Decisiones

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—¿Parkinson? —preguntaba Ron en un susurro caminando por el pasillo donde había visto salir la azabache.

El pelirrojo cruzó en la esquina más cercana haciendo que Pansy le tapara la boca y lo arrastrara a un cuarto de servicio, para desgracia de ella.

—¿Qué demonios haces? —preguntó Ron, al ver que apuntaba la puerta con la varita.

—No quiero que descubran que estoy contigo.

—¿Y qué quieres?

—¿Es cierto lo que dicen?

—Acerca de...

—De Blaise y la comadreja menor.

—A ti no te enseñaron modales, ¿verdad?

—Mira quien lo dice. —se burló —. Pero entonces, ¿es cierto?

—Desgraciadamente. —suspiró —. ¿Por qué te interesa tanto?

—Sólo quería confirmarlo. —respondió, antes de dirigirse hacia la puerta.

—Oye, no, espera. Tenemos algo de qué hablar.

—No tengo nada que hablar contigo.

—No puedes venir cada que te dé la gana y hacerme perder el tiempo de esta forma, tengo cosas que ha... —pero fue interrumpido por los salvajes labios de Pansy.

¡¿Por qué demonios dejas que profane tú boca?! ¡Maldito sabor a miel! —pensó Pansy, mientras profundizaba el beso, haciendo que el pelirrojo correspondiera de inmediato y comenzara a recorrer cada rincón de aquella boca, por donde soltaba su veneno con regularidad.

~°~

Draco despertó sofocado por los fuertes rayos de sol que golpeaban sobre su rostro pálido; aunque, la principal causa de su sofocante calor eran las repetidas pesadillas que lo trastornaban cada día más. El rubio tardó unos cuantos minutos para darse cuenta en el sitio el cual se encontraba, y comenzaba a recordar que aún no había podido arreglar aquel armario que el Señor Tenebroso le había ordenado que arreglara, debía hacerlo si no quería que su madre sufriera. Así que sin más espera, se levantó y comenzó a investigar más a fondo ese extraño armario de madera que tanto interés tenía aquel engendro.

¡¿Qué demonios hace esto de extraordinario?! —pensó con frustración, mientras abría y cerraba la puerta esperando algún cambio, pero nada pasaba, seguía igual que la primera vez que lo vio.

No era justo lo que tenía que hacer, tampoco que le tocara formar parte de sus filas y cargar un peso que ni los más fieles Mortífagos cargaban. No era justo que su madre sufriera tanto al lado de su padre. Draco nunca permitiría que su madre sufriera aún más y por culpa suya. Debía cumplir con la misión, debía cumplir con lo que el señor Tenebroso le había encargado sin ayuda de nadie, lo haría, y lo haría solo. Después de eso, aquel engendro los dejaría en paz y se podría ir con su madre a un sitio donde nadie les pudiera reconocer. Estaba decidido, hoy no se presentaría a clase.

~°~

—¡Weasley! —llamó el moreno. al ver la pelirroja dirigirse a la enfermería.

—¿Qué quieres?

—¿Sabes qué significa esto? —preguntó, mientras sacaba de su túnica un pergamino y luego tendérselo.

Ginny al ver la letra con la cual estaba escrito, se dio cuenta que era su letra. Rápidamente llevó su mano a la boca sin creer lo que leía, o mucho peor lo que había escrito. Definitivamente no era ella la chica con la cual estaba Zabini en la noche. No, se negaba a creer lo contrario.

Rompiendo Tradiciones Where stories live. Discover now