo y con muchas cualidades, muy bueno para los negocios, muy próspero -ahora es casi millonario- muy decente, bien hiji, era bueno y también lo estaba...pero con el gravísimo defecto de ser PRUDENTE...y yo no entiendo esa clase de PRUDENCIA ¡qué le vamos a hacer! Y a veces lo aceptaba, como que no estaba muy segura de rechazarlo totalmente, pero siempre acababa diciéndole que no, porque yo creo que muy en el fondo me quedó una especie de desconfianza y rencor. ¿Cómo me iba a sentir protegida?, en mucho no estaríamos de acuerdo, sauna u el dijera que sí, total NADA. Él sabía anteponer la conveniencia, a la justicia y a la dignidad y yo, ni lo sé hacer ni quiero aprenderlo NUNCA.

Anecdotario de una vida inútil...pero divertidaWhere stories live. Discover now