Sufrimientos

3.6K 262 7
                                    


—¡No seas flojo y camina! —gruñó Alecto, tirando del mareado moreno.

Blaise se zafó bruscamente del agarre de la Mortífaga y espero hasta que su estómago volviera en vano a la normalidad, pues de tan solo pensar que en unos minutos tendría la marca hacía que los vuelcos volvieran con más intensidad.

—¿Dónde estamos? —preguntó, tratando de sonar lo más arrogante posible.

—En la Mansión Lestrange. —respondió Alecto.

—No tenemos toda la noche, Zabini. —advirtió Amycus, disponiéndose a abrir las grandes puertas para dejar ver el comedor que era ocupado por Mortífagos.

—Ya era que llegaras, cariño. —dijo Celine Zabini, mirando reprobatoriamente a su hijo.

—¿Por qué tardaron tanto? —protestó Bellatrix.

—Es tiempo de que lo llamen. —manifestó Rabastan.

—¡Colagusano! Llama a nuestro Señor. —sentenció Rodolphus, haciendo que la rata afirmara rápidamente y con temor lo llamara.

—Blaise, toma asiento. —habló cálidamente Amelia Nott.

Amelia podía sentir con perfección todo el sufrimiento que el amigo de su hijo estaba pasando, cómo le dolía todo lo que estaba sucediendo, pero lo que más le dolía era el saber que no podía hacer absolutamente nada para cambiarlo, ya que su marido se lo tenía estrictamente prohibido. Pero, ¡Por Merlín! ¡Sólo eran muchachos! Amelia sabía que no sería capaz de presenciar el día en el cual su hijo estuviera en la misma situación que el moreno, pues sentía que definitivamente enloquecería. Con la mirada buscó a Narcissa que estaba en peor situación que ella, pues había sido arrastrada a estar presente en la reunión por su maniática hermana, a pesar de que su marido ya se encontrara en Azkaban definiendo sus cargos.

—El Señor Tenebroso ha llegado. —anunció Patrick Greengrass.

—Que agradable reunión tenemos aquí. —habló Lord Voldemort con su siseante voz —. Ya era hora que aceptaras estar de nuestro lado, muchacho, has tomado la decisión correcta. —añadió, al ver el rostro del moreno.

—Le ofrezco a mi hijo, mi Señor. Estoy completamente segura que una vez que porte la marca le complacerá en todo lo que usted le disponga hacer, no le defraudará. —manifestó Celine con orgullo.

¡Maldita arpía! — pensó Blaise, tratando de no lanzar imperdonables antes de tiempo.

—Puede ser que este joven me sirva extraordinariamente junto con su amigo Draco... Juntos lograrán hacer grandes cosas, tenlo por seguro, muchacho. —afirmó —. Pero basta de charlas, la noche envejece y aún no hemos hecho lo que se debería.

Celine al escuchar las últimas palabras de su amo, se dirigió dónde estaba sentado su hijo y agarrándolo bruscamente de su camisa lo acercó hasta quedar frente a frente con Voldemort.

—Con todo el honor, le entrego a mi hijo para que usted le ordene hacer lo que crea conveniente mi Señor.

—Es una lástima que Lucius no haya podido presenciar un verdadero acto de orgullo y honor. —dijo retintín, posando sus rojos ojos de serpiente en Narcissa.

—¿Qué esperas para pasarle tú brazo? —rechinó su madre, haciendo que Blaise se despojara de su abrigo, levantara la manga de su camisa para exponerle a aquel sujeto su por ahora limpia oscura piel.

—¡Morsmordre! —conjuró Voldemort, enterrando su varita en el brazo mientras reía diabólicamente al ver como el muchacho comenzaba a retorcerse del dolor.

Rompiendo Tradiciones Where stories live. Discover now