Thestral

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El mundo mágico podía sentir como los días se oscurecían más rápido de lo normal, las personas ya no circulaban por las calles como antes, ahora vigilaban sus espaldas con varita en mano rogando no encontrarse con un mortífago en su camino de regreso a casa. Los magos y brujas negaban la existencia de un lugar seguro, como también negaban que sus hijos estuvieran seguros en Hogwarts y no estaban equivocados.

Aparentaba ser un lunes normal. Algunos estudiantes asistían a sus últimas clases de aquel día tan agotador y otros se encontraban lo suficientemente ocupados con sus deberes y próximos exámenes, que ignoraban por un momento todo lo que sucedía fuera de las murallas del colegio en ese mismo instante. A simple vista, todos parecían estar protegidos y tranquilos de estar todavía en ese lugar.

Una vez terminado sus deberes en la biblioteca, Theodore Nott se dirigió hacia los terrenos del castillo, mientras observaba como la pequeña Ravenclaw pasaba a su lado de forma apresurada con una pequeña bolsa raída.

—¿Luna? —llamó, frunciendo el ceño al observar su pies descalzos.

Theo había aceptado que era realmente imposible tratar de comprenderla, pero aun así sabía que no podía dejar de sentir curiosidad cada vez que la observaba y descubría algo nuevo en ella. Era cierto, jamás se aburría con ella y era algo que le atraía cada vez más. Jamás imaginó que la chica fuera capaz de romper las reglas y entrara al bosque prohibido con tanta seguridad, demostrándole que no era la primera vez que se encontraba en ese lugar.

—Siento tu sorpresa, Theo. —sonrió, volteándose hacia él mientras sacaba un trozo de carne cruda de su bolso.

—Nunca creí que frecuentaras este lugar. —aceptó, observando cada una de sus acciones.

—¿Por eso me has seguido?

—No sabía que venías al bosque. —negó —. Simplemente tenía curiosidad de saber dónde te dirigías con tanta prisa.

—Lo hago todos los días.

—¿Por qué lo haces? —preguntó como si se tratara de un niño intentando comprender las acciones de un adulto.

—Ellos necesitan compañía. —respondió, tirando el trozo de carne.

Theo observó como una criatura negra y alada se acercaba lentamente hacia ellos y devoraba la carne.

—¿Los habías visto alguna vez?

—Había leído sobre ellos.

—Lo lamento.

—¿Por qué? —inquirió, tratando de sonar desentendido.

—Deberías dejar de preguntar cosas tan obvias, Theodore Nott. —respondió, observando con cariño a las bestias.

—Fue a mi madre, la mató él. No tuvo piedad. —habló, después de un largo silencio.

—Lo siento mucho, Theo, no hubiera querido que presenciaras eso. —Luna tomó su mano con dulzura.

—¿Crees que pueda? —inquirió, observando como el Thestral tomaba más confianza y se acercaba aún más.

—No veo porque no. —sonrió, entregándole un pedazo de carne.

—Son aterradores. —declaró, después de darle de comer a la cría.

—Sé que tienes curiosidad de saber por qué los veo. —lo miró —. También fue por mi madre, murió cuando yo tenía 9 años, un experimento le salió mal.

—Lo lamento mucho, Luna.

—Lo sé. —asintió —. Y no creo que sean aterradores, simplemente son diferentes.

Rompiendo Tradiciones Where stories live. Discover now