Quiero una dama que sepa amar

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—Quiero una mujer, quiero una muy especial, quiero una dama que me sepa amar y por supuesto que pueda aceptarme. Quizás no es la indicada, quizás todo termine mal, lo noto en sus palabras que salen de tus dedos, no la quiero dejar escapar —dije esculpatoriamente.

—Viejo tú solo estás con la estúpida obsesión de vengarte de mamá ¿o sí?...es lo que realmente creo, ¿no es así?

—Por supuesto que no, eso es cosa de inmaduros —objeté—. A parte siempre quise tener una nueva mujer en mi vida y ahora estoy realizando un sueño. ¿Qué quieres? ¿Quieres que renuncie a un sueño?

—Papá, tu mentira pronto se va desintegrar. Este engaño es demasiado incendiario. ¡Qué disgustos me das! —gritó.

—Pero puedo tener una resurrección luego de que la verdad salga a la luz. Mis ambiciones están bañadas por las mismas pasiones que tiene ella —le expliqué mi punto.

—¿Estás pirado, papá? ¿qué mierda estás diciendo? —dijo con voz cortante.

—Cálmate hijo, no vale la pena discutir contigo —repetí.

—¡Papá, si sigues así te voy a tener que internar en un geriátrico! —bramó Angelo con fuerza.

—Eso nunca va a suceder, te lo juro por tu madre —le dije, y en verdad, no le tenía miedo.

Los sollozos de mi hijo me enmudecieron y la escuálida propuesta que le iba a hacer se estaba esfumando en el aire.

—¡Basta ya! ¡Serenese padre! Si no tendré que llamar a un especialista en salud mental!

—Déjame explicar lo que tengo en mente. Solo escucha atentamente.

Angelo me miró con fijeza y sin esperanza.

—Quiero tener una cita con Aura María.

La boca de mi hijo se entreabrió y sus ojos parecían dos naranjas.

—¡Ah...! ¡Quizás estás muy loco, pá! —exclamó aturdido.

—Quiero que vayas a la cita y le digas que sos Ferdinando —le dije, y agregué— : Tienes que hacerlo por mí.

—Estas mal, yo no voy a engañar a Gloria de ninguna manera —contestó mi hijo y agregó además— : ¿Qué pasa si me coquetea demasiado?

—Hijo, no tengo alternativa —le supliqué con mi mirada.

—No rompas las pelotas, pá. No quiero hacer nada, esto saldrá muy mal.

—Lo harás bien.

—No lo voy a hacer...

—¿Qué me dijiste? —pregunté con rabia.

—¡Por Cristo! —gritó con gran estrépito—. Sencillamente no te quiero oír porque es una pésima idea.

—Bien, tu padre morirá en breve. Eso me va empeorar más todavía —dije después de respirar profundamente.

—¿Qué es lo que va a empeorar? —preguntó.

—Nada, no quiero seguir pidiéndote favores.

—¿Creés que esa mujer es tarada o ignorante? De todas las cosas absurdas que seguramente le has dicho...

Mi hijo emitió una risita leve.

—No tontuelo. Aunque...

—Vamos papá, no seas mojigato. Seguramente le dijiste que eras una bestia en la cama, de todos modos es lo que todos dicen en las redes sociales.

CATFISH (Novela trash)Where stories live. Discover now