CAPÍTULO VIII

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Ariana estaba furiosa pero guardó silencio, no es que pensara encubrir a Lauren y a Verónica, pero consideraba que ese tipo de cosas no se podían soltar así como así, al menos ameritaban varios martinis corriendo por el torrente sanguíneo, así que abordaron el taxi.

¿Quién diría que conseguir un taxi a las dos de la tarde en New York sería misión imposible?

Definitivamente necesitaba que esos ineptos de la Agencia le entregaran ya mismo su Maserati Gran Cabrio Sport. Obvio que tenía que ser uno de esos y ningún otro porque italiana. La cuestión es que la tonalidad de rojo que ella quería se encontraba agotada y llevaba cerca de siete días esperando por su auto, mientras que Camila estaba tan ocupada buscando el apartamento de sus sueños, que ni siquiera se había preocupado por comprar un coche.

Y Ariana aplaudía que se estuvieran moviendo con el asunto de tener su propio piso, la verdad que eso de vivir en casa de los Cabello, aunque fuera de manera provisional, la tenía un tato estresada. Estrés que se había potencializado con la amenaza de tener que incorporarse a un importante puesto Directivo en la Empresa, trabajar con horarios y tener que rendirle cuentas a Lauren Jauregui.

Lauren Jauregui, de sólo recordar la conversación que había presenciado en el umbral de la puerta de la sala de juntas, sentía dolor de cabeza.

-No has dicho una sola palabra desde que nos subimos- Resonó la voz de Camila que miraba maravillada los anuncios de Times Square. Demasiados años sin visitar New York, pensó.

-Estaba mirando las calles- Mintió -No sé cómo no puedes maravillarte con New York-

-Te recuerdo que viví demasiados años aquí, además...Éste maldito tráfico, creo que nunca conseguiría acostumbrarme-

-En eso tienes razón, No sé cómo haremos para llegar a tiempo todos los días a la oficina- Resopló resignada a que tendría que levantarse como a las 6:00 am, tres horas para arreglarse y una para llegar al Distrito Financiero de Wall Street en punto de las diez.

-Te advertí que no era la mejor de las ideas rentar un piso en Central Park, pero te empeñaste- Camila la reprendió, mientras el taxi aparcaba en la Quinta Avenida, justo al inicio de Central Park, donde los ojos de Ariana brillaron al ver la tienda de Tiffany & Co.

Camila miró el taxímetro y sacó un billete de cincuenta dólares, pidiéndole al conductor que conservara el cambio.

-¿Siempre eres así de generosa?- Preguntó Ariana mientras imaginaba lo maravilloso que sería recrear la fotografía clásica de Audrey Hepburn, mordiendo un pretzel y sosteniendo su vaso de café. Claro que le hacía falta el sombrero y una pipa sofisticada, más tarde pensaría en comprar los aditamentos. -Creo que necesito unos lentes como los de Holly Golightly- Dijo de repente.

-No sé por qué no me extraña- Resopló Camila descendiendo del vehículo color amarillo con cuadritos negros -No te muevas- Le indicó justo cuando su mente encontró el enfoque perfecto para fotografiar a su amiga frente al enorme y majestuoso edificio de cristal de la Apple Store.

Ariana se limitó a sonreír.

Cuando vives con una fotógrafa te acostumbras a ese tipo de cosas, cualquier cotidiano que no entendiera la pasión de la mayor de las hijas de Alejandro Cabello, lo llamaría una crisis de locura, ella simplemente lo veía como algo muy "Camilezco"

Camila sacó el iPhone y comenzó a disparar, mientras que la heredera de la dinastía Grande hacía diferentes caras, desde serias hasta divertidas y posaba para ella sin respingar.

El mismo ritual se repitió cuando pasaron junto a la tienda de Armani y Louis Vuitton, hasta que finalmente llegaron al parque y Ariana obligó a Camila a que compraran un pretzel y buscaran una banquita disponible junto a la orilla del lago.

MISIÓN, VISIÓN, VALORES Y OBJETIVOS DE UNA EMPRESA NO CUMPLIDOS. (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora