Capítulo 18

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— Gerard Way.

Me puse de pie con prisa y me abalancé hacia la ya conocida enfermera que llamó mi nombre. Dos asientos detrás de mí estaba cómodamente sentado un intrépido periodista que había estado siguiendo mis pasos durante las últimas visitas a la clínica. Furtivamente había conseguido fotografías de mi nada disimulado vientre de término, y ciertamente era bien remunerado por las noticias recientes en torno al reducido grupo de hombres como yo. Pensar que meses atrás les daba dinero inconscientemente a personas como él al visitar esos blogs para abastecerme de noticias era algo totalmente vergonzoso ahora. Y quizás algo de justicia poética matizaba toda la situación.

— Buenos días, Gerard.

— Buenos días, doctor Groom —respondí naturalmente.

— ¿Cómo te has sentido esta última semana? —de pronto su portátil dejó de ser importante y cruzando los dedos de ambas manos fijó su mirada en mí. Llevaba los últimos meses visitándolo con abrumadora frecuencia, pero aun así no podía ambientarme a su mirada incómoda y voz demasiado formal. Pero a pesar de la incomodidad había una seguridad asombrosa al escuchar su nombre, era claro que hacía bien su trabajo, y necesitaba esa seguridad por sobre la comodidad de su compañía. El doctor Urie hubiese sido amigable en un proceso así, aunque totalmente imbécil.

— Siento que voy a estallar —suspiré—. Además tengo calor todo el tiempo, ¡estamos en Noviembre! Siento que voy a enfermarme si uso menos ropa de la necesaria en la época, pero sudo como un cerdo. Es terrible. Además Emily se mueve demasiado, de día o de noche, y está demasiado grande y... realmente es complicado moverme con este enorme vientre. Sería genial poder quitármelo de vez en cuando. Para ir al baño, por ejemplo.

Bufé y sonreí débilmente, pero él no sonrió. Su mirada fue a posarse a un pequeño calendario en su escritorio y luego comenzó a contar en el aire entre nosotros. Y cuando terminó volvió a mirarme.

— Estás en la semana número 36. Tu embarazo ha avanzado bastante ya. Quiero que veamos al bebé, ¿Está bien? Sígueme.

En silencio me puse de pie y lo seguí hacia la salita ya bastante conocida. Pero la ausencia de Frank se hizo palpable cuando tuve que recibir su ayuda para acomodarme en la camilla y cuando fueron sus dedos los que esparcieron el incómodo gel sobre mi descomunal vientre. Frank quería acompañarme pero últimamente había estado demasiado pendiente de mí y había dejado de lado su trabajo, además era sólo una cita de rutina. Ciertamente no esperaba la ecografía, y estaba totalmente seguro que cuando se lo dijera iba a enojarse porque él realmente amaba ver a la pequeña Emily.

— Esta niña está lista para salir —dijo el doctor.

Mis ojos se abrieron enormemente, pero nada salió de mis labios. El doctor se puso de pie y sin siquiera mirarme regresó a su oficina, a través de la pared lo escuché decirle a alguien al teléfono "Necesito el pabellón C disponible para las cuatro de la tarde. Programa una cesárea." Y luego regresó a la sala. Apagó la máquina, me quitó el gel y mirándome a la cara agregó.

— Vamos a ingresarte ahora mismo para que tu hija nazca hoy. Si no hay complicaciones podrás irte a casa dentro de un máximo de tres días. El médico encargado de tu cirugía te explicará lo demás. Ahora vamos a ir arriba para ingresarte como paciente, ¿Está bien? Te dejaré unos minutos para ir a hacer el papeleo. Harías bien en llamar a tu pareja, familiares y amigos.

Toda la emoción que a causa de la emoción no pude mostrar la expresó Emily con movimientos demasiado arriesgados en el espacio demasiado reducido dentro de mi cuerpo. Mientras que con una mano intentaba tranquilizarla con la otra recorría la pantalla de mi celular para llamar al primero de los números que pretendía marcar.

Gerard ・ frerardWhere stories live. Discover now