Capítulo XVI

582 10 0
                                    

— ¿A dónde me llevas, K?—pregunté, agitando mis manos frente a mí, cuidando de no tropezarme con nada.

— Tú sólo confía, Madz—dijo ella, manteniendo sus manos sobre mis ojos.

— Lo Intento, K. Pero la última vez que tapaste mis ojos para algo, terminé con una rana disecada en mis manos.

Ella rió, seguramente recordando aquel evento.

— Era para ayudarte con tu tarea de química. No me culpes por ser una buena amiga—respondió a la defensiva.

—suspiré— Estoy asustada—admití.

— No tengas miedo, pequeña—me susurró ella dulcemente— Te encantará, lo prometo.

— ¿El qué?

— La sorpresa que preparé para ti.

— Mi cumpleaños fue hace casi 3 meses, y para navidad falta una semana. ¿A qué se debe la sorpresa?—pregunté, cuando nuestros pasos se detuvieron.

— ¿No puedo hacer algo lindo por la chica a la que amo?—contrarrestó ella, en un tono divertido.

— Y que te ama—respondí, con una sonrisa de idiota plasmada en el rostro.

— Sólo quise hacer algo lindo por ti, Madz. Además, así tendremos un poco de tiempo a solas.—dijo, comenzando a destapar mis ojos— Sólo tú y yo.—susurró en mi oido, finalmente permitiendome ver su misteriosa sorpresa.

— Es el auto de papá—dije, sin entender.

Ella rió y asintió.—Así es.

— No entiendo.—mi confusión era cada vez más grande.

Ella hizo un gesto con el dedo, indicándome que esperara. Obedecí, mientras ella sacaba algo tintineante del bolsillo trasero de su pantalón, finalmente sacándolo y mostrando unas llaves.

— Es nuestro por hoy—dijo, agitando las llaves frente a mí.

— ¿Cómo lograste eso?—pregunté mientras mi sonrisa se ensanchaba.

— Bueno, tal vez le dije algunas cosas a Mr. Greg—se encogió de hombros.

— ¿Qué le dijiste exactamente?

— Madz, no te preocupes por eso. Lo importante es que lo convencí de que nos prestara su auto mientras él está en la casa de su madre. Podemos recorrer la ciudad juntas, ir al parque, comer helado, escuchar a Fifth Harmony en el camino—me sonrió y tomó mis manos— Tenemos todo el día para nosotras.—le sonreí de vuelta— Además... Hay una pequeña pregunta que debo hacerte. Pero de eso hablaremos más tarde.

— No, ¡K!—chillé— Sabes que odio que me dejes con la duda—hice un pequeño puchero.

— Lo siento—ella rió y me dio un pequeño beso en los labios— pero si te lo digo ahora no tendría sentido.

— Agh—me quejé— Está bien. Espero que puedas distraerme para no pensar en ello todo el día.

Ella elevó una ceja, cuestionante.

— No me refiero a ese tipo de distracción, cariño—dije, un tanto divertida.

— Está bien.—se encojió de hombros— Podemos dejar eso para esta noche.

—sonreí ante la idea, y asentí— Podemos.

—sonrió también— vamos, pequeña pervertida—rodeó mi cintura con uno de sus brazos y empezó a conducirme hacia el auto.

— Tú empezaste.—refuté.

— Yo no dije nada, tú mal pensaste todo—refutó ella.

— ¡Por supuesto que no!—reí— Tú fuiste la que me miró como si hubiese mencionado a 50 Sombras de Grey en la oración.

An Ordinary Girl (Malani)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora