Capítulo 12: Comida Post-Sexo

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¿Quieren escuchar una broma que acabo de inventar? Es bastante mala. ¿Qué clase de abrigo viste una fruta fría? ¡Burberry!(1)

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Capítulo 12: Comida Post-Sexo

–Iré a escoger un postre. La pizza debería estar aquí en diez minutos. Uno de cincuenta puede servir para pagar. Solo atiende la puerta y entrégale el dinero. Asegúrate de que te de bien el cambio. Eres una chica lista. Has la cuenta antes que él.

–Sé cómo funciona esto de la pizza, papá. Tengo casi dieciocho.

–Como en marzo.

–¡Eso está como a cinco meses!

–Lo cual es casi medio año. Aún eres mi pequeña niña –susurró, arrullándome en un abrazo de oso.

Lo empujé. –Ve por los dulces.

–No hagas fiestas locas mientras no estoy.

–Lo intentaré. Veinte minutos es muchísimo tiempo para irse –repliqué sarcásticamente.

–Adiós.

Rodé los ojos y subconscientemente suavicé las arrugas de un billete de $50. Geez, ¿qué hace?, ¿doblarlo mil veces? El timbre sonó y levanté mi trasero perezoso para atender. Recibiría la pizza así que lo valía.

–Oh, hola Alec –saludé–. ¿Es para mí?

–¿Eres Ted Summers?

Hice mi voz grave y profunda. –Síp, ese sería yo.

Él se rió y me entregó las pizzas. –$34.50. ¿Pagas con cincuenta? Tu cambio es de $15.50.

–Gracias.

–Antes de que me cierres la puerta en la cara, tengo que pedirte un favor.

–De acuerdo, dímelo.

–¿Te pondrías mi chaqueta? –preguntó, casi viéndose nervioso de que rechazara su proposición.

–¿T-tú... quieres que me ponga tu chaqueta? –pregunté en shock.

–Quiero decir, no tienes que hacerlo. Solo estaba pensando...

–No, lo haría. ¡Pero tú no dejas que nadie la use! –Nunca, en la carrera escolar de Alec, una chica o chico se ha puesto su chaqueta. Que me lo pidiera era algo así como un milagro.

–No había nadie que lo valiera. –¿Alguien tiene la pancarta de "aww"? –. Quiero decir, es la chaqueta número uno.

–¿Estás diciendo que yo lo valgo?

–Sí, eres material número uno. –Y aquí es cuando la audiencia dice "aww" otra vez.

–¿Cómo podría decir que no a eso?

Su sonrisa ladeada era demasiado linda. –Supongo que no. Espera, déjame traértela. –Corrió hacia el auto y tomó una chaqueta nueva azul y blanco–. ¡Sin gérmenes!

Tomé la chaqueta y la coloqué cuidadosamente en el borde del sofá. –Me aseguraré de lucirla.

–No me cabe duda de que lo harás. ¿Puedo pedirte otro favor?

Asentí. –Okay.

–¿Me acompañarás al baile de bienvenida? Podríamos ser la pareja número uno –preguntó, como si lo último que dijo pudiera sobornarme.

El jugador estrella del equipo me estaba pidiendo ir al baile de bienvenida con él. No diría que no. Así que dije que sí. –Claro, me encantaría ser parte de la pareja número uno.

The Last Virgin Standing / Tiffany HuynhWhere stories live. Discover now