Capítulo 13

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Los días pasaron, y recibí las respuestas de aquellos a los que les hice la proposición de unirse a mí.

Yo personalmente hice una proyección astral de mi cuerpo material humano en cada uno de los lugares donde se encontraban todos aquellos con los que debía de cerrar el trato. Esto costaba mucho de mi energía interna, pero ahora que tenía a mi compañero quizás tendría alguna oportunidad de restablecer mis fuerzas. Tenía otras prioridades en mi mente. No me hizo falta ir a por Bryan porqué sabía perfectamente que él está a mi lado.

Definitivamente, las cosas no fueron como yo deseaba, pero tampoco fue tan desastroso. No todos aceptaron; yo les comuniqué que no había ningún problema, que no iba forzarles, y que si hubiera algún cambio por su parte siempre contarían con mi apoyo. Y lo más sorprendente, es que como por ejemplo el príncipe de las Hadas, él no estaba de acuerdo en ayudarme contra los Oscuros y el Dios del Mal, pero algunos de sus subordinados si querrían unirse para la causa. Por eso, mis aliados (no tan aliados ya que no podían confiar completamente en mis competencias) propusieron un trato que por mi parte fue imposible rechazar. Acepté en el momento.

Trataba de que ellos informarían de forma cautelosa a sus poblaciones de la situación que se avecinaba. Así serían ellos mismos los que decidían y realmente no obligaban a nadie; cada uno con sus responsabilidades.

Agradecí inmensamente a cada uno de los reunidos. Prácticamente podía decir que tenía a todas las especies en mi bando, quizás no sus líderes, pero si representaban igualmente a su propia naturaleza.

Una vez establecí quienes estaban en mi gran tropa, decidí que era el momento de empezar con "La gran estrategia".

Reuní a toda mis compañeros. Entre nosotros estaba claro que quedaba el lugar de nuestra Lisa, y todos teníamos la certeza de que ella ahora se encontraba en un lugar mucho mejor. Quién sabe, tal vez en un futuro no muy lejano nos volveríamos a encontrar todos juntos.

Intenté establecer contacto con Curt, pero no podía lograr conexión alguna con su mente. A veces pasaba cuando no querría que me enterase de lo que estaba haciendo. Pensando que seguramente estaría bien, desistí y me concentré con mis compañeros.

Las horas pasaban y para ser sinceros, parecíamos más un grupo de niñatos que se estaba preparando para una batallita en la hora del receso, que personas adultas tratando de evitar o al menos plantear una guerra universal que se posicionaba en sus propias puertas.

¡Estábamos siendo ineficientes!

Soy una Diosa, mis compañeros son todos inteligentes, pero entre todos éramos incapaces de realizar un plan que realmente resultase ser convincente para nuestros oídos.

Siempre que se nos presentaba algún problema con los Oscuros, éramos de los que nos organizábamos en el último momento y poníamos todo nuestro empeño con tal de lograr que esos seres inmundos dejasen de existir por aquellos instantes.

Pero ahora mismo por más que lo intentásemos no lográbamos nada que realmente supiéramos que al menos se podría llegar a realizar.

Sin tener más remedio, quise poder llegar a las tierras de mis padres, para así alcanzar a tener una charla con el Dios de la Guerra. Quizás como siempre hacía con quienes acudían a él para que los ayudase, no me daría una respuesta clara y precisa, pero sus siempre daba muy buenos consejos.

Pero al igual que antes intenté contactar con Curt, ahora no podía ni siquiera entrar en mi propia dimensión. Estaba como en un estado "fuera de línea" que no tenía ni idea a que se debía.

Y entré en pánico. ¿Será posible que en momentos como estos en los que más necesito de las Divinidades ellos me hayan hecho esto adrede?

No quise pensar con tan pesimismo tan temprano; eliminé de mi mente esas posibilidades y con gran disimulo me mantuve serena ante mis compañeros para no alármales.

El poder de una manadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora