Capítulo XIV

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Sus labios se presionaron sobre mis mejillas, y entonces supe que todo estaba bien, porque ella estaba conmigo.

Lentamente me solté de sus brazos para poder girarme a su encuentro. Coloqué mis manos a ambos lados de su cintura, acariciando lentamente por encima de su camiseta. La miré a los ojos y me sentí perdida. Pero al mismo tiempo había encontrado la felicidad que tanto me había faltado durante el último mes. Sus labios se curvaron en una hermosa sonrisa, inconscientemente llamando mi atención hacia ese lugar. Y entonces sentí como todo en mí se desmoronaba mientras pedía a gritos que sus hermosos labios se encontraran con los míos necesitados. Ella pareció notarlo, pues sentí como sus ojos también miraban mis labios. Y entonces su sonrisa se ensanchó.

— ¿Quieres besarme, Maddie?—me preguntó pícaramente, en un tono de voz lo suficientemente bajo como para que sólo yo pueda oírlo.

— Yo... Ahm...—en este momento no sabía dónde se encontraban mis 5 sentidos— Yo... Te extrañé—fue lo único que dije, sin apartar la vista de sus labios.

Ella rió en voz baja y asintió, colocando sus manos sobre mis mejillas y acariciándolas dulcemente.

— Mírame—pidió, y eso hice. La miré directamente a los ojos, pero ella no sabía lo débil que eso me ponía— Yo también te extrañé, pequeña.

Y entonces se acercó sin dejar de sonreír hasta unir nuestros labios en un profundo pero tierno beso, al cual correspondí inmediatamente. Extrañaba esa sensación. Extrañaba sentirme así de segura. Extrañaba que ella me hiciera sentir así. Extrañaba que sus labios me hicieran sentir especial. Extrañaba que el mundo se esfumara por ese instante en que nuestros labios estaban juntos. Extrañaba... Extrañaba besarla. Y la extrañaba a ella.

Abracé mis brazos al rededor de su cintura mientras ella envolvía sus brazos en mi cuello y ambas suspirábamos. Porque no hay un momento más relajante que saber que estás con la persona adecuada.

— Yo pensé que esperarían a llegar a casa—escuché decir a Kendall.

— Es amor, Kend. Y es distancia. Para eso no se espera—dijo Brynn, a lo cual no pude evitar reír, lo que dio por acabado nuestro encuentro. Aunque nuestros labios seguían más que sonrientes.

— Extrañé eso—murmuró Kalani.— Te... necesité mucho, pequeña—continuó, mientras con su dedo índice colocaba un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.

Asentí sin decir nada. Quería disfrutar el momento al máximo, ya que sabía que mi hermana tenía razón, y que ya era tiempo de solucionar nuestros altercados.

— Tenemos mucho de que hablar—le dije, mirándola a los ojos. Ella asintió y suspiró, aún sonriente.

— Te prometo que ese "mucho" tiene una muy pequeña y clara solución.—dijo ella, y no pude evitar sonreírle de vuelta.

Entonces entendí que realmente esto estaba pasando. Ella había vuelto. Inmediatamente me abracé con fuerza a ella sintiendo ese calor de nuevo. Ella me devolvió el abrazo, formando pequeños círculos en mi espalda con sus dedos.

— Te amo, Maddie—susurró en mi oído— Lo entiendes, ¿no?

Todo lo que hice fue aferrarme con más fuerza a ella, y escondí mi rostro en su cuello. No podía corresponderle. No aún. Para eso sí no era el momento.

— Chicas, lamento interrumpir—dijo Kendall— pero, se hace tarde y mañana debemos estar en Pittsburgh temprano.

— Vamos, pequeña—me dijo Kalani, separándose con cautela pero tomando mi mano mientras con la otra tomaba su valija.

An Ordinary Girl (Malani)Where stories live. Discover now