Capítulo 11

67 6 17
                                    

-Ahora es la hora de la verdad. ¿Quién está conmigo?

Todos volvieron a salir del refugio para no hablar con nadie más e ir al salón donde inicialmente nos habíamos reunido.

Nadie hablaba con nadie. Todos estaban sumidos en sus pensamientos, y por respeto hacia sus personas decidí no hacer uso de los dones recién adquiridos. No tendría sentido alguno pedir que confiasen en mí si abusara de ellos de esta manera tan vil.

Bryan también estaba lejos de mí y también mantenía la postura de que estaba pensando. Cualquier respuesta que dieran tenía que ser la mejor para su raza, y yo no juzgaría absolutamente a nadie. Si decían que estaban conmigo y pelearían para tener un mundo fuera del poder del Mal, yo los protegería y haría todo lo posible para que en la Guerra Final la victoria estuviera en nuestra parte. Pero igual yo lucharía por ellos aunque dijeran que no.

No todos pueden dar sin esperar recibir absolutamente nada a cambio.

El primer en levantarse fue Bryan. Se acercó a mí y me miró con sus penetrantes ojos oscuros. No dijo nada y mantuvo un rostro frío e imperturbable en todo momento. Parecía que estuviera esperando que una respuesta divina se figurase en mi rostro.

-Independientemente de lo que se supone que haya entre nosotros y de lo que pase, quiero que sepas que yo estoy a tu lado. Eso no solo nos implica a nosotros, sino también a nuestras futuras generaciones- las primeras palabras me las susurró para que solo yo fuera capaz de oírle. Luego ya se giró para estar cara a cara con las demás personalidades.

-Ya es hora de que dejemos las diferencias que nos condenaron hace milenios. Hoy se nos presenta la oportunidad de brindarnos las manos. Luchar espada con espada, garra a garra, mordida a mordida. Todo aquello que haga falta para unirnos para una causa mayor. Al menos, espero hablar por todos los lobos, nosotros apoyaremos no porque los dioses nos lo pidan. Es por nosotros- y así es como este hombre se plantó para hacer reaccionar a los demás.

Me sentí agradecida por sus palabras. Sabía que comprendería. Si su padre fue un buen hombre y un buen Alfa, no me extraña que su hijo (un poco terco y orgullos) sea una persona seria y que toma buenas decisiones en las situaciones más difíciles. Valuando siempre para el bien de los demás antes que por sí mismo.

-¿Pero tú crees que con unas palabras nosotros vamos a decir que sí? Esto es un conflicto de grandes dimensiones. ¿Y por qué ella ha aparecido justo ahora? ¡Nos están tirando toda la mierda que los Dioses no pudieron arreglar! ¡Esto no se hace así!- habla Yanís, el príncipe de las hadas.

Pensé acuradamente en cada palabra que ha dicho. ¿Que por qué he aparecido justo ahora? Parece que haya estado hablando con una pandilla de zombies.

-Si no he dicho nada hasta hoy es por qué siempre hay una fuerza más poderosa que todos nosotros, y esta se llama destino. Yo soy una Diosa. Bien me podría haber quedado en mi reino, estando en mi naturaleza. Pero aquí estoy. Sé que cada uno de ustedes tiene diferentes tradiciones y creencias pero al final todas terminan derivando a una sola. Los Dioses no somos quienes decidimos, hay un telar y unas nornas que tejen y deshacen. Yo tenía una profecía a cumplir. En el momento que yo encontrase a mi pareja, sería el momento. Solo en este instante tenía que decir lo que ocurría. Pido por favor comprensión por vuestra parte- esta respuesta iba para Yanís, pero al final terminé pasando mis ojos uno por uno con tal de intensificar y darle más significado a mis palabras.

Bryan abrió los ojos al comprender que él era por quién ahora mismo estabamos reunidos. Indirectamente su causa ha provocado que yo me presente, tal y como en la profecía habia dictado. Estoy ahora para no volver a escondernos en la oscuridad. Ha llegado el momento en que ahora mi manada vamos estar en la cima y al frente.

El poder de una manadaWhere stories live. Discover now