CAPITULO 38

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EL LIMBO

-¿Crees que nos permitirán quedarnos? _Me consulta Agatha con interrogación.

-Si no tuviera autorización de lo alto no haría tal ofrecimiento. –Respondo sereno.

_Entiendo, en realidad no me desagrada la idea de volver.

-¿Qué es el Limbo? –Agnes intercambia miradas entre Agatha y yo.

-Ven, te lo mostraré. –Le extiendo la mano. –Todos, forman un círculo.

En un parpadear nos encontramos fuera de la casa que alguna vez compartiera con Haziel. Me invadió un pesar pero traté de disimularlo.

Los presentes observaron los alrededores con detenimiento, no los culpaba, el Limbo es hermoso.

-Vamos, les enseñaré la residencia.

-¡Esto sí es una casa! –Exclama Sebastián lanzando la indirecta a Adriel.

-Ignoraré tu comentario. –Contesta el aludido con resentimiento.

Después de un leve recorrido e indicarles cuál sería su habitación, me dirijo a la cocina donde me encuentro con Asaliah.

-¡Qué sorpresa tan agradable! –Expreso abrazándola.

-Igualmente, pero no soy portadora de buenas noticias.

-¿Qué sucede?

-Ya saben que tienen la llave y se están preparando, es todo un ejército de brujas y demonios, los han traído de todo el mundo, no permitirán que toquen a su reina.

-Contamos con el apoyo de las brujas blancas. ¿Con cuántos ángeles disponemos?

-Una legión, además Miguel te dará su espada, comandarás el ejército.

-Mil ángeles–Suspiro bajando la mirada.

-Ten fe Reivel. –Mi amiga coloca su mano sobre mi hombro. –El bien siempre triunfará sobre el mal.

-Quisiera tener tu optimismo, morirá gente buena.

-Lo sé, pero toda causa requiere sacrifico.

-¿Cuál es el papel de Agatha en todo esto?

-El Señor le dará un gran poder que nunca ha sido otorgado a ningún mortal, ella es privilegiada, sería la segunda al mando después de ti. Partirán dentro de dos días, deben de estar preparados, los ángeles transportarán a las brujas blancas al lugar de encuentro, el momento está cerca.

Asaliah me sonrió para desaparecer al instante, dejando una gran incertidumbre en mi corazón.

-Reivel. –Agatha me llamó colocándose a mi lado.

-¿Te levantaste temprano? –Le sonrío recibiéndola entre mis brazos.

-Todo estará bien. –Me asegura.

-¿Escuchaste nuestra conversación?

-Sí, lo lamento no fue intencional.

-Es mejor que te enteres ¿Cómo te sientes hoy?

-Estoy aterrada, pero el hecho de que estés conmigo me reconforta.

-No hemos conversado sobre tu encuentro con Adiraet.

-Me llevo a un claro del bosque, estaba realmente molesto porque perdió su dominio sobre mí por medio de la marca. Comenzamos a pelear, tal como imaginé era muy fuerte pero nunca me di por vencida, no podía defraudarlos y es cuando ocurrió, toda esa energía, ese poder, circulando por cada extremo de mi ser, lo expulsé y en segundos Adiraet se pulverizó.

Acaricié su mejilla, ella encerró mi mano entre la suya.

-Por fin se acaba la pesadilla de Adiraet. –Agrego perdiéndome en sus ojos dorados.

-Al menos cierro ese capítulo de mi vida.

-Te tocará a ti enfrentar a la Bruja Madre ¿Lo sabes verdad? –Le informé

Ella asintió para añadir: -"Aunque ande en Valle de Sombra de Muerte, no temeré mal alguno porque tú estarás conmigo, tu vara y tu callado me infundirán aliento"

-Salmo 23, es uno de mis favoritos.

-El mío también.

La observé buscando sus labios, Agatha me rodeó con sus frágiles brazos, así nos encontrábamos cuando apareció Adriel estirándose y bostezando.

_Ay por favor, empalagan.

Agatha y yo intercambiamos una mirada no pudiendo evitar compartir una sonrisa.

-¿Qué? –Adriel nos ve con el ceño fruncido.

_Déjame golpearlo. _Agrego mirando fijo a Agatha.

_Quieto angelito. _Me señala el mitad ángel con el dedo índice en posición de advertencia.

_Ya viste la biblioteca es enorme. _Agatha lo hala del brazo, llevándolo hacia la estancia, posiblemente para que no cumpla con mi amenaza.

Me quedo observando hacia la pared por largo rato, perdido en mis pensamientos, tengo miedo, y no es por mí, sino por aquellos a quienes arrastro conmigo. Suspiro sintiendo una opresión en el pecho, dejando todo en las manos del Creador, para que él tome control de lo que está por venir.

ENTRE SOMBRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora