7. Vestimenta complicada

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7. Vestimenta complicada

Sam y Lily compraron una hamburguesa para Dean y para ellos dos ensaladas. La rubia no tendía a comer tanta comida rápida y después de esa mañana, la cual Castiel la trajo a ese mundo, su estómago daba vueltas. Necesitaba algo tranquilo para comer.

Tuvieron que ir caminando ya que habían dejado el auto alquilado. Parecía ser una larga caminata, pero para los dos se hizo bastante rápida. Hablaron de las cosas que el otro no sabía y así empezaron a conocerse aún más.

Antes de adentrarse en la ruta hacia el búnker, Lily vio una pastelería al otro lado de la calle, sonrió y corrió hasta allá. Tenía ganas de algo rico como postre. Tal vez algunas galletas de chocolate, tal vez alguna masita o... Tarta.

Eso último pareció decirlo en voz alta porque Sam la miraba extrañado. Lily no amaba la tarta, pero era su postre favorito. Si tenía que elegir en toda la pastelería, elegiría la tarta. Sin dudar. Su madre hacía riquísimas tartas y siempre consentía a Lily y a Dean, de su mundo, con deliciosos mangares.

-¿Tarta? -preguntó como si dijera "¿en serio?" Lily solo levantó los hombros con una sonrisa, asintiendo al gesto.

-¿No te gusta? -preguntó con curiosidad. Sam levantó los hombros, como si no le agradara pero tampoco le disgustara—. ¿A Dean le gusta? -dijo esa vez pensando en su hermano de la otra dimensión.

-¿Que si le gusta? Creo que si podría casarse con la tarta, lo haría -comentó gracioso para entrar a la pastelería. La rubia le siguió pero luego Sam se quedó parado y se giró con el dedo índice al aire—. Ahora que lo pienso... Dean se casaría con el Impala y con la tarta.

Lily rió suavemente.

-¿Sigue teniendo ese auto? -dijo como pregunta capciosa para ella misma—. En mi mundo, también lo tiene. Y no se despega de él. Una vez estacionó en un lugar en el que no se podía estacionar y él empezó a cargárselas con el de la grúa. Papá tuvo que pararlo... -recordó con risas entre medio.

Estaban de vacaciones esa ocasión y se Dean había mandado una cagada, pero lo único que Lily recordaba era la risa del momento y la que el recuerdo le daba.

-Eso suena a Dean -admitió Sam con una sonrisa.

Compraron dos tartas para llevar. Sam le dijo a Lily que era mejor comprar dos por si ella quería más de una porción. La rubia asintió, mientras más postre mejor.

Después de eso, tardaron unos veinte minutos más o menos en llegar al búnker. Sam abrió la puerta y Lily pasó primero. Descendieron por las escaleras y observaron a Dean sentado en la mesa larga de madera barnizada con la computadora de Sam.

-Más vale que no sea porno -amenazó su hermano al estar en el piso de la sala. Dean se dio la vuelta con una mirada con los ojos entrecerrados y la boca ligeramente curvada.

-Estaba buscando más información de lo que has encontrado esta mañana... -comentó girándose para volver a centrarse en la pantalla—. ¿Por qué tardaron tanto? -preguntó levantándose.

Lily dejó la bolsa de las tartas y la de su ropa anterior en la mesa. Se quitó la campera enorme de Sam para devolvérsela y luego sonrió a Dean.

-Trajimos el almuerzo -respondió con una sonrisa mientras tomaba la bolsa de las ensaladas y la hamburguesa.

-Y además dejamos un auto alquilado, debíamos caminar hasta acá -aclaró Sam sin rodeos.

-Que bueno que trajeron comida, no hay nada en la maldita cocina y me estoy muriendo de hambre -dijo el joven.

Black Wings [Supernatural]Where stories live. Discover now