Epilogo

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Jiraya nunca creyó que llegaría a estar en una situación como esa. Lo único que podía hacer en esos momentos era imaginar lo ocurrido y romperse a reír.

Si, a reír.

-¡No es gracioso, ero-sennin!-Se quejo aquel chico que no era nada mas ni nada menos que su aprendiz y actual héroe de la cuidad de Atenas, un lugar que después de la llegada del rubio por fin podía disfrutar de la paz.

-Por Minato, muchacho, ¡seras idiota!, ¿¡y lo que te he enseñado!?-Exclamo entre risas el hombre de cabello blanco. Frente a el estaba el rubio, con las piernas bien cerradas, apretándolas como si temiera mostrar algo.

-Espiar ninfas no es enseñarme que debo hacer en "esos" casos, mas bien... es enseñarme a ser un pervertido-Murmuro cruzándose de brazos. Durante su temprana edad de dieciséis años, el sátiro le había llevado algunas veces a "recaudar información" con el, obviamente se refería a espiar ninfas en los lagos, cuando tomaban baños desnudas. El nunca miro mas allá de los arbustos donde se escondían, en primera porque no le parecía algo que un héroe debía hacer y en segunda, si lo descubrían podía llevarse algunos golpes.

-Es mejor ser un pervertido que un idiota-Contesto inflando su pecho con orgullo. Para una criatura como el, el sexo era algo tan normal como comer. Pero para cierto rubio atolondrado era una tarea muy complicada.

-¿Que debo hacer?-Pregunto al aire, lamentándose. El caso era que, desde hace al menos un mes su cuerpo reaccionaba de una forma muy... extraña, cuando Sasuke, su pareja, se acercaba a el vistiendo sus togas que dejaban a la vista sus piernas, sus hombros, que contorneaban su figura, su maravillosa figu...

-¡Tierra llamando a rubio idiota!-Dio un par de palmadas frente a su rostro para sacarle de su ensoñación.

-¡Basta 'ttebayo!, ¡por favor, ero-sennin!

-Ya, ya, cálmate muchacho-Poso su mano en el hombro del joven. Le ayudaría, porque después de todo le debía varios favores y también porque no podía dejar que arruinara un momento tan importante como su primera vez-ven, sígueme, tengo algo por aquí que te podría servir

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-¿Naruto?-Sasuke entro a la habitación del mencionado, ambos vivían en aquella mansión que le fue concebida al rubio de parte de los aldeanos de Atenas por sus actos de gran valentía.

-¡Sasuke!-Dio un respingo de sorpresa en su lugar, ocultando detrás de si un objeto que el azabache no pudo observar bien para saber de que se trataba.

-¿Estas bien?-Alzo una ceja, posando sus manos en su cadera. Llevaba días encerrándose en su habitación, era mas que obvio que le ocultaba algo. Y por las noches aunque le preguntara siempre se negaba a decirle.

-¡Si 'ttebayo!-Se apresuro en decir, sonriendo de forma nerviosa.

-Bueno, entonces, ven a comer ya o Kurama devorara también tu comida-Le advirtió antes de salir de aquel lugar.

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La noche llego al fin, el azabache estaba agotado, como Naruto no contaba con servidumbre el se encargaba de la limpieza mientras el rubio iba a cumplir alguna misión o un rescate. La mansión era enorme, y con su obsesión por la limpieza no podía evitar querer sacarle brillo a todo pilar que se encontrara. 

Se dio un merecido baño, y se vistió con una toga de tonos azulados, antes de tumbarse de espaldas en la cama que compartía con su pareja y cerrar sus ojos.

Naruto entro a la habitación en silencio, rogando porque Sasuke continuara despierto, sino todo lo que había planeado se arruinaría. 

Se mordió el labio, nuevamente sentía aquel arranque al verle ahí, tumbado y vulnerable, con una toga corta que se alzo ligeramente por la posición en la que se hallaba. Se ubico encima del azabache, buscando no alertarle, por lo que se acomodo suavemente sobre el sin llegar a aplastarle.

Naruto: Héroe Verdadero.Where stories live. Discover now