27. Los esperados reencuentros

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27. Los esperados reencuentros

Lo único que podía escuchar era su respiración agitada y su corazón latiendo a mil por hora. Miró a su alrededor en signo de una versión suya pero más maléfica. Era ese momento en el que despiertas repentinamente de un sueño y debes estar algunos segundos convenciendo a tu cerebro de que no es real lo que sea que hayas visto en el mismo.

Se pasó una mano por el enredado cabello tratando de ordenar sus pensamientos. No era un sueño normal, era más vívido y más cruel. Ahora que sabía de los sobrenatural, trataba de buscar una respuesta de esa índole que le sirviera para convencerse de las cosas extrañas que le ocurrían.

De repente recordó esa voz que le taladraba el cerebro. ¿Podían esa voz y el sueño estar conectados? ¿Crowley había interferido en eso cuando le clavó aquella aguja de líquido ambarino?

No tenía las respuestas que buscaba. Miró a su lado y vio cómo el celular yacía intacto en su mesa. Pensó en llamar a sus hermanos, pero ¿de qué serviría? Probablemente le dijeran que había sido sólo un sueño.

Unas pequeñas lágrimas bajaron de sus ojos y rodaron lentamente contra sus mejillas ahora rosadas. Estaba cansada de sentirse inútil, estaba cansada de llorar por todo, estaba cansada de ser débil. Porque no importaba cuánto se convencía de ser fuerte, era la persona más débil. Esa voz en su mente tenía razón, ella no era fuerte, ella arruinaba todo.

Necesitaba convencerse de otra cosa, para eso requería su luz. Aquella persona que le hizo ver un brillo a pesar de estar perdida en la oscuridad. Aquella persona que tal vez no era una persona, que le hacía sentir de miles maneras distintas. Necesitaba a Cas. Pero algo le decía que no importa cuánto lo intentara, el ángel no llegaría. Lily quería convencerse de que no lo había perdido pero...

¿Cuánta evidencia tenía de ello?

(...)

—Hey, ¿Cas? —habló el castaño. El ángel abrió los ojos y una luz brillante le dio directo a los ojos. Por acto de reflejo movió la cabeza a un lado encontrándose contra un asiento de cuero bastante mal cuidado.

Analizó su entorno antes de concentrarse en los dolores de su abdomen. Estaban dentro de un auto probablemente robado ya que no conocía el modelo. En el lugar del piloto iba su hermano mayor, Gabriel con una sonrisa, y en la radio sonaba una canción de pop. Castiel estaba muy confundido.

Miró su estómago y su cuerpo buscando las heridas, las encontró vendadas de forma humana conteniendo la pérdida de sangre.

—Eres un idiota, ¿sabes? —le comentó el arcángel desviando un poco la mirada de la carretera. Castiel levantó la cabeza y preguntó con sus ojos—. Atacar así a Moah, ¿en qué estabas pensando? ¿Acaso los miles de ángeles muertos a su alrededor no daban el claro mensaje de que te partiría el culo?

Gabriel sonaba algo enojado y el ángel pronto relacionó esa actitud con su amigo Dean, quien actuaría igual o más intenso con respecto las malas decisiones de Sam o Lily.

—No entiendo cómo...

—No sé si recuerdas, pero yo fui quien te sacó de ese embrollo —habló con su voz de regaño—. Más o menos, Eligor ayudó. Pero eso no cambia que debes ser más cauteloso, Cas. Moah pudo haberte matado.

—No iba a dejarlo ir —habló con seriedad—. Si lo dejaba, iría por Lily y nunca me perdonaría eso.

Gabriel suspiró lentamente, alargó su brazo y apagó la canción de ABBA que estaba sonando. Viendo que casi ningún auto se avecinaba a la carretera a esas altas horas de la mañana, estacionó y miró al de ojos celestes con compasión pensando qué palabras decir que fueran correctas.

Black Wings [Supernatural]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora