Un nuevo comienzo

16K 551 126
                                    

—¡Hermione! ¡Despierta! —decía una pelirroja, dándole almohadazos a su amiga que dormía plácidamente.

Era raro ver que la menor de los Weasley despertara primero que la ojimiel, pero la ansiedad de ir comprar sus útiles para el regreso a Hogwarts era mayor.

—¡Déjame otro rato más, Crookshanks! —balbuceaba entre sueños, pensando que era su gato el que interrumpía sus dulces sueños. La pelirroja soltara un sonoro y pesado suspiro al escuchar que su amiga la confundía con su gato.

—¡Anda Hermione, llegaremos tarde! Hoy iremos al callejón Diagon! —soltó, dándole un último almohadazo en su cara haciendo que la castaña despertara de repente.

—Ya voy, Ginny. —dijo la castaña, mientras se levantaba y se dirigía al cuarto de baño.

Una vez listas, las chicas se dirigieron al comedor donde ya las esperaba la señora Weasley con el desayuno.

—Buenos días, chicas, ¿cómo amanecen? —preguntó Molly amablemente.

—Muy bien, señora Weasley/ mamá. —respondieron Hermione y Ginny respectivamente, dedicándole una sonrisa.

—Dime Molly, cariño. —pidió la matriarca de los Weasley.

—Que rico huele, mamá. —interrumpió Ron, mientras bajaba por las escaleras junto con un adormilado azabache.

—Se dice buenos días, idiota. —bufó Ginny, rodando los ojos —. Aunque sí huele delicioso. — añadió, haciendo reír a la castaña.

—¿Dormiste bien, cariño? —preguntó Molly, abrazando al azabache —. Que delgado estás, Harry. En un momento estará el desayuno.

—Muchas gracias, señora Weasley. —respondió Harry, tratando de soltarse del fuerte abrazo de la mujer.

—Buenos días, familia. —dijeron Fred y George al unísono.

—¿Ya le diste el beso de buenos días a Harry, hermanita? —preguntó Fred con una sonrisa traviesa, haciendo que Ginny se sonrojara violentamente y Harry escupiera el jugo de calabaza encima de la cara de su mejor amigo.

—¡¿PERO QUÉ DEMONIOS?! —gritó Ron iracundo, al sentir las babas de su amigo en su rostro.

—A Ginny le hubiera gustado que fuese en su cara. —dijo Fred.

—¿Verdad, hermanita? —continuó George, haciendo que la pelirroja le lanzara un Avada Kedavra con su mirada y tratara en vano de ocultar su fuerte sonrojo ¡¿Cómo podían ser tan idiotas e imprudentes?!

—Aunque corren ciertos rumores de un chico llamado Dean Thomas...

—¿Son ciertos, Ginny? —finalizó George, mirándola con picardía.l

—Ya dejen de molestar a su hermana y desayunen antes de que se vayan. —intervino Molly, evitando futuros conflictos entre sus hijos —. Y ustedes también, no queremos llegar tarde y no encontrar nada. —finalizó mirando a Ron, Hermione y Harry que reían muy a gusto al ver la cara de la pelirroja.

—Muy bien, nosotros nos vamos. —anunció Fred, levantándose de la silla luego de haber embutido su desayuno.

—Los esperamos pronto en Sortilegios Weasley. —continuó su gemelo, dirigiéndose a la salida de La Madrigera, donde se tomaron de la mano dando una vuelta sobre sí e irse mediante una aparición conjunta.

—Vamos, rápido. Todos a la chimenea. —apuró la señora Weasley, mientras usaba un hechizo para finalizar de lavar los platos, y darles el tarro de polvos flú.

—Traten de comprar todo lo necesario y no regresen tarde. —señaló Molly, antes de que los chicos desaparecieran por las flamantes llamas verdes.

Rompiendo Tradiciones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora