Capitulo 14.

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Un nuevo día comienza en la ciudad de Atenas. Mientras un grupo de turistas se detienen frente a la gigantesca residencia que pertenecía a más ni menos que al héroe del momento. El guía señaló dicha estructura, hablándoles a los pasajeros de la carreta por un megáfono.

-A su izquierda verán la villa del gran Naruto. —Dijo por el megáfono antes de que la carreta donde viajaban comenzara a avanzar, los turistas pudieron observar a algunos jóvenes donceles y chicas enloquecidas trepando para cruzar al otro lado.

Frente al gran templo se extendían hermosos jardines, repletos de una gran variedad de flores, y también unas fuentes que daban la impresión de ser piscinas por lo grandes que eran.

Dentro del templo, Naruto, vestía un pelaje de león disecado, manteniendo su espada en alto, con el rostro girado hacia un punto muerto. Tratando de mantenerse firme para que el pintor pudiera retratar su imagen en la urna.

-A la una tienes cita con el Rey Shino, tiene problemas con sus establos, no lleves tus sandalias nuevas. —Le aconsejo al tiempo en que dictaminaba sus actividades por la tarde, como siempre las necesidades de los otros mantenían ocupado al héroe.

-Ero-sennin...--Llamo el rubio girando solo un poco el rostro para no hacer enfadar al pintor que exigía no se moviera.

-¡Le digo que no se mueva!—Regaño el hombre, Naruto volvió a su posición inicia, así el pintor podría trazar con exactitud su silueta en la urna antigua.

-...Ero-sennin...--Volvió a insistir sin moverse para no recibir otro regaño. Mas Jiraya continuaba dictando actividades que tenía apuntadas en una larga lista.--¡Ero-sennin no tiene caso!—Exclamo harto de ser rotundamente ignorado por su instructor, boto la espada que fue dar contra la urna, arruinando el trazo de la pintura.

-...ARGH, ¡RENUNCIO!—Grito ya con la paciencia agotada a la vez que terminaba de arruinar el dibujo hasta volverlo una mancha de pintura.

-Tómalo con calma...--Jiraya intentó apaciguar su furia, pero solo recibió un golpe con la paleta que mancho su rostro con la pintura en ella. —Ugh, ¿Cómo que no tiene caso?—Pregunto tirando la paleta que quedo en el olvido.--¿Quieres ir al olimpo no?—Volvió a cuestionar algo extrañado con el repentino cambio de su aprendiz, ahora solo lucia desanimado.

-Sí, pero... no creo que estas cosas me lleven a ninguna parte. —Respondió al quitarse la piel de encima, piel que cayó a los pies del sátiro que la uso de pañuelo, restregando su cara en ella hasta limpiar las manchas de pintura en su rostro.

-No te des por vencido, estoy contando contigo...

-Ya di todo lo que tenía 'ttebayo...--Tomo asiento, dejando caer sus hombros, recargo sus antebrazos en sus rodillas, curvando su postura.

Jiraya, aun sabiendo que consolar a las personas no era su fuerte, se compadeció de aquel chico, del rubio revoltoso que dio todo de sí en cada entrenamiento. No podía simplemente dejarlo derrumbarse así.

-Escucha hijo, lo he visto todo... y te lo aseguro, te lo juro por tu padre Minato, tienes algo que nunca antes había visto...--Confeso alzando la mirada del rubio por su mentón. Acostumbrado a ver el brillo de esperanza en sus orbes, no aquel manto de tristeza cubriéndolos.

-¿Ah, sí?—Suspiro de alivio, sabiendo entonces que el peli-blanco estaba ahí, creyendo en él.

-Puedo sentirlo en estas patas gordas y peludas. —Fue su respuesta, palmeando sus piernas después de subir a la tarima en la que el rubio estaba sentado. Enseguida le dio un golpe cariñoso en la mandíbula, gesto que hizo sonreír a Naruto. —No existe nada que no puedas hacer...

Naruto: Héroe Verdadero.Where stories live. Discover now