Capítulo 9: Una distracción

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El rostro de León estaba serio, sus ojos se volvían oscuros al ver a Hamal. No, Hamal no es. ¿Hannibal? ¿Hansel? ¡Honter!

¡Es Hunter!

Si no hubiera sido porque estaba aquí, podía jurar que León estaba a punto de sacar sus garras y atacar justo como un animal, haciendo justicia a su nombre. Hunter lo miraba sin una pizca de emoción. Como si no le importara la dura mirada de León o su notable ganas de golpearlo ahí mismo. Por precaución, miro a los lados para ver si no hay espectadores. Por suerte no.

—Rivera —gruñó León.

—Miller —le respondió Hunter de la misma forma.

¿Se conocían? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde?

—Gracias por el libro... —se quedó callado debido a que no conocía mi nombre. Tampoco me apetecía dárselo.

—Clarissa —mintió León y me sentí aliviada por eso.

Hunter asintió mientras firmaba la solicitud para después irse. León y yo nos miramos y sabía lo que su mirada me decía, quería información pero yo también.

—Esperaré a que termines tu turno y me hablarás de lo que sucedió. Porque sé que sucedió algo. Oh y me hablarás también de las idioteces que hice ebrio.

Tan solo tenía que si varias semanas cruzando palabras con León y no como amigos, porque ni siquiera podría describir lo que pasó en aquel árbol la vez pasada, y ni hablar de la fiesta. Su cercanía hacia mí me hacía preguntar muchas cosas de las cuales no tenía respuesta ahora mismo. Es que ni entendía que demonios hacía en mi trabajo.

Terminé de acomodar los de la sección de adultos y fui a cambiarme la camisa para ir a la mesa de León y así me contaría lo que sabe. Miré lo que estaba haciendo y en sus manos tenía el libro de cincuenta sombras de Grey. ¿En qué momento lo había tomado y no me di cuenta?

—Terminé —me senté al frente de León. Él aún me ignoraba por estar leyendo—. ¡León!

—Definitivamente necesito probar éstas técnicas —confesó mientras seguía ignorando mi presencia. Su boca se formó en una 'o' a medida que iba leyendo. Quité el libro de sus manos y me miró molesto, trató de quitarme el libro pero falló— Oh vamos, déjame leer.

—¿Nunca habías leído esto?

—¿Acaso tú sí? —se burló.

—Créeme que hay otros libros donde todo es mejor.

—¿Crees? Me parece que ahora todos los libros venden puro sexo.

—Pero venden.

—Cambiando el tema, cuéntame lo de la fiesta.

—¿Ah?

—Rider me contó algunas cosas que dije.

—¿Qué hace un lugar cómo tú en una belleza cómo ésta? —repetí de la misma forma que me lo dijo en la fiesta. León rodó sus ojos y me pateó por debajo de la mesa—. ¿Noah te habló de algo?

—¿Qué sucedió?

Empecé a mirar a todos lados buscando una manera de huir. León reposó sus codos en la mesa y me dirigió una dura mirada.

—Llegas a correr y te seguiré. Créeme, soy rápido.

Necesitaba cambiar el tema, tenía que buscar una manera de distraerlo y hacerle olvidar lo que he dicho. Él no quería perder esta pelea, y yo tampoco. Decidí mirar el libro que estaba leyendo y me di cuenta que ya estaba por la mitad, ¿cómo pudo llegar hasta ahí tan rápido?

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