CAPITULO 26

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Dedico este capítulo a:
Fixthismoment
KarinaSantanaTrejo
Irisdelsol1
Lunaisabel12
MichelBiersack

                        ALIADOS

Me encontraba en mi habitación, anochecía y la lluvia se negaba a desvanecerse. Grandes charcos de agua inundaban los alrededores, tuvimos que colocar algunos baldes para recoger el agua que se colaba por las agrietadas rendijas de la vieja choza. Escuché a Adriel maldecir por lo bajo, alegando que al día siguiente arreglaría las goteras.

Me veo tocando mis labios y una amplia sonrisa surca mi rostro recordando el beso intercambiado con Rei hace tan solo unas horas. Él ahora se encontraba con Adriel poniéndolo al tanto de todo lo sucedido desde el momento en que llegue al Templo de los Alados hasta el presente. Preferí no participar, la verdad me sonrojaba cada vez que tenía a mi ángel al frente y no quería que Adriel se diera cuenta, no después de la cátedra que me dio sobre no involucrarme con un ángel y que hice todo lo contrario que me recomendó.

El libro reposaba sobre mi cama, lo coloqué ahí para hallar algún hechizo que me ayudara a encontrar a posibles aliados. Me encontraba cruzada de brazos viendo caer la lluvia, las ninfas corrían brincando sobre los cúmulos de agua, cantando y riéndose, completamente empapadas pero parecía no importarles, de verdad se divertían. No me resultaban tan peligrosas pero si Reivel no confía en ellas yo tampoco.

Me siento en la orilla de la cama y comienzo a pasar las viejas y gastadas páginas, puedo usar el conjuro para encontrar otros hechizos pero quise curiosear un poco, fui leyendo cada una de sus hojas, era impresionante su contenido, me detuve cuando encontré lo que andaba buscando.

Necesitaba cuatro velas, dibujar un pentagrama, y tres personas más para acumular la suficiente energía que fuera capaz de atraer la esencia de los convocados. Baje los escalones que crujieron bajo mi peso y me encontré a Reivel y Adriel discutiendo como era costumbre, estos dos no tienen remedio.

Cuando Reivel me vio su mirada se clavó en mí de una forma tan profunda que mis mejillas ardieron. Adriel intercambió miradas entre nosotros y sonrío para sus adentros moviendo su cabeza hacia los lados en negación. ¡Maldición! Ya sacó conclusiones, pero la verdad no me importa lo que piense, él no comprende, esto es más fuerte que nosotros mismos.

-Encontré un hechizo para buscar aliados, pero requiero cuatro velas, una tiza para dibujar un pentagrama y tres voluntarios aparte de mí.

Se miraron entre sí y vi a Adriel poniéndose de pie buscando en una alacena, regresó con lo solicitado. En la cabaña no había electricidad así que nos alumbrábamos con la luz de velas y lámparas de aceite.

-¿Estás segura sobre esto? –Inquiere Reivel.

-No del todo pero.... –Dejo la frase sin terminar.

-Aún nos falta un participante más. –Consulta Adriel arqueando su ceja.-Ya lo tengo, le diré a Triccia.

-No. –Contestó Reivel rotundamente.

-No. –Repitió Adriel imitando su tono de voz. –Pues déjame decirte angelito que no hay nadie en kilómetros a la redonda, es ella o alguna de sus hermanas.

Reivel iba a discutir cuando me adelanté en decir: -Llámala.

-Agatha, no podemos confiar en ellas. –Me recalca mi ángel.

-Lo sé, pero necesitamos cuatro personas para llevar a cabo la convocación, sólo por esta vez. –Lo trato de convencer.

-Debe haber otra forma. –Sugiere.

ENTRE SOMBRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora