CAPITULO 27

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Dedico este capítulo a:
Peque-Anita
EllaEsMLLP
ClaudiaYazzMendoza
Ange as
natha0707
RosNarvaez
paolavela14
Elisabeth0199

                         LA MISION

-Es una locura, no está lista. –Advierte Adriel con los brazos cruzados y el ceño fruncido.

-No es tu decisión, es de ella. –Le contesta Rei poniendo los ojos en blanco y bufando ante la terquedad de nuestro amigo mitad ángel.

-Apenas es capaz de dominar el fuego celestial, su don es inestable, ella es presa fácil. –Continua Adriel molesto. –Además, tú eres el más maduro de los dos, se supone que deberías apoyarme y no al revés.

-Si el Supremo considera que es hora, lo es.

-Sabes qué, haz lo que quieras, pero si algo le sucede es tu responsabilidad.

-Adriel no te preocupes. –Intervengo en la conversación.

-Los dos están locos, tal para cual.

-Vas a venir con nosotros ¿Cierto? –Quiero saber.

-No debería, pero entonces quién cuidaría tu espalda.

-Gracias. –Lo abrazo.

-De nada brujita, pero que conste que lo hago sólo por ti.

-Lo entiendo. –Me separo de él volviendo a ver a Reivel que está serio.

-Bien. _Añade. _Vamos a la selva del amazonas, están desapareciendo personas de una aldea, sabemos que es obra de brujas.

-Malditos rituales. –Espeta Adriel notablemente indignado.

-Tomen mis manos, sentirán como una fuerza que los envuelve, pero no deben romper el contacto.

Obedecemos y es cuando de la nada aparecemos en medio de una exuberante selva, siento el estómago un poco revuelto.

Veo a Adriel golpeando su nuca con la mano abierta.

-Lo que me faltaba mosquitos, debí traer repelente.

Río ante su ocurrencia, Adriel siempre me hacía reír con su humor negro. Él y Rei no se llevan bien, discuten constantemente. Caminamos a través de la impresionante vegetación, el calor es insoportable y escucho a Adriel seguirse quejando por todo.

-No seas nena. –Le indica un ofuscado Reivel.

-¿Cómo me has dicho? –Adriel se planta en actitud de defensa.

-Como escuchaste, me tienes harto con tus lamentaciones, si lo deseas te puedo mandar de regreso ahora mismo.

Cuando me doy cuenta están uno en frente del otro, sacando pecho.

-Basta. –Intervengo. –Dios, no se pueden comportar como personas razonables. No se les olvide por qué estamos aquí.

Me miraron al mismo tiempo, Rei siguió caminando ignorándolo y Adriel se encogió de hombros y me hizo seña que fuera de primero. Seguimos avanzando hasta que Reivel se detuvo, parecía prestar atención.

-Escuchas. –Le dice a Adriel.

-Mala señal. –Contesta el mitad ángel en alerta.

-¿Qué sucede?-Consulto confundida.

-Todo está callado, hace unos instantes parecía un maldito zoológico. –Responde el ojos cenizos mirando los alrededores.

Comprendí a qué se referían. Es cuando el sonido de un grito agónico se propagó haciendo eco en mis oídos, le siguieron otros más que lograron ponerme la piel de gallina. Reivel y Adriel corrieron en la dirección de dónde provenía, me puse atrás tratando de alcanzarlos pero eran más rápidos.

Conforme avanzábamos los gritos de dolor se incrementaban. Las ramas y enredaderas me arañaban la cara y me quedé pegada en un pico de lo que alguna vez fue un arbusto, hale con fuerza rasgándose la prenda.

-Por ahí Adriel, cuidado. –Le advertía Rei. – ¿Qué estaba ocurriendo? Me apresuré y al llegar ambos peleaban con una bruja, pero lucía diferente, su rostro se desfiguró, tenía la apariencia de una criatura horrorosa, con largas uñas, jamás había visto algo tan tenebroso, un escalofrío me recorrió la columna.

-Agatha, cuidala. –Me ordenó mi ángel. Hasta ese momento observé a una mujer que yacía tendida en el suelo. Corrí a su lado, se encontraba inconsciente pero aún tenía pulso, aunque muy débil.

La bruja levantó las manos y una fuerza invisible los tiró a ambos por los aires chocando contra los árboles. Devolvió su mirada hacía mí y con voz gutural me dijo: -Haz traicionado a los tuyos aliándote con ángeles, por tu falta morirás. –Y dicho esto se abalanzó sobre mí, lo único que acaté fue proteger con mi cuerpo al inocente cerrando los ojos, admito que me encontraba aterrada.

Oí exclamar improperios a la hechicera cuyo cuerpo levitó, vi que la mano que Reivel la sostenía en el vacío. La bruja se tocó la garganta como si el aire le faltase.

-Encárgate Adriel. –Le enunció. –Adriel formó una bola azulada de energía, estaba a punto de lanzarla, cuando algo lo atravesó. Ahogué el grito al ver que era una clase de lanza cayendo de rodillas, con los ojos llenos de sorpresa.

Reivel divisa otra bruja que ha salido de la nada. Ella se ve igual que la otra, de sus manos se forman filosos espinos que lanza en contra de mi ángel.

-No. –Exclamó temiendo que algo le sucediera y sin ser muy consiente de mis actos, el fuego me envuelve y al abrir mis manos propago una llamarada que cubre por completo a la bruja quién comienza a gemir del dolor y pronto su cuerpo queda reducido a cenizas.

-Hermana. –Profiere la otra bruja con enojo, pero antes de reaccionar, Reivel se encarga de ella.

De inmediato se aproxima a Adriel, cuya estaca ha desaparecido pero la sangre no cesa de brotar de la herida.

-Tranquilo.-Le expresa Rei colocando sus manos sobre él, de inmediato una intensa luz blanca emerge de las manos de mi ángel y la herida sana.

Respiro aliviada cuando Adriel se endereza haciendo un leve chequeo de los daños.

-Te debo una. –Le dice, creo que es su forma de agradecer.

Reivel se inclina sobre la mujer y repite el procedimiento haciendo que una asustada nativa nos miré con los ojos cargados de temor. Rei le habla en un idioma que no conozco, ella comienza a llorar y lo abraza. La ayuda a ponerse de pie y sin decir nada más, se sumerge en la selva perdiéndose pronto de nuestra vista.

-Hemos terminado, regresemos.

-Ella estará bien. –Quiero saber.

-Sí, va de camino con los suyos.

-Has hablado en su idioma ¿Cómo es posible?

-Hablo todos los dialectos del mundo, es la ventaja de ser ángel. –Sonríe con modestia.

-Podemos largarnos aquí por favor, estos malditos mosquitos me están comiendo vivo.

Ambos reímos y Reivel toma nuestras manos.

-Bien hecho Agatha. –Me felicita.

-Sí, bien hecho brujita, nos salvaste el trasero.

No dije nada, pero me sentía complacida, salvé a un inocente y a mi Reivel, la sola idea de perderlo me hizo accionar el poder dentro de mí, como un detonante y se sintió bien. En un parpadear nos encontrábamos de nuevo en la cabaña.

Por suerte Reivel conversó con Jeremías, entregándole dos anillos bañados con gracia divina. Mañana llegarían nuestros aliados, vencer a la Bruja Madre no iba a ser fácil, pero tenía la fuerte convicción que podríamos lograrlo pero antes definitivamente debía dominar mis habilidades.

ENTRE SOMBRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora