11. Una linda mañana

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11. Una linda mañana

-Lo lamento -habló el de gabardina en medio del silencio. Lo único que se podía escuchar eran las respiraciones agitadas de la rubia. Castiel estaba sentado en la silla de madera que venía con la habitación. Estaba agachado, sus codos sobre sus rodillas y la cabeza inclinada sobre sus manos entrelazadas. Sus ojos celestes miraron a la joven con pésame—. Lamento que vieras eso.

Lily se sentó un poco en su cama. Tenía puesto una camiseta gris y unos shorts de tela pequeños, su nuevo e improvisado pijama. Su cabello estaba despeinado al igual que las sábanas de su cama. Recordaba el sueño con detalle. Moah, los cuerpos de las personas que conocía y amaba, el molesto diálogo con el Seguidor y la aparición del morocho en su sueño. La rubia estaba segurísima de que no había sido solamente un sueño.

Trató de tranquilizarse un poco, regulando sus respiraciones y peinándose un poco. Le avergonzaba estar tan mal vestida frente al de gabardina. Dirigió su mirada hacia el ángel cuando escuchó sus palabras.

-¿Es cierto? -preguntó con la voz algo quebrada, como si pronto se fuera a romper.

El ángel ocultó su cara nuevamente detrás de sus manos. No podía negar que la versión que Moah le había dicho a Lily a través del sueño era altamente probable. Lo sabía, pero por alguna razón algo le impedía decírselo a la rubia. Miró nuevamente esos ojos verdosos y por unos segundos se perdió en los problemas del momento. Volvió a la realidad cuando aquellos ojos que tanto le gustaban estaban vidriosos y rojizos.

Lily, al no tener respuesta de su amigo, supuso lo peor. Dentro suyo esperaba que después de encargarse de aquél británico, las cosas volvieran a la normalidad. Con ella en su antigua casa, eligiendo una carrera a seguir, con su padre y sus hermanos... Todavía tenía esperanza de volver a su mundo. Pero al ver los ojos de Castiel y el silencio que había en la habitación, supo que no sería posible.

Algo dentro suyo se rompió. Condenó a todo el pueblo de Lawrence con solo existir, perdió lo que más amaba en el mundo... Sin mencionar que no habían noticias de Amy, su mejor amiga.

Desvió la mirada a una de las paredes grisáceas. No quería que Castiel la viera llorar. Todo era su culpa, que su pueblo esté muerto, que su madre estuviera muerta, que todo lo que parecía ser algo bueno terminase siendo algo mucho peor. Había una presión en su pecho, una que no se la podía sacar nadie.

Miró el reloj digital de su mesa de luz, eran las 4:06 a.m. Tenía toda la noche para descansar y luego culparse de todo. El sueño le había agotado, aunque para ella eso no tenía ningún sentido. Pero parecía que no importa cuán cansada esté, la culpa no le dejaría dormir.

-Soy un monstruo -declaró con lágrimas cayendo por sus ojos y las mejillas rosadas.

El morocho levantó la vista inmediatamente al escuchar lo que había dicho la chica. Frunció el ceño y la observó antes de decirle cuán equivocada estaba. No entendía del todo, pero sí entendía que esas palabras le habían enojado. En aquél día y el anterior, la única información que Castiel pudo recolectar de Lily que fuera certera, era que era la persona más dulce y bondadosa que había visto jamás.

En la graduación, dando aquél discurso sobre seguir adelante y dejar aquella época atrás, sus ojos transmitían apoyo y su sonrisa, cariño. Luego cuando se juntó con la castaña y su familia, su sonrisa irradiaba más que aquél sol sobre sus cabezas. Él notaba lo feliz que Lily estaba, y lo dispuesta que estaba para dar todo por su familia. Luego en aquella fiesta, la cual terminó horrible para todos, supo por la mejor amiga de ésta que ella había hablado con Moah por lo alterada que estaba Amy, algo que le pareció absolutamente despreocupado y tierno de parte de la rubia.

Black Wings [Supernatural]Where stories live. Discover now