El recuerdo mata

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Ely se quedó dormida plenamente sobre su cama, y yo aún no podía dejar de dar vueltas en la mía. ¿Qué había ocurrido? Primero me había encontrado pasando una noche espectacular al lado de Sarah. Ella era genial, y realmente me gustaba; era todo lo contrario a Alice, factor que me llegaba a reconfortar. Y luego, me besé con Ely. Bueno, ella me beso... sin embargo yo no la detuve. Jódeme.
No sabía que había ocurrido, tan solo la recordaba besándome, y me recordaba a mí del mismo modo en el que estaba en ese instante, preguntándome cosas como ¿Por qué no la detuve? ¿Por qué me sentí tan bien con él? ¿Por qué Ely me había besado? Eran demasiadas preguntas para una mente agotada como la mía, por lo que decidí mejor irme a dormir para intentar despejar mi mente.


No funciono Mucho.


No funciono. Fin.


A la mañana siguiente sentí los inicios de una jaqueca al latirme dolorosamente la sien del lado izquierdo. Así es como yo sabía que una Jaqueca llegaría en menos tiempo del que siempre espero... Mierda. Joder. Mierda. ¡Odio las Jaquecas! 
Una de las cosas que disminuían el dolor era comer, por lo que me levanté de la cama y caminé por toda la casa hasta llegar a las escaleras y comenzar a bajarlas, escalón por escalón. 
- Creo que ya me siento mejor... - habló ella, Y me detuve al instante. 
Ahora, ¿Cómo le hablaría a Ely? ¿Con que cara? Todo se empezó a poner complicado: Vivía con Ella, al menos en la casa de sus abuelos, y aunque bonita, no era grande como la de mis padres, por lo que no me podía esconder con facilidad. En mi casa en Inglaterra, si me enojaba con alguno de mis hermanos, había un 30 por ciento de posibilidad que nos topáramos. El otro 70 era que No nos viéramos en todo el día, estando durante el mismo techo. Había tantos lugares a los que podía ir, que el verlo significaba mirarlo de reojo a lo lejos en el patio, o escuchar su voz a través de la puerta de su habitación. Allí no podría hacer lo mismo. 
Tenía que armarme de valor para hablarle. Solo había sido un beso, un insípido beso que no significo nada... Nada. Había sido Insípido. Si, Justin. Había sido insípido.... Repítelo mil veces y al final te lo terminarás creyendo. No importa que no sea la verdad. 
Bajé las escaleras.
- Buongiorno Justin. - Sonrió Nina apenas me vio bajar. - Vuoi Fare Colazione? 
- Por favor. - contesté yo. Ely me miró de reojo, y volvió a su posición anterior: ocultando su rostro entre sus manos. ¡Mierda! ¿Se sentiría mal por lo del beso? ¡Eres un Genio Bieber! 
Me senté en la primera silla desocupada que vi, justo al frente de ella. Tragué gordo al ver que no se disponía a levantar la cabeza. Nina llegó con un plato con el desayuno en sus manos, y lo dejó frente mío; Me besó el cráneo y sonrió de oreja a oreja mientras que iba y se sentaba en la cabecera de la mesa. 
- ¿Ya te sientes Mejor Principessa? - preguntó la abuela a su nieta estirando su brazo y tomándole la mano. 
- Más o Menos. - se volvió a tocar la cabeza. Y me miró. Me regaló un solo vistazo con el que me dijo todo: Recordaba el Beso. Ella lo recordaba perfectamente. Sus ojos, los cuales me miraron no muy gratamente, me lo admitían. Ella recordaba todo...






<<Elizabeth Lanteige>>






... No recordaba absolutamente nada. Y eso me frustraba de un modo inexplicable.
No le podía decir a mi abuela "¡Hey! ¡Adivina Que! ¡Anoche no se ni siquiera lo que hice, así que prepárate porque puedo salir con Embarazo, Alguna enfermedad o hasta fotos vergonzosas porque no sé lo que hice!" y tampoco me atrevía a mirar a Justin a los ojos, porque lo más seguro es que él hubiera tenido que cuidar de mí en la noche. Claro, lo más seguro es que el me llevara a la habitación, el estuviera pendiente de mi durante toda la noche hasta que me tranquilizara... 
Solamente me había emborrachado una vez en la vida, una única vez donde juré no volver a hacerlo; sin embargo anoche, al ver a Sarah y Justin mover sus labios al compás de la música, no pude retenerme a no ahogarme. Lo único que recuerdo fue que Lucille y Helena se tomaron varias copas junto a mí... y de allí, cero. 
Mi primera Borrachera fue con mi hermana y Yannin en una Fiesta del Novio de la Rubia. Era de mis primeras veces tomando, por lo que me desenfrené un poco. En cierto modo, creo que les caía mejor a las personas estando La Loca Ely Borracha, ya que al día siguiente recibí varios mensajes en Facebook y solicitudes de amistad. ¿Que había hecho? Lo único que Ronny y Yannin me dijeron era que había estado un poco zafada y que divertía a los demás de buen modo, no de un modo en que se estuvieran burlando de mí. Una vez que las personas que me agregaron a Facebook se dieron cuenta de que la "Ely Borracha" y la "Sobria" no tenían que estar ni siquiera en el mismo mapa, no me volvieron a hablar en la vida. Siendo sincera, Mejor para mí. 
- ¿Que sucede con ustedes? - preguntó mi abuela mirándonos a Justin y a mí. - Están muy callados. ¿Qué ocurrió? ¿Discutieron otra vez? - ¿Discutimos otra vez? No que yo recuerde, aunque... esa podría ser la explicación que necesitaba para poder encontrar la razón por la cual Justin estaba tan Ido. 
- Tengo dolor de cabeza. - Dijo el apresurado.
- Yo también. - me excusé rápidamente. Era lo único que le podía decir, no podía decirle algo como "Me siento mortificada por que no sé qué pasó ayer..."
- Entonces, definitivamente se la debieron de haber pasado bien anoche. - habló mi abuela animada. Tanto Justin y yo pusimos los ojos en blanco, y lo miré esta vez con miedo. Al igual que el a mí. 
¿Por qué Justin tendría esa extraña actitud? ¿Él se habría emborrachado también hasta el punto en que no recordaba nada? ¿Por eso estaba con la misma duda que yo?
- Justin sí. - dije mientras tomaba el tenedor e incrustaba un minúsculo pedazo de jamón con Kétchup. - Ya tiene novia. - hablé con Recelo, y Justin me miraba frunciendo el Ceño con el signo de duda dibujado en su rostro. 
- ¡Oh! ¡Che Sorpresa! - habló mi abuela.
La verdad era que, no lo había dicho por celos -aunque si los tuviera. Aunque me estuviera muriendo de celos. No, no fue por eso - Fue para poder desviar la conversación. En todo caso, casi le hacía un favor, ¿No? Así, si el también se había olvidado de todo podría centrarse en otro tema y terminar de desayunar sin tropiezos ni regaños, ni tampoco miradas desaprobatorias por parte de mi abuela.
- ¡Debes de presentármela algún día! 
- Es amiga de Pauly, tal vez la conozcas. - hablé otra vez, interrumpiendo a Justin al momento justo en el que iba a empezar a renegar. Mi abuela abrió los ojos exasperada, mientras que miraba a Justin con una sonrisa.
- No es mi novia... Apenas estamos Saliendo. - Muérete Maldito Justin de Mierda. - No apresures las cosas.
- Anoche no se veía que estaban solamente saliendo...
- No Sabía que tuvieras tanto interés en Ver lo que hacíamos. - Okey. Todo eso estaba llegando demasiado Lejos.
Justin me enfrentó con una cara de superioridad, mientras que yo tan solo lo miraba, irritada. De un segundo a otro volvió la imagen de ese Justin molesto que llegó en su moto hace apenas unas semanas de distancia.
- Ya no tengo hambre. - Sin decir palabra alguna, me levanté de la mesa, y me dirigí hacia la playa.







...







No llevaba mi cuaderno por haberme salido sin prepararme, ni tampoco mi laptop, por lo que tan solo veía hacia el mar. Y me relajaba. Y me entristecía.
Entendí que Era mejor no Enamorarse. Eso lo descubrí cuando una Ola rompió contra unas rocas grisáceas a lo lejos. Y tenía una Teoría:
No amor de Romanticismo, No drama. Por ejemplo, Si Romeo no se hubiera enamorado de Julieta y viceversa, hubieran seguido vivos, Hubieran sido ricos y hubieran conseguido poder. El amor era un chicle en el zapato, Molesto, asqueroso, y una vez que lo lograbas quitar, Pegajoso. Dedusí entonces que, Ser Una escritora sin Amor no estaba tan mal. Así me podía enfocar en temas verdaderamente profundos en lugar de dejarme llevar por las palabras románticas que un chico llenaría en mi cabeza. Le vi tres ventajas:


Ventaja número Uno: Siempre estaría en el centro de todo. Y no, no en modo egocéntrico, si no en mi propio centro; nunca me dejaría llevar por palabras que me desconcentraban y podría conseguir mis metas con éxito. 


Ventaja numero Dos: No drama, No dolor. Porque, lo queramos o no, uno se ilusiona. Me había pasado que escuchaba a Ronny hablar sobre "Este chico es con el que quiero pasar el resto de mi vida", y al final la relación se rompe. Y allí es donde descubres que las piezas del plato que se rompió también te cortan las manos. El recoger los pedazos de un corazón roto puede ser más doloroso que el momento en que se te quebró, ya que viene integrado con el Factor Recuerdo. Y El Recuerdo Mata. 


Ventaja Número Tres: No idiotizarse, ni olvidarse, ni ilusionarse. Sí, es tal vez igual a la Primera Desventaja.... pero es que realmente no quisiera lucir como una idiota enamorada que lo deja todo por él. Porque, así como la vida me ha enseñado, ni el amor más puro, ni el cariño más intenso, ni tampoco el odio más interno dura para siempre. Todo se acaba, todo caduca. 


En el momento en que un rayo de sol chocó contra mis ojos, me di cuenta de que estaba bien como estaba. Me di cuenta de que al final, Ser una escritora sin amor no estaba tan mal como sonaba...

Una escritora sin amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora