Capítulo 7: Impulsos

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Las horas pasaron y por ese lapsus de tiempo se me olvidó a que había venido. Fue agradable hablar y pasar tiempo con él. Contaba chistes malos y anécdotas que vivió de niño. Como por ejemplo cuando se cayó de un techo por espiar su vecina que al parecer era bruja y se hizo la herida en una de sus cejas, también cuando un perro lo mordió y lo persiguió. Me di cuenta tiempo después que sus hermanos estaban aquí, menos Noah, pero que también estaban espiándonos.

—Hills —saludó Rider llegando a nosotros con una sonrisa y su hermano al lado. Damián ni me miró.

Rider era el más tranquilo de todos. Aunque me daba una sensación de paz que ellos estuvieran cerca, también me daba una sensación de miedo que no podía explicar. Era difícil acostumbrarse estar alrededor de éstos chicos.

—¿Qué hace un lugar como tú en una chica cómo ésta? —preguntó León. Rider y yo reímos, menos Damián que seguía cruzado de brazos mirando a todos lados.

—Eso mismo me preguntaba yo hermano —sonrió Rider y después me miró—. ¿Viniste sola?

—No. Ni recuerdo a que vine.

Miré a todos y encontré a Noel bailando con una rubia. Mercedes bailaba con Zack que desde aquí podía notar lo ebrio que estaba y Clarissa bailaba con un moreno. Rider miró hacia donde yo estaba mirando y empezó a reír.

—¿Puedo preguntarte algo? —me dirigí a Rider.

—Ya lo estás preguntando —enarcó una de sus cejas sonriendo.

—¿Por qué me preguntaron mi edad? —era una pregunta estúpida en el momento menos indicado. Pero aun así sentía curiosidad y también tenía unas cervezas encima.

—León quería saberla. Habíamos apostado. Él decía que tenías dieciséis. Yo dije que tenías diecisiete.

—¿Dónde está Noah?

Rider se sorprendió ante mi pregunta. Incluso Damián que había estado ignorándonos ahora se encontraba mirándonos con atención. Rider tosió incómodo, miró de reojo a Damián y él negó con su cabeza. Pude ver todo y supe que entré a territorio prohibido.

—En casa —mintió, y lo sabía.

—¿En casa? —repetí, él asintió.

—Mentiroso —lo acusó León que ahora si estaba muy ebrio.

—Cállate —sonrió Rider golpeando el hombro de su hermano.

— Marisol... —empezó hablar León. Vi como Rider rodó sus ojos. — Eres tan bella pero ese color de cabello no te favorece.

—Oye —me quejé riendo.

—Sabes Marisol, Noah no está en casa pero shhh —León colocó un dedo en su boca riendo, como si fuera un secreto. Damian lo veía molesto. En cambio Rider se reía de la situación—. Él tuvo que...

Damián intervino.

—Hora de irnos —ordenó.

—No —León cruzó sus brazos como un niño pequeño.

—León —el tono de voz de Damián me hizo estremecer. Contenía mandato pero a la vez molestia. Me hace pensar que Damián es el mayor de ellos en vez de León.

—Me voy a quedar con ella —me señaló.

—No, te vas con nosotros —Damián no quería perder la pelea.

—Oh vamos Damián, nunca hemos sido invitados a una fiesta. Deja al pobre chico disfrutar de ella —intervino Rider.

—Rider, mira como está —señaló a León quien hacía un mohín y arrugaba su frente—. Parece un idiota.

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