Tonto

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-Felix ¿Te ocurre algo?

-No, estoy bien -contestó apartando tanto sus manos como su mirada de Marinette.

-¿Algo pasó o...

-No pasa nada. Vamos -dijo interrumpiéndola y empezando a caminar.

-Espera vas muy rápido -le reclamó dando pasos apresurados detrás de él.

-Perdón, tengo prisa.

-¿Prisa eh? -preguntó sorprendida pero con una mirada triste, él no había sido así cortante.

-Sí.

-Ve a hacer lo que necesites, yo tengo que ir a otro lado, adiós -dijo la chica para salir corriendo.

Felix se quedó parado mirando, viendo como se escapaba de sus manos la chica que tanto quería corriendo bajo la fuerte lluvia. Optó por ir a su casa, se sentía muy triste por cómo se había comportado con ella pero no podía evitarlo, realmente moría de celos. Fue la mejor idea que tuvo para dejar enfriar su cabeza ya hablar más tranquilamente con Marinette, temía tanto decir algo de más por el simple hecho de que ella no le pertenecía, ciertamente no estaba en ningún derecho de reclamarla. 

-Soy un idiota.

-Sí, lo eres. ¿Quien deja a una pobre chica correr bajo esta fuerte lluvia? -dijo Plagg.

-Debería correr y alcanzarla.

-No. Ya la haz lastimado, ahora dale un poco de espacio.

Marinette corrió tanto como sus piernas le permitían, llego a un parque donde se sentó debajo de un árbol. Ella sabía que estaba llorando y en ese momento la lluvia era su única aliada ocultando sus lagrimas.

-¿¡Que estás pensando!? No puedes quedarte aquí, mira como esta lloviendo, ¡mírate! estás empapada... Mari, ¿estás llorando? ¿que sucede? -dijo Nathaniel tapando a la chica rápidamente con un paraguas. 

-Estoy bien Nath, sólo quería mojarme un poco y...

-No mientas por favor. Ven -dijo tendiéndole la mano.

-¿Para que? ¿A donde me llevas?

-Vamos a que te seques, no puedes estar así de mojada. Te vas a resfriar.

Nathaniel prácticamente arrastró a la chica. Él podía ver lo desanimada que estaba y como buen enamorado le dolía ver eso en lo más profundo de su ser. La llevo a su casa, estaba relativamente cerca del parque.

-Entra, entra.

-¿Es tu casa?

-Sí, espera le diré a mi mamá que me preste una toalla. Dame tu chaqueta para colgarla y que se seque un poco.

-Claro... -estaba a punto de quitársela pero se detuvo.

-¿Que pasa Mari?

-Soy una persona muy egoísta.

-¡No digas eso! ¿Que te hace pensarlo?

-Esta chaqueta me protegió de la lluvia y del frió en la mañana, y después por una tontería me desanime y deje que se empapara.

-Pues mira que si te protegió mucho -dijo quitándosela.

-Si, eso veo -respondió palpándose para ver lo seca que estaba del torso.

-¡Cielos Mari! no sabía que compraras ropa tan cara -dijo asombrado al verla con detalle.

-No es mía. 

-¿No? 

-Un chico me la prestó en la mañana, pero creo que solo me trajo problemas eso.

-¿Un chico? -preguntó con un nudo en la garganta.

Una segunda oportunidadKde žijí příběhy. Začni objevovat