Momentos incomodos, Recuerdos Tormentosos, Propuestas Vergonzosas.

2.9K 108 2
                                    

Una escritora anti-romance. No estaba tan mal estar sola después de todo, no tomando como referencia la Historia entre Sebastiane y Elena. Ella lloraba desconsoladamente en su habitación, mientras que Sebastiane estaba siendo apuñalado por el padre de su amada. Ella se casaría con un adinerado dueño de una villa entera, mientras que el, pordiosero, sin poder ofrecerle más que una migaja de pan día tras día, se quedaba solo. Bueno, era cuestión de lógica: Por más enamorada que pudieras estar, no lo dejarías todo por amor; tienes que ver a Futuro, ver por los hijos que quisieras tener, tal vez la vida que te gustaría llevar. Si Elena consiguiera escapar con Sebastiane, y si llegasen a tener hijos, entonces se morirían de hambre. Si se mueren de hambre, se ponen de mal humor. Estar de mal humor provoca discusiones, lo cual significa básicamente una vida infeliz, pobre, mediocre y sin frutos. Esa maldita película me estaba haciendo pensar de más.
Ronny secó sus lágrimas cuando las letras blancas en el fondo negro aparecieron en la pantalla, mientras que yo la miraba fría, sin comprender mucho el final. ¿Terminaron juntos? ¿Quizás separados? La última escena había sido tan solo la vista del mar donde se conocieron, ¿Después? las infinitas letritas del final. Y ya, listo; se había acabado todo. 
- Que amargada. - Ronny se quejó. - ¿No te tocó ni una fibra de tu ser?
- Elena era Masoquista, Renata. - hablé claro y fuerte. - Es estúpido sufrir por placer. - Ronny suspiró, y me ignoro para después seguir sollozando un poco en silencio. 
Me levanté de la alfombra, y me dispuse a sentarme en la cama, sin embargo el sonido de mi celular en el escritorio cambió mis planes. Caminé hacia él, y me topé con una llamada de Lucille. Extrañada - por la hora - contesté deslizando el dedo sobre la pantalla.
- ¡Ely! - La voz de Lucy detonaba desespero y alucinación. Fruncí el ceño, desencajada.
- ¿Lucy? ¿Pasó algo?
- ¡Necesito Verte! ¡Ahora mismo! - sus gritos de nerviosismo me transmitieron eso mismo: nervios. Miré por sobre mi Hombro como Ronny estaba enrollando el cargador de su notebook para irse arriba a descansar.
- ¿Por qué tanta urgencia? - pregunté mirando a mi Hermana. Ronny elevó los ojos, y juntó las manos colocándolas a un costado de su rostro, diciéndome a modo de señas que se iría a dormir. Yo asentí, y ella sonrió mandándome un beso de buenas noches en el aire. Sonreí, y una vez que Ronny cerró la puerta detrás de ella pude respirar tranquila. - ¿Sucedió algo malo?
- Depende de tu punto de vista. - dijo impaciente. 
- ¿De qué estas ha...? 
- ¿Puedes salir? - me interrumpió.
- ¡¿A ésta hora?! - dije apartando el celular de mi mejilla para ver el reloj; 1:36am. Eso definitivamente debía de ser algo importantísimo como para tener tal grado de desfachatez. Devolví el celular a mi oreja. 
- ¡Ya! ¡Ya estoy a una cuadra de tu casa! - ¡Esta chica si que estaba loca!
- ¡Tienes problemas mentales!
- ¡No me dirás lo mismo cuando te cuente de lo que me entere! - dijo conteniendo el respiro; yo me sentí intranquila entonces. Contarme exactamente, ¿Qué? ¿Qué podría ser eso tan importante que tenía para decir? - Sal, hablamos en el patio. - Después de eso, colgó.
Fui hacia el perchero de la puerta y tomé una pequeña frazada. Salí de la habitación, y caminé por el oscuro y solo-iluminado-por-la-campana-en-la-cocina pasillo, hasta llegar a la puerta principal. Procuré abrirla lo más quedadamente posible para evitar los ruidos. Cuando la abrí, allí se encontraba Lucille con su cabello desaliñado y sus ojos saltones con ojeras. Abrió la reja del patio, y caminó hacia mí apresuradamente.
- ¿Todos están dormidos? - preguntó mirándome a los ojos. 
- Si. - contesté temerosa. Ella sonrió, y después soltó mi muñeca para llevar sus manos a su cabeza. Comenzó entonces a dar vueltas y vueltas, tantas que hasta llegó a marearme de tan extraña que se notaba; ¿Por qué tanta urgencia?
- Lucille, ¿Podrías...?
- Es mejor que te sientes, Ely. - Con su mano en mi muñeca, ambas nos sentamos en la entrada de la casa. Yo la miré extrañada por su actitud, mientras que empezaba a dudar realmente de su cordura. Lucy era tan capas de decir "Es la noticia del siglo", que termina siendo algo tonto, insignificante o sin importancia. Si era algo con esas características, definitivamente estaría furiosa. 
- ¿Podrías dejar el misterio de una buena vez? - Cuestioné en medio de un bufido. Lucille me miró con inseguridad, y se mordió el labio. 
- ¿Recuerdas el día en que nos emborrachamos en Fonseca? ¿Que no recordábamos nada? - Oh, Oh. Si, si lo recordaba, pues no había sido hacía mucho tiempo atrás. La pregunta de "¿Que hice esa noche?" me había carcomido unas 56 horas enteras de sueño, sin dejarme pensar. 
Asentí ante la pregunta de mi "amiga" (creo que le podía llamar así), y ella asintió del mismo modo.
- Bueno... - respiró profundo. - Te besaste con Justin. 

Mierda. 

Ja... ¿Mierda? ¡Mierda! ¡Mierda Mierda!

Mierda.

Oh... Dios.

¿Cómo era? Era como sentir un gran bloque de Hielo caer sobre tu estomago; un balde de agua helada sobre tu cuerpo. Como un perro que pierde su más preciado hueso. Si, así se sintió cuando las palabras de Lucille fueron escuchadas, analizadas y comprendidas en mi cabeza, todo en menos de dos segundos. Tenía que estar bromeando, ¿Verdad? Yo y Justin no nos pudimos haber besado, para empezar estaba el hecho de que él quería a Sarah, y no a mi, aparte de que el estando sobrio lo hubiera evitado. Lucy estaba diciendo posiblemente la tontería más grande del siglo. 
- ¡Que tonterías dices! - dije intentando reír, pero no pude. Por alguna extraña razón, no pude sacar una sonrisa verdadera, de esas que dicen "Wau, en verdad que esa fue una muy buena broma".
- Ely, hablo totalmente enserio. - tragó gordo, y su voz fue tan formal que hasta un escalofrió sufrió mi espina dorsal. Entonces... ¿Justin y yo? de solo pensar eso se generaba una revolución en todos los sectores de mi cuerpo. 
- ¿Cómo sabes, eh? - me comencé a alarmar por la simple posibilidad de que pudiese llegar a ser verdad. No podía ser verdad eso. ¡Justin y yo no nos podíamos haber besado! 
- Frank me contó. - "Oh si, Frank. Él te ama, idiota". - me dijo que Justin le había contado que tu estabas un poco loca ese día, y que lo besaste. - ¿Lucille tendría razones para inventar santa tontería? No. Cerré los ojos, procurando no gritar, aunque eso fuera todo lo que necesitaba en ese momento. 
Entonces, comprendí todo: La extraña actitud de Justin, su distanciamiento. Con eso tenía suficiente; todas las piezas estaban unidas otra vez, por fin: Justin me evitaba porque nos habíamos besado. O bueno... porque yo lo había besado. Cerré los ojos con fuerza, deseando que alguna clase de topo gigante llegara de en medio de la tierra y me comiera, vivir en su estomago y ocultarme del resto del mundo. Dios... Justin y yo, nuestros labios juntos, besándonos. Tenía que ser una broma. 
- ¿Nada mas te dijo eso? - pregunté con un hilo de voz. 
No sabía que era peor: Si el hecho de Saber que ahora Justin seguramente me tomaba como borracha irresponsable, atrevida e igualada, o saber que lo había besado y no recordarlo. No recordar el sabor de sus labios sobre los míos, ni tampoco poder saber su reacción escrita en los ojos.
- Si. - habló la pelinegra al final. Lanzó una pequeña risita, y miró hacia la calle. Yo me mantuve callada; por una extraña e ilógica razón, me entristeció el hecho de saber que, al final, todo se quedaría en un beso que no recordaba. Ni más, ni menos. Allí... eso sería lo último que tendría de Justin Bieber. - ¿Por qué tan callada? - preguntó lanzando una risita.- Fue solo un beso, todos hemos...
- Esto es diferente, Lucy. - hablé seca. ¡Mierda! Lo único que quería hacer era ocultarme debajo de una roca y llorar largo y tendido toda la noche. 
- ¿Diferente? Yo no le veo la diferencia. - Habló sin percatarse de nada. - ¡Ja! Si no te conociera bien diría que... - se detuvo en seco. Mantuvo sus ojos en la calle, pensativa. Su expresión facial cambió; luego me buscó con los ojos. Los abrió y me miró de tal modo que supe que sí... había adivinado. - Ely, ¿A ti...?
- Estoy agotada, Lucille. - Contesté esquivando sus palabras. Sabía que frase seguía de esa, y siendo franca no quería escucharla, y menos quería que más gente lo supiera. Ya era bastante tener que lidiar con Ronny y sus miradas de "Deberías de decirle que lo quieres", como para tener que aguantar a Lucille con vistazos disimulados que seguramente serían algo como "Yo que tu, lo beso de nuevo". 
- ¿Te gusta Justin? - Me puse de pie, y me detuve en cuanto escuche sus palabras. Cerré los ojos; esas palabras hasta sonaban dolorosas.

Sonaban a un amor imposible.

A una esperanza rota.

A una chica tonta, enamorada de un idiota ciego.

Lucille se mantuvo en silencio, mientras que yo deseaba más que nunca ser invisible otra vez, más o menos como cuando estaba en High School en Boston y era un fantasma en los pasillos, así. No deseaba tener que lidiar con eso; realmente quería poder dormir en la noche. 
- Se va a ir, Ely. - habló Lucy, de un modo casi cruel, aunque esa no era su intensión. Lo que ella quería era ayudar, pero ¿Quien ayuda a u estúpido sistema emocional a sanarse, si ni el mismo sabe que está mal? La única que me podía ayudar en ese momento era mi cabeza, que mi cabeza volviera a reinar y desterrara todas esas ideas del romanticismo empalagoso y mediocre. Quizás con eso tenía.
- Lo se, Lucy. - suspiré.
- ... Y Sarah también lo quiere. - cerré los ojos aun con mas fuerza que antes. 
- Si. Lo se perfectamente. - hablé de tal modo que no dio hincapié a que dijera nada mas.
Nos quedamos minutos en silencio, minutos enteros y largos, minutos donde yo aguantaba las lagrimas y ella aguantaba el aire. Me sentí patética. Era, patética. - Quiero estar sola. - hablé finalmente. 
Sin decir palabra alguna, caminé hacia la puerta y la abrí. Entonces, Lucille abrió.
- ¿Te puedo decir algo? - dijo elevando la voz para que pudiera escucharla. Yo levanté mi rostro caído, y la miré de reojo por sobre mi hombro. - Me caes mejor que Sarah. - sonrió de oreja a oreja, y se cruzó de brazos. Ese comentario de algún modo me hizo sentir bien conmigo misma.







...







No podía mirarlo. No tenía el valor, y tenía suficiente cordura como para percatarme de que era mejor no hablar sobre ese incomodo tema. ¿Cómo había sido el beso? Lo único que sabía, gracias a los chismes a Medias De Frank era que yo lo había besado a él. Si no, hubiera dicho un "Se besaron" en lugar de un sutil "Ely estaba un poco loca y lo besó". Ese era posiblemente el momento mas vergonzoso de toda mi vida, superando por mucho mi momento en esa fiesta a la que fui con Yannin y Ronny, tal vez por el hecho de que Justin si me importaba, no como esos idiotas, los cuales me daba totalmente lo mismo lo que pudieran llegar a decir. 
Me dispuse a mirar fijamente hacia mi plato del desayuno. No a él. No, no quería verlo a él. Bueno, si querría si no supiera que lo había besado, pero como sabía lo mejor era apartar la vista. 
- ¿Cuando te iras entonces? - preguntó en tono triste mi abuela. Si se había encariñado bastante con el en esas semanas... tal vez un poco mas lo que debió de haberlo hecho.
- En dos días. - contestó Justin en el mismo tono apagado que mi abuela. Nina hizo una mueca con sus labios, mientras que Justin sonreía desanimado. Mi abuelo carraspeó su garganta, y suspiró escandalosamente. 
- No hay que hablar de cosas malas. - dijo Ulises. - actúan como si ya fuera la despedida. Mejor hay que aprovechar estos dos días. - dijo intentando animar a mi abuela y a Justin. E inconscientemente, a mí. - ¡Ely! ¿Como vas con tu ensayo? - Genial... de una tragedia, a otra.
Mi ensayo iba tan bien como el titanic debajo del mar, como la lapida de Romeo y Julieta y como mi vida amorosa. Lo que quiere decir: Fatal, trágico y vacía. 
- Aun no tiene nada. - Aclaró Ronny con una mueca en el rostro. Yo suspiré.
- Creo que es demasiado sol. - bromeé, procurando aligerar el ambiente, aunque no pareció tener resultados. Justin me miró entonces por primera vez, pero yo no tuve el valor para mirarlo de vuelta. 
Nos mantuvimos en silencio por otros largos minutos.
Hasta que Ronny tuvo una idea. Siempre pasaba igual: estando sentada frente a mi, fui la primera en percatarme de como elevaba su vista con sus ojitos resplandecientes. Eso era algo como "Tuve la mejor idea que alguna vez pudiera llegar a la mente de alguien".
- ¡Ya se! - exclamó feliz, con una sonrisa que apenas le cabía en el rostro. Me miró, pero... no. Era una mirada de "Me vas a amar", lo cual usualmente significaba algo como "Esto te incumbe a ti". - ¿Que tal si aprovechas para ir a Inglaterra, Ely?
- ¿Eh? - pregunté alarmada. ¡Lo sabía! Las ideas de Ronny respecto a mi jamás eran buenas, y siempre involucraban algo que no me agradaría. Su sonrisa no se iba del rostro; yo no me atrevía a mirar hacia otra parte en toda la mesa. No quería ver la reacción de mi abuela o de mi abuelo, y ni se diga la reacción de Justin. Solamente quería que dijera algo como "Es una broma". 
- ¡Si! ¡Tu misma lo dijiste! ¡Mucho sol en Italia! - ¡Estaba loca! ¡Ronny estaba loca! - Tal vez necesitas conocer nuevos lugares realmente. 
- Ronny... No lo encuentro muy lógico. - mascullé entre dientes, queriéndola matar con la mirada. 
- ¡Claro que si! siempre me has dicho que te inspira mas la lluvia; tal vez necesites un poco de obscuridad, ¿Que mejor que Inglaterra para eso? Llueve Noventaicinco por ciento del día.
- ¡Esa idea es fantástica! - exclamó mi abuela. Justin se mantenía callado tan solo observando la conversación... ¡Que vergüenza! - Mira, principessa. Puedes aprovechar que Justin irá para no llegar sola, y que te recomiende un buen Hotel. Te quedas ahí por algunos días, escribes, te inspiras en Inglaterra y vienes a completarlo aquí. ¿No es fantástico?
No. 
No, no lo era.
No lo era porque era abusar de la confianza de Justin, y eso... eso ya lo había hecho con el beso. Un beso que ni siquiera recordaba. 
- ¿Te parece buena idea, Justin? - preguntó Ronny, incluyéndolo en el plan por primera vez. 
Era obvio; estaba incomodo por el asunto del beso. Ahora lo veía tan claro...
- Si eso te ayuda Ely, - me habló, y yo levanté la vista. Eran las primeras palabras largas entre nosotros desde que me había dicho lo de la boda de su hermana. - Por mi no hay inconveniente. - Sonrió, y yo tragué gordo. No quería ir a Inglaterra, pero al mismo tiempo deseaba realmente poder pasar mas tiempo con Justin, no importaba que fueran solamente las 16 horas de Avión. 




Una escritora sin amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora