Capítulo XIV (Parte 2)

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N.A: En la descripción de esta historia dice claramente que hay contenidos adultos, así que no me haré responsable por daños. Si eres intolerante al smut, simplemente sáltate este capítulo.

La pizza llegó unos 5 minutos después, entonces nos sentamos frente el televisor mientras comíamos. Kalani había insistido en que me sentara en su regazo de nuevo, y por supuesto yo no me negué. Estaba en mi hogar, sus brazos eran mi hogar. ¿Quién se niega a su hogar?

Cuando la película acabó, Kendall estaba casi dormida completamente, así que Kalani y yo decidimos dejarla en el amplio sofá donde estaba recostada. Me aseguré de recoger todo lo que habíamos ensuciado porque sabía que a Greg ni a Melissa les gustaba el desorden. Luego de terminar con eso, con Kalani subimos a mi habitación. Debo decir que justo ahora mis nervios estaban de punta. La última vez que dormimos juntas había sido la noche que la besé por primera vez. Y esa noche no sucedió nada porque habíamos tomado la decisión de seguir como amigas. Pero las cosas habían cambiado desde ese entonces. Ahora estaba claro que no éramos amigas, y justo esa noche decidiríamos en qué términos estábamos. Así que... No podía estar más nerviosa.

Kalani se encontraba colocándose su pijama, y como siempre había decidido cambiarse frente a mí, porque siempre lo habíamos hecho. Pero me hacía sentir un poco culpable, porque yo sólo no podía dejar de observarla. Su cuerpo era tan hermoso. Ella era tan hermosa. Era como ver una de las más valiosas esculturas de algún museo. Era maravillosamente hermosa. Sus musculosas piernas, sus muslos, su abdomen plano y firme, sus pechos, sus hombros. Todo de ella era perfecto. Demasiado para ser real.

— ¿Madz?—escuché su voz ronca llamar mi atención en voz baja.

Me costó, pero al final pude separar mis ojos de sus curvas y mirarla a los ojos.

— ¿Sí?—pregunté.

Ella no respondió, sólo se quedó ahí parada, observándome. Aún no se había colocado una camiseta, por lo que estaba simplemente en brassier y pantaloncillos. Él hecho de que sus ojos aún estaban sobre mí y yo no podía dejar de observarla era bastante incómodo, pero no incómodo en una mala manera, porque no me hacía querer dejar de observarla. Digo, nadie podría resistirse a lo que mis ojos tenían en frente. Mi pulso se aceleró cuando ella dejó su camiseta a un lado y comenzó a caminar en dirección a la cama, donde yo me encontraba sentada casi en el medio. Ella subió a la cama y se sentó frente a mí sobre sus rodillas. La luz estaba apagada así que todo lo que nos iluminaba era la luz de la luna que entraba por la ventana. Y era suficiente para poder captar su belleza abrumadora. Ella se dedicó a mirarme a los ojos por unos segundos antes de subir su mano a mi rostro y acariciar mi mejilla con el dorso de sus dedos. Mi único instinto fue cerrar los ojos, capturando el momento. Sus dedos se detuvieron, por lo que abrí mis ojos de nuevo para encontrarme con su hermosa sonrisa.

Colocó sus manos sobre mis hombros desnudos, ya que solo estaba usando una franelilla, y los acarició dulcemente, mientras aún me miraba a los ojos. Sus manos comenzaron a descender por mis brazos mientras acariciaban suavemente mi piel. Hasta llegar a mis manos y tomarlas. Acarició el dorso de ellas con sus dedos y respiró hondo antes de hacer su próximo movimiento. No pude evitar hacer lo mismo. Ella condujo mis manos hasta su abdomen, donde las colocó sobre él permitiéndome sentir y tocar su piel suave. Mi respiración comenzaba a tomar una aceleración bastante poco normal. Inconscientemente mis dedos acariciaron su piel desnuda, y ella sonrió. Con sus manos condujo las mías por todo su abdomen mientras yo lo acariciaba. De repente tomaron un camino diferente, llevándome a su espalda, donde de igual forma acaricié, y sentía como mi piel se calentaba. Sus manos siguieron haciéndome escalar hasta donde se encontraba el broche de su brassier. Levanté mi mirada a sus ojos, los cuales brillaban de ansiedad en la oscuridad. Una sonrisa tranquila se dibujó en sus labios mientras que con su ayuda desabrochaba su brassier. Ella lentamente bajó su brassier a lo largo de sus hombros hasta que sus pechos estaban completamente libres. Mi respiración quedó trancada en mi garganta y mi boca se entre abrió. Era... Demasiado hermosa. Aún me preguntaba como podía existir alguien tan perfecto.

An Ordinary Girl (Malani)Where stories live. Discover now