Capítulo 15: Los condones son las nuevas cincuenta sombras

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Capítulo 15: Los condones son las nuevas cincuenta sombras

–Bien, ¿recuerdas lo que me prometiste? –mencionó Ian, colgando su brazo en mis hombros y sentándose delicadamente en el asiento vacío a mi lado.

Sonreí y negué con la cabeza. –No. ¿Te importaría refrescarme la memoria?

–La noche del 31 de octubre.

Di golpecitos con mi dedo en mi barbilla, pretendiendo pensar en lo que me decía. Lo sabía, por supuesto. –Iré a jugar dulce o truco esa noche. ¿Quieres venir conmigo?

–No seas tonta, Charlotte. Eso es para niños. Nosotros, los adultos maduros que somos, debemos ir a una fiesta de disfraces.

–Muy mal que yo no tenga dieciocho todavía, pero estoy segura que si le pides a otra chica estará encantada de acompañarte.

Frunció los labios. Esperé a que me diera alguna de sus ingeniosas respuestas para convencerme de ir, pero no lo hizo. Una única palabra me hizo ceder, algo que no esperé que dijera jamás. –¿Por favor?

–Bien, iré.

Lanzó un puño al aire. –¡Dijo sí!

Me reí. –No es como si te estuvieras proponiendo.

–Tal vez lo hacía. ¿Quién pensaría que decir "por favor" podría llevarte a alguna parte?

Rodé mis ojos y me volví hacia la hoja de trabajo en la que se suponía estábamos trabajando mientras el Sr. Smith hacía copias o algo. Probablemente estaba en la sala de profesores hablando con quien estuviera ahí sobre nuestra horrible clase mientras tomaba café. –Regresa a tu asiento, Ian.

–Bien... pero solo si vienes conmigo.

–Necesitado.

–Hermosa.

–Jódete.

–Linda.

–Imbécil.

–Encantadora.

–Cara de trasero egoísta.

–Increíble cara y trasero.

–¡Ian!

–Gatita. –Sonrió, disfrutando nuestro pequeño juego.

–Ya vete –me quejé. De verdad necesitaba terminar mis asignaciones en clases. Mis calificaciones estaban bajando, no hasta el punto en el que papá se preocuparía, pero estaba llegando allí.

–Quiero un beso primero.

–Estamos en clase.

–Calvito no está aquí.

–¡Pero sí todo el mundo!

Miró alrededor. –No les importa.

–¡Pero a mí sí!

–Un besito rápido y te dejaré hacer tus cosas de nerd.

Suspiré, pensando que esto era chantaje, y rápidamente presioné mis labios en los suyos. Quise apartarme, pero su mano apareció en la parte de atrás de mi cabeza, manteniéndola en su lugar. ¡Me engañó! Solo tenía dos opciones: devolverle el beso o dejarlo besarme. Era incómodo solo sentarse ahí, así que naturalmente escogí la primera opción.

Escuché una garganta aclarándose y aparté mi cabeza para que Ian perdiera el agarre. Aparentemente ya había quitado su mano, así que salí disparada hacia un lado. Caí al piso, tirando de mi enagua para no ser indecente durante mucho tiempo. Me dolía el trasero y mi cara estaba roja. Ian todavía estaba sentado en su asiento, tratando de no reírse.

The Last Virgin Standing / Tiffany HuynhWhere stories live. Discover now