Capítulo 30

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Capítulo 30 : ♣

"Prometer, nunca te olvidaré"

A ti que diste la vida por mi.

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  El tiempo pasa; las personas nacen, mueren, se enamoran, se casan. Y Ayato Sakamaki no era la excepción a lo último mencionado.

  Encontró al amor de su vida en una humana sacrificada, esta que además le dio descendencia y un calor antes desconocido para él. Terminaron por enamorarse profundamente de cada uno de sus errores, aciertos, rasgos ya fuesen buenos malos. Con los años se convirtieron en el respirar del otro, nunca se vio a un vampiro tan apegado a su mujer. Próxima esposa. Si, habían tardado ocho años en llegar a un acuerdo de boda; después de todo el Sakamaki era ateo y la hermosa rubia seguía insistiendo en que era un asunto ligado en todo sentido con Dios.

—Ocho años mas tarde, ya era hora Yui —comentó divertida la teñida de platino y profundos ojos azules.

—Creo que lloraré —respondió ella intentando salvar el maquillaje elaborado por su amiga y compañera.

—¿Que? No, es tu boda se supone que estas feliz o no lo hubieses aguantado tantos años.

—No es eso, amo a Ayato, solo no me creó que estés aquí. —Pasó con cuidado los dedos por debajo de sus ojos rezando por no haberse dañado la pintura.

—Yui..

—Cuando te ví... En aquel momento no pensé que verías esto.

  La contraria soltó a fuerza una leve sonrisa entristecido; no era una parte de su eternidad que le gustase recordar, mas, desde ese entonces fue que empezó a verlo todo de manera distinta.

—Oh... Saori lo siento olvidé lo de- —La nombrada la detuvo allí sus palabras con fingida neutralidad.

—Deberíamos olvidar ese asunto por hoy, no es momento para pensar cosas tristes. —Terminó de arreglar su vestido dedicándole una sonrisa a través del espejo, tomó distancia y pudo ver con orgullo lo bien que habían quedado los arreglos de último minuto. —¿Que tal? —preguntó con cierto brillo en sus ojos.

—Está hermoso. —Dió vueltas admirando el delicado movimiento de la tela al danzar con él aire para luego ver a su acompañante observar el  elegante reloj en la cómoda.

—Tenemos veinte minutos antes de la ceremonia —musitó aliviada de que aún quedara tiempo. —Voy a la hora para traer el velo. —Entusiasmada se disponía a salir hasta ella misma detenerse casi al tocar la manilla. —No puedo dejarte sola.

  Yui bajo la mirada hacia sus manos que jugaban con los pliegues de la prenda como si de algún juguete infantil ser tratase.

—A pesar de todo este tiempo aún me asusta pero, no debería ¿Verdad? Es decir... —Le miró. —Ya van años y no ha pasado nada.

—Has estado con Ayato todos estos año-

—No me ha pasado nada. —Recalcó ella.

—Viviendo en una mansión diferente. —Replicó Saori en tono de sentencia.

—Me he quedado sola varias veces aquí y no me ha pasado nada, quizás ya es hora de dejar ese tedioso miedo. Es decir, tu regresaste a esa casa, Shu alzó una amistad con Yuma, te sellaste las visiones al curar tu enfermedad... —Tragó saliva. — con cadáveres, tuve a lo mejor que me pudo haber pasado en la vida... Él ya debió haberlo olvidado ¿No crees?

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