CAPITULO 14

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                     ALMA PERDIDA

Nos encontrábamos en la sala de estar, mi padre y yo hablamos durante horas, parecía que no nos alcanzaría el tiempo para ponernos al día. Continuaba triste por la muerte de mamá, pero las palabras de Haziel me animaron un poco al saber que hallaríamos la manera de romper la maldición de Sarangel.

Por su lado, Reivel permanecía en silencio, distraído leyendo, pero de vez en cuando notaba como nos miraba de reojo interesado en la conversación sin ser partícipe en ésta. Se mantenía a cierta distancia de mí y eso dolía un poco. Comprendía el porqué de su actitud, pero no he sido yo la que reclamó la vida de su mentor.

El cansancio me venció yéndome a dormir. La confortable cama me recibió con los brazos abiertos. Envolviéndome en un profundo sueño.

-Agatha. _Escuché que me llamaban.

Sentí un hielo que me estremecía hasta los huesos.

-Agatha. _Volvieron a llamarme.

No ubicaba de quién era la voz, sonaba débil, de mujer. Abrí los ojos y me encontraba en una caverna, un vaho salió de mi boca y traté de darme calor abrazándome.

El piso lleno de espinas que lastimaron mis pies descalzos, comenzaron a sangrar, de las paredes de la cueva salían gruesas raíces negras que segregaban una sustancia rojiza, que intenté no tocar.

-Agatha. _Se escuchó la voz casi en un susurro.

Intentaba caminar pero el dolor en la planta de los pies resultaba insoportable, traté de usar mi poder para eliminar las espinas pero no funcionó, me di cuenta que por la orilla podía movilizarme sin lesionarme, teniendo que pegar mi cuerpo a las raíces y por ende marchar mis ropas con aquel líquido tan desagradable.

El olor a azufre inundó el ambiente, dándome un vuelco el estómago. Llevé mi mano impregnada de aquella sustancia a mi nariz y exclamé asustada, cuando reconocí que era sangre pero más oscura y espesa.

El túnel parecía no tener fin, al doblar una esquina mi corazón se detuvo, las espinas y raíces desaparecieron, en su lugar, ahora el trayecto se encontraba cubierto con huesos de cráneos, por lo cuáles salían gusanos negros, un panorama de verdad aterrador.

¿Qué lugar es éste? ¿Dónde me encontraba?

Ahogué los sollozos que intentaban escapar de mi boca, tenía que salir de ahí, así que llevé mis pasos esquivando los obstáculos. Al fin vi luz, sentí alivio al salir de aquella caverna, para llevarme la decepción que el largo túnel continuaba, esta vez con barrotes de hierro pegados en la cruda roca donde lamentos y quejidos provenientes de su interior, me pusieron la piel de gallina.

Al recorrer el pasadizo brazos grisáceos y delgados, salían de las rejas tratando de tocarme, pidiendo ayuda, mantuve mi vista al frente, el olor a azufre se incrementó, me costaba respirar, iba dejando un rastro de sangre de mis lastimados pies. Al doblar la esquina vi con espanto a mi madre atada a aquel tronco, siendo devorada por las llamas.

-Mamá. _Grité acercándome.

Se encontraba con la mirada perdida. La seguí llamando sin poder aproximarme más ya que las llamas me alcanzaban.

-Hola Agatha.

Reconocí aquella voz de inmediato, cada parte de mi cuerpo se tensó. Al voltearme, Adiraet me miraba a través de unos ojos rojos, recordé la primera vez que lo vi en el Templo de las Brujas.

-Contempla mi obra, querida esposa.

-¿Cómo me contactaste? _Pregunté atemorizada

-Me subestimas. _Finge indignación.

-¿Estoy soñando?

-No, tu espíritu realmente está aquí, abandonaste tu cuerpo.

-¿Qué? _Abrí mis ojos como platos.

-Así es, bienvenida a mi hogar.

Hace una reverencia y sonríe de forma perversa.

-¿Qué hago aquí? _Pregunté obligándome a articular las palabras.

-El alma de tu madre está penando por tu culpa.

-No, Sarangel dijo.......

-Yo la traje, ella está aquí, para sufrir el fuego eterno.

Los gritos de mi madre me destrozan, su dolor es el mío.

-No te creo, no es ella.

-Lo es, no te mentiría sobre eso.

-¿Qué quieres? _Inquirí llorando.

-A ti, eres mía por derecho. Regresa conmigo y prometo liberar el alma atormentada de Magdalena.

-Eres un demonio, porqué confiar en ti.

-No debes, estás en lo correcto, pero.... Mírala. _Hace una pausa señalándola. –Dejarás que sufra por siempre. Tienes 24 horas para decidir, y espero no comentes nada con tus amigos alados, de todas formas ellos no te pueden ayudar.

Me quedé observando a mamá como el fuego la consumía, y el dolor infringido que sentía en su ser.

-Piénsalo bien, te estaré esperando. No me decepciones Agatha.

Sentí como me desvanecía, cuando abrí los ojos ya había amanecido. ¿Acaso ha sido un sueño? Me incorporé pero al colocar los pies en el piso, un agudo dolor me penetró, horrorizada contemplé la planta de mis pies sangrando. No había sido un sueño, en realidad estuve ahí, Adiraet tenía el alma de mamá. Tengo que liberarla aunque eso signifique regresar con él y esperar el castigo por mi desobediencia.

ENTRE SOMBRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora