Capítulo 16

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Llegamos hasta el lugar donde Zoraida se encuentra. Golpeo la puerta y ella abre, no sé cómo debería reaccionar al saber que es mi hermana, ella tiene una sonrisa ligera en su rostro y nos indica con la mano que entremos al interior, sin embargo, lo hacemos.
Al cerrar la puerta, dudo un momento para darme la vuelta y mirarla, pero de repente, escucho que Zoraida canturrea una oración y volteo a ver, y ya no es la mujer alta, morena y de cabello oscuro y liso, ahora es una mujer de tez blanca, cabello rizado y castaño, ojos brillantes y celestes, ahora lo entiendo, se escondía en aquel cuerpo y ésta es ella en verdad, simplemente no puedo creerlo, he descubierto todo ésto en una noche y un día.

- Tanto tiempo -me atrevo a decirle muy seria y de pronto recuerdo que Jacob está conmigo y lo miro.

- He hecho lo que me has pedido Lilith -al escuchar ese nombre me choca

- Ya veo. Pues, ¿debería darte las gracias ahora?

- ¿Y ahora me lo dices? -me responde en tono sarcástico

-Bueno, bueno, ustedes dos no han cambiado -interrumpe Jacob- pero, ¿podrían arreglar su tema más tarde?

-¿SABÍAS QUE ERA MI HERMANA? -le grito- 

- Es evidente que no sabía de ella desde la última vez que la vi, después de tu muerte -se explica-

- El nombre Zoraida pertenece a la primera hechicera de mi linaje -dice Zoraida- Jacob, ni nadie, sabía sobre mi, hasta éste momento, Jacob pudo haber creído que fui una descendiente más y no tu hermana.
Solo recuerdo aquellas palabras suplicantes que salían de tu boca -me dice en un tono melancólico- Todo ésto lo has hecho por él -dice mirando a Jacob- recuerdo tus lágrimas cuándo fuiste destinada a unirte con Lucifer -fija de nuevo su mirada en mi- me pediste que te proteja con un hechizo y que en caso de que algo grave ocurriera, como la muerte, yo te resucitara para escapar de aquel mundo donde vivías y unirte a él. 

- ¿Por qué me siento tan extraña? ¿Cómo si ésto no fuera real?

- Porque tienes una vida diferente a la que tenías, todo cambió en ti, solo ese recuerdo volvió a tu memoria.

- Quiero ser como era antes Zoraida -le digo suplicante, y de pronto no tengo idea de por qué estoy pidiendo ésto- necesito sentir algo familiar, toda ésta revelación parece no encajar.

- No lo hagas Annie -me dice Jacob- no quieres esa vida, no quieres recordar

- Al menos quiero recordar el sentimiento que tengo hacia ti, quisiera recuperar al menos eso, ya que fue la razón por la que estoy aquí -le respondo y luego miro a Zoraida

- No has cambiado, siempre tienes esa costumbre de conseguir lo que deseas -me dice con una sonrisa y me toma de la mano para llevarme a una habitación, volteo a ver a Jacob, y me mira con preocupación.

La habitación es pequeña, hay una mesa rectangular con un mantel blanco,en el suelo, al rededor de ella hay velas rojas y blancas encendidas, solo la luz de las velas ilumina la habitación.

- Sácate la ropa y suéltate el cabello -me dice Zoraida y yo la miro inquisitiva

- ¿Disculpa? 

- Hazlo, y recuéstate sobre la mesa -me dice y me da la espalda, busca algo en concreto en una cómoda de madera que se encuentra en un rincón.

Creo que no tengo elección, así que lo hago, me saco mis pantalones, la blusa, los zapatos, y luego me dejo el cabello suelto, la piel se me eriza, el ambiente es húmedo y frío de repente, subo a la mesa con cuidado, y me acuesto sobre ella. 
Zoraida regresa con un frasco que contiene un líquido amarillento, y un pequeño ramo de rosas secas, ella se acerca a mi, y comienza a quitar una a una las rosas secas, y a cada rosa le saca el tallo, las empieza a colocar sobre mis senos, uno sobre cada seno, otra rosa sobre mi ombligo, otra rosa sobre mi zona púbica, y por último: una en cada muslo, luego destapa el frasco con el líquido amarillento, y lo derrama cuidadosamente en el nacimiento del cabello, de modo que el líquido empieza a derramarse por mi cabeza, empieza a desprenderse un aroma que jamás había olido en mi vida y no sabría con qué compararlo, pero no es desagradable.

- Cierra los ojos -me pide Zoraida

De modo que cierro los ojos; entonces siento el dedo índice de Zoraida en el medio de mi frente y comienza a decir en latín:

- Universum in ordine, et produxit Lamia amorem et memoriam, ut ex tua natura. Ignis

La llama de las velas se vuelve salvaje, y las rosas que están cernidas sobre mi comienzan a derretirse, de pronto Zoraida coloca sus dedos en mi cien.

- Lamia, et Jacob, memoriam Lamia, memoriam -susurra en mi oído.

Comienzo a tener una serie de visiones sobre Jacob y sobre mi, que pasan rápidamente, como una computadora pasando información a otra, las cuáles me provocan escalofríos, siento mi pecho arder, siento mi corazón acelerarse, siento mi respiración entre-cortarse. 
Todas las velas se apagan y Zoraida dice:

- Vos can expendet, Lamia

Una brisa helada pasa a través de mi, y de pronto lo recuerdo todo. El sentimiento por Jacob intrigante y claro: estaba loca por él, y él lo estaba por mi, era una necesidad estar cerca de él de repente, y ahora entiendo por qué en un principio al sentirlo cerca tenía todos aquellos sentimientos: lujuria, deseo, atracción, y confusión, nuestro romance era prohibido y está claro que siempre lo va ser, pero en éstos momentos nada me importa, iré donde sea, huiré de quién sea, daré lo que sea, solo por estar con él.  






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