Capítulo 15: La casa de los espejos

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25 de noviembre del 2011.

4:00 am.

—Ella es la asesina.

—Los mató a todos.

—Aléjense de ella.

Escucho gritos. Personas corriendo. No logro ver nada, pues mi vista es algo borrosa. Intento aferrarme a algo pero siento mis manos resbalosas, así que caigo al suelo golpeando mi cabeza en el acto.

—¡Elizabeth!

Alguien llega hasta mí y parpadeo varias veces para verla. Ella está llorando, la escucho, y trata de limpiar mi rostro. Cuando mi vista vuelve a la normalidad, veo la gran cantidad de líquido rojo en mi ropa, mis manos y hasta mi cabello. Era sangre.

—Faith... —susurro su nombre.

Veo al chico de cabello blanco acercarse a mí. Toma mi rostro y lo mueve de un lado a otro, buscando algo que no logro entender.

—Hay que llevársela. Si no lo hacemos ahora, perdería lo poco que queda de su humanidad.

Y boom. Despierto de golpe. Del susto caigo de la cama y soy un enredo con mi cobertor. Respiro con dificultad en el suelo. Alguien entra sin tocar y levanto la cabeza para ver a Noel con el ceño fruncido.

—Hay un chico abajo buscándote —dice en un susurro ignorando que estoy en el suelo y señalando hacia afuera—. Dice ser Noah Miller.

Abro mis ojos más de lo normal y me levanto del suelo para darme una ducha rápida. Anoche, después de nuestra caminata y ese casi beso, Noah me acompañó de vuelta a casa y hablamos de otras cosas triviales. El ambiente entre nosotros ahora era más ligero y más cómodo.

Escucho algunas voces en mi cabeza. Entre esas aquellas que escuché en mi pesadilla, así que cierro los ojos mientras me baño e ignoro algunos pensamientos intrusivos, algo estaba mal pero debía posponer esto. Salgo luego de unos minutos y me visto, me peino rápidamente, tomo mis cosas y al bajar, me encuentro a Noah sentando en el sofá detallando toda la casa.

Cuando nuestros ojos se encuentran, siento que todo lo malo que estaba pasando en mi interior, desaparece por unos momentos y me enfoco en su sonrisa. Veo de reojo como Noel hace una mueca de asco pero aun así se mantiene atento a lo que sucede.

—¿Nos vamos? —pregunto hacia Noah y él extiende su mano.

Al tocarlo, aquella sensación que había sentido el primer día de clases había desaparecido. Ahora, sosteniendo su mano, sentía algo de calma. Su tacto era frío, me sorprendí un poco y lo miré buscando una respuesta pero él me sonrió y salimos de casa.

Un auto de color negro estaba aparcado enfrente de mi casa, supuse que era suyo cuando abrió la puerta y me invitó a entrar. En el camino, fue difícil dejar de verlo manejar. Una de sus manos estaba en el volante y la otra estaba en los cambios. Se podía notar las venas en sus brazos y recorrí todo ese camino hasta su rostro. Su mandíbula estaba marcada y lo notaba tenso, quizás porque notó que estaba detallándolo más de lo normal y la verdad no me importó mucho. Noah se voltea para observarme y veo aquellos ojos oscuros con un atisbo de brillo.

—¿Te gusta lo que ves? —pregunta en modo de burla.

—Puede —confieso y él sonríe mirando la carretera.

—Hoy iré a la feria con mis hermanos, ¿quieres que pase a buscarte?

—Iré con mis amigos, te veré allí.

—Te buscaré.

Vale. Esto era demasiado extraño pero aun así me gustaba la situación. Este Noah divertido era completamente diferente al que conocí el primer día y me gusta más éste. Ok, estaba admitiendo que me gustaba y la verdad es que sí, llamaba mi atención quizás por lo que sé o porque hay algo en él que me atrae como un imán cada vez que está a mí alrededor.

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