CAPITULO 43

8K 950 70
                                    

EL DESPERTAR


Cuando abrí los ojos me encontraba en la cabaña de Adriel, me desperté en la que alguna vez fuese mi cuarto. Recordé todos los eventos enderezándome aprisa, buscando a Reivel, al ingresar a su habitación, yacía tendido sobre la cama, pálido, con los labios agrietados.

Mara y Sebastián, junto con Frida se encontraban ahí, me vieron con compasión, las lágrimas se desbordaron como un raudal e hincada tomé su fría mano besándola, mientras con la otra mano acariciaba sus cabellos.

-No está muerto Agatha, pero no despierta. –Dice Mara entre sollozos. _Sanaste sus heridas antes de morir. _Bajo la cabeza.

-Está en coma. _Afirmé sin entender, cómo es eso posible ¿Cómo lo ayudamos? _Una leve esperanza me inundó.

–Agnes murió y ni siquiera has notado su ausencia. _Menciona Mara dolida.

Observé a mi alrededor percatándome que la pequeña Agnes no estaba.

-No se suponía que debía de ser así. –Susurré.

-Agatha, aunque sanaste su cuerpo, su alma naufraga en la oscuridad por causa de la espada negra, él no despertará, a menos qué.... –Frida calla.

-Haré lo que sea, dime.

-Hay un hechizo, no ha sido practicado desde hace mucho tiempo. Es magia muy poderosa. –Me advierte.

-Explícate. –Me puse de pie escuchando atenta.

-Primero debes saber que quizás no funcione.

-No te sigo. –Fruncí el ceño

-Jamás lo he practicado, no existen pruebas que demuestren su eficacia, además existe un alto riesgo para ti, debes darle de tu vitalidad a Reivel, tu esencia, estarán unidos, compartiran dolor, alegrías, tristezas como uno solo.

_ ¿Dónde lo llevaremos a cabo? _Ignoré sus últimas palabras.

-En el templo de las brujas, pero necesito que sean siete los testigos.

-Mara y Sebastián ¿Lo harían? –Les consulté.

-Es magia muy peligrosa Agatha, ¿Estás segura de esto? _Alega Mara.

- ¿Y si fuera Sebastián? _Ella se quedó en silencio, conocía su respuesta.

-Bien, somos cuatro, necesitamos tres más.

-En realidad serían cuatro y no tres, tú no cuentas, deberás entrar al círculo sagrado con él. Lo haremos al anochecer, por el momento lo traslademos hasta allá.

-Es muy lejos, hay que atravesar el bosque y el río.

-No si abrimos un portal.

-¿Podemos hacerlo? Creí que perderíamos la magia. –Recalqué.

-Somos brujos, la magia corre por nuestras venas, los conjuros y hechizos son parte de nuestra naturaleza. Reuniré a los otros cuatro, regresaré con lo que necesitamos para llevarlo a cabo. Lleva el libro, contiene el conjuro.

-El libro quedó en el Limbo, ¡Maldición!

-El libro fue devuelto Agatha. –Me hizo saber Frida. –Está en tu habitación.

Frida se va y yo me quedo observando el cuerpo de Reivel, añorando con todo mi corazón, despierte de este ensueño.

***********

Reivel es colocado en el altar de piedra, aquel mismo donde sacrificaran al cordero y me dieran a beber su sangre, me recosté junto a él. Tomé su mano fría mientras unas traviesas lágrimas mojaron mis mejillas. Oraba en silencio pidiéndole al Creador, me lo devolviera.

Frida tiene el libro, antorchas nos iluminaban, los presentes llevaban puesto capuchas, tomados de las manos a nuestro alrededor.

-Poderes de la naturaleza, bríndenos su energía. –Comenzó a recitar Frida. –Toma el corazón de esta mujer en sacrificio, lo ha dado por voluntad propia, que el amor los una en uno solo, que esta alma regrese con nosotros.

Todos repetían lo que Frida iba diciendo, el viento comenzó a mecer las copas de los árboles, un punzante dolor taladro mi pecho, tanto que grité sin poderlo evitar, es como si me lo estuvieran arrancando. Cerré los ojos, el aire me faltaba, escuché una voz: _Debes saber que la pesadilla no ha acabado, viene otro peligro, una amenaza más grande se cierne sobre la tierra, estén preparados.

-¿Cuándo sucederá esto? –Interrogo preocupada.

-Habrán señales, es todo lo que puedo revelar. Cuídate Agatha, vive bien.

Sentí un mareo, al despertar me hallaba en el templo de las brujas, en aquel lecho improvisado preparado para mí el día de mi iniciación. Frida y el resto me observaban atentos. Me enderecé despacio mirando a Reivel que yacía junto a mí.

-Por favor despierta. –Susurré en su oído, besando sus labios con ternura. Es cuando él, respiró profundo como oxigenando sus pulmones, abriendo los ojos. Escuché exclamaciones de los presentes.

-Reivel. –Lo llamé.

Él me miró a través de aquellos ojos oscuros confundido.

-¿Qué hiciste? –Me reclamó.

-Lo mismo que tú hubieras hecho por mí. –Respondí con calma.

-Oh Agatha, no sé si reprenderte o besarte aquí mismo.

-Qué te parece la segunda opción.

Reivel no contestó, se acercó a mí besándome con necesidad, sin importarnos que tuviéramos audiencia.

-Te amo. –Proclamó colocando su frente contra la mía.

-También te amo mi ángel. –Contesto acariciando su mejilla.

-Ya no lo soy. –Sonrió con un poco de amargura.

-Para mí siempre lo serás.

Nos volvimos a besar, saboreando aquellos labios cálidos y suaves que me enloquecían. No me importaba lo que vendría, Reivel está a mi lado, y es todo lo que me importa.

ENTRE SOMBRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora