CAPITULO 16

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            LA PUERTA AL INFRAMUNDO.

Jeremías me preparó un té de hierbas, su exquisito aroma me hizo la boca agua y al probarlo un sabor dulzón envolvió mi paladar.

-Está delicioso. _Le afirmé sorbiendo otro trago.

-Lamento todo lo que te está sucediendo Agatha. _Su mirada se encontraba cargada de comprensión.

-Gracias, si no fuera que cuento con el apoyo de Haziel, ya me hubiera derrumbado.

-Nunca he entendido a estos ángeles cazadores, su preferencia con los humanos y sus costumbres, los hacen débiles, pero a la vez, los fortalece.

-Tú también fuiste uno de nosotros ¿Lo olvidas?

Me sonrió de forma amable pero no contestó. Terminé mi té, suspiré impaciente, Reivel se tardaba y Jeremías no era una persona muy conversadora. Respiré aliviada cuando Rei apareció en medio de nosotros, sostenía una espada entre sus manos.

_ ¡Lo lograste! _Exclamé extasiada de la alegría.

-Sí, pero no ha sido sencillo es un arma celestial, solo accedió porque el Supremo lo autorizó.

-¿El Supremo? _Pregunté.

-Él lo ve todo Agatha, no te preocupes rescataremos a Magdalena y ella podrá entrar en el Reino de los Cielos, ha encontrado indulgencia ante los ojos de Dios.

Las lágrimas salieron sin mi autorización, lágrimas de esperanza, de agradecimiento.

-Vámonos. _Me indicó Reivel al tiempo que se despedía de Jeremías.

La idea de que existe una oportunidad de salvar a mamá me llena de regocijo. Cuando llegamos Haziel nos esperaba en el marco de la puerta, corrí hacía él y lo abracé, entre sus brazos todo parece estar bien, me siento segura.

-¿Cuándo regresaste? _Inquirió Rei.

-No hace tanto ¿Acaso esa es la espada de Miguel? _Arquea su ceja.

_Quieres escuchar una entretenida historia. _ Reivel achica los ojos viéndose adorable.

Entramos a la casa y tomamos asiento cerca de la chimenea que siempre se encontraba encendida, brindando un cálido y abrigador calor.

_Estoy esperando. _Intercambia una mirada con Rei, que se apresura al ponerlo al tanto de los recién acontecimientos.

-¡Imposible! _Se pone de pie, restregándose la cara con las manos. _Hija, iremos por Magdalena, la rescataremos tienes mi palabra, si tú me das la tuya de permanecer aquí.

-¿Qué? ella es mi madre, no pueden excluirme.

-Es muy arriesgado, jamás pondría tu vida en peligro.

-No es tu decisión, es la mía, y yo decido ir.

-Lo lamento de verdad, pero no lo harás.

-Tendrás que amarrarme o aprisionarme porque de lo contrario nada me impedirá acompañarlos.

-Lo sé. _Me contestó con una sonrisa que no terminó de formarse. –Perdóname por esto. _Y terminando de decirlo se acercó a mí, pasó su mano sobre mi rostro sumergiéndome en un profundo sueño.

****************

Coloqué a Agatha sobre la cama cubriéndola con la sábana, estará muy molesta cuando despierte pero no tengo opción. La beso en la frente, es tan diferente a su madre, se parece a mí, mismo color de cabello, tono de piel, y ojos almíbar. No permitiré que nada le suceda.

-Se enfadará contigo. _Reivel se encuentra de brazos cruzados, recostado en el marco de la puerta.

-¿Qué tú también me lo vas a reprochar? _Lo regañé.

-Sólo decía. _Se encogió de hombros y salió de la habitación, lo seguí cerrando la puerta al paso.

-Entonces Haziel, ¿Cuándo partimos?

-En este mismo instante, no hay tiempo que perder.

-Jamás he ido al inframundo. _Me indicó con un leve tono de temor en sus palabras.

-No tienes que ir y lo sabes.

-No te dejaré solo, además hablamos del alma de un inocente.

-Te refieres a una bruja. _Le recalqué.

-He llegado a la convicción que no puedo culpar a todas las brujas por lo que le sucedió a mi primer mentor.

-¿Acaso Agatha tiene que ver con tu cambio de opinión?

-Quizás. _Me miró rodando los ojos.

-He notado que ya no eres tan indiferente con ella. _Le hago saber.

-Sí bueno, no soy un ogro, sólo tenía mis reservas.

-¿Y ya no? _Indago.

-No tanto. _Respondió encogiéndose de hombros otra vez.

-Si algo me sucediera estando allá, quiero que me prometas que la cuidaras.

-¿De qué estás hablando? No seas tan pesimista.

-Reivel, dame tu palabra por favor.

-Juro por mi divinidad que protegeré a Agatha con mi propia vida.

-Gracias. _Le sonreí.

-Hora de marchar.

Nos dirigimos a los límites del Limbo. Ahí se encuentra la puerta que lleva directo al inframundo, custodiada por el Arcángel Zadquiel.

-Hermanos Haziel y Reivel. _Nos saluda.

-Zadquiel. _Agregué bajando la vista ante él.

-La puerta sólo puede estar abierta unos segundos, deben ingresar rápido. Introduce la espada de Miguel en la cerradura cuando estén de regreso, es la única manera que tienen para abrirla.

-Gracias por la indicación.

-Que el Poderoso los acompañe y lleven con bien esta campaña.

Le sonreí y Zadquiel colocó su mano en el aire con dirección a la enorme puerta de madera que traqueó al abrirse. Ingresamos aprisa, sonando un portazo a nuestras espaldas, envolviéndonos por completo la oscuridad.

ENTRE SOMBRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora