Capítulo 6

3.5K 392 35
                                    


Capítulo 6 : ♣

— ♣ —

—¡No te lo perdonaré bastarda! —Kanato estaba por golpearla y eso no podía impedírselo. Todo estaba pasando tan rápido que se le hacía casi imposible y no hizo más que esconder su rostro entre sus brazos para posteriormente esperar aquel impacto que jamás llegó.

Los segundos pasaban sin recibir nada ¿Qué estaba pasando? Ante su duda y temor abrió lento sus ojos al mismo tiempo que bajaba la guardia para ver como el pelirrojo sostenía la muñeca de su hermano mientras este forcejeaba por soltarse del agarre. Ahora su hermano estaba en contra suya, aunque tampoco era algo que se saliera de lo ordinario, no tenía ganas de lidiar con ello y además una niña traicionera.

—No vuelvas a acercarte a nosotros —sentenció disgustado para luego desaparecer con su preciado oso de peluche.

A la posible víctima le partía el corazón cada uno de esos fonemas, sabía que ese era un riesgo a correr si volvía y muy en el fondo reconocía que era su culpa. Pudo haber hecho más por quedarse con ellos pero ya era algo inútil lamentarse por lo que ya ha pasado. El hecho, hecho está y no podía cambiar ni corregir nada más que disculparse con aquellos a quienes hirió con sus acciones.

Suspiró dejándolo ir, no era momento para pensar en esas cosas.

—Gracias Ayato. —Este posó su mano sombre el hombro ajeno mientras ella sonreía.

—Tenemos tanto de que hablar Sao-Chan~ —habló el pervertido que, en un intento de cambiar de distraer el tema, le tomó suevamente por detrás de los hombros.

La nombrada asintió luego con ambos empezando a ir sin rumbo alguno por la mansión, era solo caminar por ahí sin nada más que hacer quizás recordando viejas bromas del pasado a los sirvientes ¿Clotilde aún le tendrá miedo a los armarios? Puede que si o puede que no hayan exagerado con aquella broma del muñeco poseído.

Al hablar tocaban temas triviales, en muchas ocasiones nada con demasiada importancia o profundidad; gustos, disgustos, recuerdos y cosas del presente. Su actual residencia, las clases... Las novias de sacrificio. Según cuentan han tenido centenares de ellas a lo largo de todos esos viejos años la más reciente una tal Yui Komori con la misma edad física de los trillizos con un sabor de sangre para nada común y sumamente exquisito. ¿Saben lo difícil que era que un vampiro se volviese adicto a un simple humano? Esa chica debía ser diferente por donde se mirase, o al menos eso se imaginaba.

Así pasaron toda la madrugada, conversando como vecinas chismosas hasta el amanecer, ese que se asomó por una ventana anunciando a todos su presencia. La música de sonido predeterminado los distrajo a todos de sus miradas al para ellos molesto sol.

—Llamada entrante... —murmuró sin ser escuchada, como ella quería, antes de rechazar la llamada y volver su atención a los muchachos.

— Por mucho que los quiera, los ame y los adore ya debo irme. —les otorgó esos típicos besos de despedida en las mejillas para intentar irse rápido de allí.

Su plan fue fallido pues un Raito divertido apareció frente a ella evitándole la huida.

—¿Porque tanta prisa~? —comentó tomando su mano.

—Es que tengo una hora límite para estar afuera y la estoy pasando. —Respondió un tanto ansiosa mirando siempre a su alrededor—. Si no llego pronto estaré en problemas.

—¿No vivías sola? —Cuestionó Ayato acercándose a paso lento.

—Nunca dije que viviera sola —aclaró ella restándole puntos al tema.

—Nfufu Sao-Chan ¿Con quién me engañas? —Preguntó el pervertido extrañado.

—Yo no engaño a nadie tontito —rio enterneciéndose por lo dicho. No podía evitarlo, al verlo se acordaba de todo; de lo lindo, dulce y adorable que era de pequeño. Ahora, ahora se atrevía a decir que no estaba nada mal. — Sabes que te comería a besos si pudiera.

—¿Y qué te lo impide~? —sonrió Raito acortando lento el espacio.

—Tch ¡Deja eso! —Se quejó Ayato interponiéndose en las intenciones del contrario.

—¿Ce-lo-so? —Soltó en respuesta utilizando un tono burlesco que le sacaría unas cuantas risas a Saori.

—¡Maldita sea, que Ore-sama no está celoso! —insistió con fastidio acercándose de manera retadora a Raito mientras este solo reía por las reacciones molestas del narcisista.

—Empieza a ser repetitivo... —esta vez fue la albina quien opinó tratando de bajarle a Ayato las ganas de golpearlo. —Pero como saben debo irme. —Se abrió paso entre ambos hermanos ignorando todo a su alrededor hacia la puerta principal, se estaba dando ese lujo que no debía tomarse, no con su compañero de apartamento.

Salió antes de que alguno de ellos pudiese frenarla, al comienzo de su escape escuchando como su celular recibía las llamadas siempre de la misma persona con el sonido predeterminado de llamada hasta que en algún momento que no precisaba estas pararon. No sabía si estar alegre o asustarse por le creciente falta de ruido mientras más se acercaba a su "casa", en realidad había aparecido en la entrada del edificio y solo le faltaba subir las escaleras y con facilidad usar sus llaves para entrar.

Ya frente al lugar tomó una bocanada de aire y sin más se adentró en el lugar esperando lo mejor. No había ruido, quien la esperaba pudo sencillamente haber perdido contra el sueño o aguardar en silencio para darle una desafortunada sorpresa. Miró a su alrededor, estaban los muebles y la mesita de café limpia a la perfección, sin contar los rayos del sol que traspasaban las cortinas dándole un toque hogareño al sitio donde solo vivían dos. Trató de ser lo más discreta posible al caminar con cuidado hacía en corredor que la llevaría directo a su cuarto cuando el silencio se esfumó.

—Bonitas horas de llegar princesa.

Si, aquel que la metería en problemas se encontraba justo en el pasillo.

[Editado el 15/12/16]

✧:・゚Manchada✧:・゚Diabolik Lovers ✧:・゚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora